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El 25 de marzo de 2024, el luchador cubano Yasmani Acosta Fernández (Matanzas, 1987) avisó a sus seguidores de Instagram del inicio de "la preparación más importante y más dura" para su próximo desafío: los Juegos Olímpicos de París. Según escribió hace casi cinco meses, tenía previsto estar varias semanas fuera de Chile entrenando al más alto nivel para la "batalla final". Lo veremos batirse por su clasificación para la final de lucha, en los 130 kg, el martes 6 de agosto a partir de las 11.00 horas.
"En el lado izquierdo de mi pecho, debajo de mi puño, cerca del corazón, ahí estás Chile", escribió el deportista nacido en Agramonte, una localidad del municipio matancero de Jagüey Grande, y nacionalizado chileno en 2018.
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Yasmani Acosta llega a los Juegos Olímpicos de París con 36 años y una carrera llena de éxitos en lucha libre y lucha grecorromana. Hace un mes estuvo en una competición en Polonia, midiendo cómo iba de peso corporal, porque tenía que hacer ajustes antes de llegar a París, pero también corrigiendo detalles, para salir de los Juegos Olímpicos con una medalla. "Cuando hay rivales fuertes es cuando salen todos esos detallitos que hay que mejorar", dijo en una entrevista concedida a CooperativaFM.
Yasmani Acosta empezó en este deporte con 10 años y en su adolescencia consiguió el oro en el Campeonato Panamericano júnior, de 2008, y en Colombia 2011. Luego fue a competir al Campeonato Panamericano de Santiago de Chile en 2015 y se quedó. No regresó a Cuba. Estuvo dos años trabajando como guardia de seguridad y sin entrenar hasta que regularizó su situación y volvió a las competiciones internacionales. Para entonces ya tenía residencia en el Centro Olímpico de Chile.
De esos primeros años, recuerda lo mucho que echó de menos a los suyos y la incertidumbre de saber si había tomado o no la decisión correcta. "Soy muy casero. No soy de salir y sufrí bastante", dijo en referencia a la separación de su familia.
En cuanto pudo competir por Chile, se le olvidó todo ese sufrimiento. Inmediatamente volvió al podio con una plata en los Panamericanos y un bronce en los Campeonatos del Mundo. En los últimos Juegos Panamericanos de Santiago 2023 consiguió un bronce, aunque él aspiraba al oro. En los Juegos Olímpicos de Tokio no perdió ningún combate y quedó quinto en un desempate. Le dieron un diploma olímpico que nunca recogió porque asegura que no fue allí a participar sino a conseguir una medalla.
Yasmani Acosta primero invitó a su madre a Chile. Llevaba seis años sin verla y justo ella llegó cuando él estaba en los Juegos Olímpicos y fue ella quien lo recibió a él en el aeropuerto. Luego él pudo entrar a Cuba y asegura que lloró mucho al ver a sus vecinos, a la gente del barrio donde había crecido y donde todos lo cuidaban de niño. "Es lindo poder encontrarse con esas personas".
De su paso por los juegos en la capital de Japón habla con amargura. "Tokío todavía me duele mucho y es algo que voy a usar a mi favor. Siento que no fui favorecido por los árbitros, pero no quiero pensar así. No quiero pensar en excusas. Los árbitros son parte de mis rivales. Es difícil porque son rivales fuertes y aunque ellos no quieran, hay que luchar contra ellos y convencerlos", reflexionó años después.
Yasmani Acosta es consciente de que cuando se pelea en unos Juegos Olímpicos se compite contra los mejores. "Los que llegan, llegan por algo, porque son los mejores de su región" y, por eso, admite que no se les gana por grandes diferencias porque "son peleas muy ajustadas". Esta vez, en París, saldrá a pelear a sabiendas de que el árbitro hará todo lo posible por tumbarlo. Por eso piensa darlo todo para que no quede nada en manos del arbitraje.
Su futuro después de los Juegos Olímpicos de París no lo tiene decidido aún. "Voy a evaluarlo porque no me gusta ir a los Juegos a participar, me gusta ir a por una medalla". No por la edad, porque el cubano Mijaín López tiene 42 años y es cuatro veces campeón olímpico. Acosta explica que esto se debe a que al ser atletas de pesos más altos, en esta categoría se mide más la fuerza que las habilidades físicas o acrobáticas, que se van perdiendo con el paso del tiempo.
Sabe que juega con desventaja porque sus rivales cubanos entrenan once meses antes y él apenas ha tenido cuatro para prepararse, pero no quiere agarrarse a esas excusas para justificar nada. Quiere una medalla y saldrá a luchar por ella.
Él es uno de los 20 deportistas cubanos que compiten en estos Juegos Olímpicos de París con otras banderas. Trece naciones cuentan con el talento de los nacidos en la isla. Otros dos compatriotas fueron seleccionados para integrar el Equipo de Refugiados: el canoísta Fernando Dayán Jorge y el pesista Ramiro Mora.
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