Una persona en La Habana denunció públicamente en las redes sociales que su perrita, de raza pequinés y cuatro años de edad, falleció tras no recibir atención en una clínica veterinaria estatal.
Cyrex Vega denunció en el grupo de Facebook “Sociedad protectora de animales en Cuba” que, al notar que su mascota tenía dificultades para respirar, la llevó a la clínica ubicada en 29 entre 62 y 64, Buenavista, en el municipio Playa, por ser la más cercana a su hogar.
Vega recalcó que a pesar de que el veterinario aún se encontraba en el lugar, este se negó a atender a la perrita, alegando que ya había cerrado su jornada laboral, y sugirió que se dirigiera a otro lugar.
Indicó que el veterinario era un joven de poco más de 30 años, de tez blanca.
Desesperada, la persona dueña de la mascota intentó llevarla a una clínica particular en 7ma y 92. Sin embargo, durante el trayecto, la perrita sufrió un paro respiratorio.
Apuntó que los veterinarios de la clínica privada intentaron reanimarla durante más de 30 minutos, pero lamentablemente no lograron salvarla.
En la sección de los comentarios, la mayoría de las personas han coincidido en señalar la indolencia del joven veterinario, su actitud poco profesional y la falta de amor por el oficio.
Aunque en su denuncia Vega subrayó la actitud del veterinario, la realidad que enfrentan los defensores de los animales en Cuba está más ligada a la escasez de recursos en las clínicas estatales y a los altos costos que deben afrontar en las clínicas privadas.
En varias ocasiones, los defensores de animales han manifestado su indignación por el cierre de clínicas veterinarias, lo que refleja la escasa atención que el régimen presta a este tipo de servicio de salud.
La Clínica Veterinaria de Animales Afectivos La Playa, la única de gestión estatal en la ciudad de Matanzas, capital de la provincia homónima, fue cerrada debido al deterioro de la instalación.
Una situación similar ocurrió en La Habana, donde los animalistas cubanos denunciaron el cierre de una clínica veterinaria estatal, calificándolo como una sentencia de muerte para los animales que dependen de estos servicios.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: