Cada 7 de septiembre los cubanos celebran una de las festividades religiosas más importantes del calendario sincrético: la fiesta en honor a la Virgen de Regla, en la religión católica, y a Yemayá, en la santería cubana.
Esta fecha marca un día especial en el que la espiritualidad de los fieles católicos y los creyentes de la santería convergen en un acto de devoción y respeto hacia dos figuras que, aunque proceden de tradiciones religiosas distintas, representan lo mismo para sus seguidores.
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La Virgen de Regla: Protectora de los navegantes
La Virgen de Regla, una representación de la Virgen María, es venerada como la patrona de los navegantes y protectora de la bahía de La Habana. Su iglesia principal se encuentra en el poblado de Regla, una localidad al otro lado de la bahía habanera, donde miles de fieles se congregan para rendirle homenaje.
En la tradición católica, la Virgen de Regla es una imagen de la Virgen negra, la cual fue traída a Cuba por los colonizadores españoles, quienes habían heredado esta devoción de la región de Andalucía. Con el tiempo, su culto se enraizó en la isla, donde se le considera protectora de los pescadores, marineros y todas aquellas personas cuyas vidas dependen del mar.
Yemayá: La diosa del mar
Por otro lado, Yemayá es una de las deidades más veneradas dentro de la santería, la religión afrocubana que tiene sus raíces en el culto yoruba traído por los esclavos africanos a Cuba. Yemayá es la madre de todos los orishas (dioses) y se la conoce como la reina del mar, protectora de las aguas saladas y fuente de vida, tanto para los seres humanos como para la naturaleza.
En la santería, Yemayá es venerada por su fortaleza, sabiduría y capacidad de proteger a sus hijos de los peligros del mar y de la vida. Los devotos la identifican con el poder maternal y, al igual que la Virgen de Regla, la asocian con la protección de los navegantes.
Un sincretismo profundo
El sincretismo religioso cubano ha jugado un papel fundamental en la coexistencia y fusión de creencias.
La figura de la Virgen de Regla se asoció con Yemayá debido a las similitudes en sus atributos: ambas son protectoras del mar, tienen un carácter maternal y son invocadas para obtener protección y guía en momentos de dificultad.
Esta fusión religiosa es un ejemplo claro de cómo los esclavos africanos integraron sus creencias dentro del marco de la religión impuesta por los colonizadores europeos, creando una amalgama que perdura hasta hoy.
El 7 de septiembre, miles de personas acuden al santuario de la Virgen de Regla para rendir tributo. Muchos de ellos visten de azul, el color que identifica a Yemayá, y llevan ofrendas como flores, frutas y velas.
La jornada incluye misas católicas en honor a la Virgen y ceremonias religiosas de la santería en honor a Yemayá, creando una atmósfera de profundo respeto y devoción.
La festividad en Regla
El poblado de Regla se convierte en el epicentro de la celebración, donde la iglesia de la Virgen recibe a numerosos fieles que participan en misas y procesiones.
Mientras tanto, los practicantes de la santería llevan a cabo ceremonias en las playas y en el mar, invocando a Yemayá y pidiendo por su protección y bendiciones.
Durante todo el día, se realizan ofrendas y cantos, acompañados de tambores batá, típicos de los ritos yoruba, y el sonar de campanas católicas en la iglesia.
Es común que los devotos combinen ambos ritos, ya que muchos cubanos profesan una espiritualidad que integra tanto elementos católicos como de la religión afrocubana, lo que refuerza el carácter sincrético de la festividad.
Un refugio espiritual ante la eterna crisis
La celebración de la Virgen de Regla y Yemayá no solo es una muestra de fe, sino también de resistencia cultural. A través de esta celebración, los cubanos han mantenido vivas sus raíces africanas a lo largo de los siglos, fusionándolas con las tradiciones católicas y creando una identidad única que sigue presente en la vida religiosa y cultural de la isla.
Este 7 de septiembre la devoción popular volverá a llenar las calles de Regla y las costas de toda Cuba con ofrendas, oraciones y ritos, en un homenaje a estas dos figuras poderosas que representan la unión de dos mundos: el europeo y el africano. Una celebración que trasciende las fronteras religiosas y culturales, uniendo a un pueblo en torno a su espiritualidad y tradición.
En un momento de profunda crisis económica y social en Cuba, la fe -ya sea católica o afrocubana- se convierte en un refugio espiritual para miles de cubanos que enfrentan grandes dificultades diarias.
Tanto la devoción a la Virgen de Regla como el culto a Yemayá brindan a los fieles una fuente de esperanza, consuelo y fortaleza para sobrellevar la escasez y las adversidades que marcan la vida cotidiana en la isla.
En medio de la incertidumbre, estas creencias ofrecen una vía de escape, un espacio donde los devotos pueden depositar sus preocupaciones y encontrar el apoyo que no siempre llega a través de otros medios.
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