Un anciano fue observado buscando alimentos en Santiago de Cuba este miércoles, una clara señal del empeoramiento de la crisis económica y de cómo las personas vulnerables se ven obligadas a buscar medios de supervivencia.
El comunicador Yosmany Mayeta publicó las fotografías en Facebook, señalando que no es la primera vez que comparte contenido de este tipo en la red social, y además mencionó que fueron tomadas en el Centro Urbano José Martí.
“Con la difícil situación que presenta la isla, se está viendo a diario estas lamentables escenas, donde personas de la tercera edad y la mayoría jubilados, buscan entre la basura algo de comida para poder subsistir”, alertó el periodista independiente.
Sin embargo, en algunas ocasiones estas personas efectivamente escarban entre los desechos con la esperanza de encontrar restos alimenticios, que luego venden a los criadores de puercos como una forma adicional de ganarse la vida en medio de la aplastante inflación económica.
La triste realidad de ancianos en condiciones de mendicidad, buscando comida en la basura, se repite en varias ciudades cubanas.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció en abril último el aumento de la mendicidad en el país y compartió videos que evidencian el incremento de este problema.
La situación se vuelve cotidiana en las provincias de Camagüey y Santiago de Cuba, alertó la organización no gubernamental en un video publicado en la red social X.
La mendicidad en Cuba es una realidad que el gobierno no puede esconder como hacía en tiempos pasados. Los números de un año a otro, dan muestras de aumentos significativos en la extrema pobreza en la isla.
Según el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), en Cuba se han registrado 3 mil 690 personas deambulantes entre el año 2014 y el 2023, recoge un reportaje del oficialista periódico Trabajadores publicado en abril último.
Una cifra enmascarada que no acopia a aquellos que por diferentes razones, han tenido que recurrir a mendigar frente a las iglesias, o ante los pocos turistas, que cada año llegan a la isla caribeña.
Tampoco están allí los que por los altos precios, la escasez de alimentos y los bajos salarios en las pensiones han tenido que recurrir a “bucear” en la basura, en busca de un sustento para sus frágiles estómagos.
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