Leandro Naun, un cura católico nacido en Santiago de Cuba, ha presenciado de cerca las manifestaciones de violencia que reflejan la frustración, impotencia y malestar de los cubanos.
El párroco cubano contó al portal de noticias 14 y Medio que la clave está en comprender la “impotencia reprimida” que tiene el cubano que es capaz de descargar su ira y su frustración a golpe de machete si llega el caso, un ejemplo que conoce muy de cerca.
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Un año atrás, su familia fue víctima de la agresividad: tres ladrones usando máscaras violentaron la casa de sus padres, en las afueras de Santiago de Cuba, y le propinaron una paliza a su madre y un machetazo al padre.
Naun recordó que “mi papá sobrevivió a ese ataque que casi le cuesta la vida”. Sin embargo, de esa experiencia llegó a la conclusión que “la violencia (en Cuba) seguirá en aumento y es directamente proporcional a la frustración, impotencia y malestar que vive la población”.
Al respecto, señaló al portal de noticias que “se nota en las miradas de la gente, en las expresiones duras que, incluso entre vecinos y familiares, se lanzan”.
Según el clérigo, "el ánimo general está en el piso", lo cual refleja el malestar generalizado de la ciudadanía debido a la escasez de alimentos y medicinas, además de los molestos apagones.
“Quizás los días de fiestas y borracheras sean una pausa en medio de tanto sufrimiento, como los días de asueto del negro esclavo del ingenio: ‘¡Qué bueno es el amo!’, decían mientras danzaban como si el mañana no existiera. Frágil es en el pobre la memoria del ayer”, relexionó a 14 y Medio.
Naun explicó que la realidad, en las zonas montañosas del oriente de Cuba, es muy diferente al resto del país.
"En los lugares sin acceso a internet es otro mundo narrado por la prensa oficial", afirmó, destacando que en estos sitios es común experimentar sufrimiento en silencio y sentirse invadido por la desesperanza.
Considera que, en ese contexto, los templos son lugar para la tolerancia.
Siente, además, que tiene el deber de hablarle a todos por igual: “En el mismo banco se sienta la responsable de la Federación de Mujeres Cubanas, la jefa del Comité de Defensa de la Revolución y una madre con su hijo preso desde el 11 de julio”.
En relación con el tema de la migración, fenómeno del cual no escapa la religión católica en Cuba, Naun explicó que muchos curas y monjas también han huido de la miseria en Cuba.
Sin embargo, él no los critica y consideró que todo aquel que lleve el sentimiento de ser misionero, debe poder viajar.
Además, es del criterio que irse tampoco te libra de Cuba, señalando que la nostalgia encadena al emigrante, por no hablar de la familia que se deja atrás y de la cual nadie se desentiende.
No obstante, admitió que admira a quienes han decidido quedarse a vivir en Cuba pese a las presiones del Gobierno y la Seguridad del Estado, y mencionó a Nadieska Almeida y a Alberto Reyes.
Ellos son “como voces que claman en el desierto”, citando a Reyes, y además deben aguantar “incomprensiones de un lado y del otro, de una orilla y de la otra”, apuntó el portal web citado.
Cada día Naun recorre varias comunidades montañosas de Santiago de Cuba, y en su Toyota gris reparte alimentos a varias personas, incluso antes de que lleguen los mandados a la bodega. Su presencia reconforta y brinda esperanza.
Sus vivencias cotidianas, las personas con quien interactúa, alimentan un canal de YouTube que sirve a la vez de denuncia. “Cada día debemos improvisar, cambiar y reorientar el camino”, apuntó.
“Todo es inestable en mi entorno de trabajo. Todo es frágil y efímero como la hierba del campo. Todo es peligroso: decir, pensar o actuar”, señaló, evidenciando las presiones que vive día a día, también insinuando las miserias humanas que le ha tocado ver y tratar de dar esperanza, cuando mínimo.
Y a pesar de todo, afirmó: “No hay nada más subversivo que vivir y ser feliz allí donde muchos apenas sobreviven”, demostrando el optimismo que siempre le acompaña.
No es la primera vez que un cura católico advierte sobre el alza de la violencia en Cuba, además de sus consecuencias.
Recientemente, el sacerdote Alberto Reyes, de la Arquidiócesis de Camagüey, consideró que la violencia en Cuba no es un fenómeno que involucra exclusivamente a los jóvenes, sino "algo generalizado".
En declaraciones a Martí Noticias el padre expresó su preocupación ante el clima de violencia y tensión reinantes en la sociedad cubana, a raíz de la pelea multitudinaria el fin de semana en La Finca de los Monos de La Habana, donde seis adolescentes resultaron heridos, según la estadística del gobierno.
"Sí, hay un aumento muy significativo de la violencia. De hecho, estamos preocupados, asustados (…), ya no se sale con la misma confianza de antes. Es un fenómeno nuevo y muy preocupante. Yo creo que el elemento joven lo hace más dramático, pero es algo generalizado", subrayó.
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