Cuba comenzará a implementar en octubre un modelo experimental de siembra de arroz híbrido en varias regiones del país, en colaboración con Vietnam, se anunció este viernes, en el contexto de la visita oficial que realiza el presidente To Lam a la isla.
El régimen cubano informó en sus medios oficiales que este esfuerzo busca aumentar la producción agrícola y mejorar los rendimientos de este cultivo esencial en la dieta de su población.
El proyecto, que se desarrollará en la Finca Pellejero, ubicada en Güines, será impulsado por el Grupo Agroforestal de Mayabeque y contempla la siembra de semillas híbridas importadas de Vietnam.
En esta primera etapa, se prevé cosechar 1,500 hectáreas, con un rendimiento promedio estimado de siete toneladas por hectárea, destacó el medio gubernamental Cubadebate.
Nguyen Thi Thom, directora de Agri Vma, la empresa vietnamita responsable de la iniciativa, destacó que, tras la cosecha, se realizarán intercambios sobre las técnicas aplicadas y se brindará asistencia técnica para asegurar el éxito del cultivo.
Será la primera vez que se cultiva arroz híbrido en el territorio cubano, que enfrenta una grave crisis de producción y de alimentos que aparentemente lo obliga a ignorar su propio discurso contra los cultivos transgénicos.
William Nieblas Rivas, productor a cargo de la finca, mencionó que las semillas han mostrado una buena adaptación al suelo cubano.
“Los vietnamitas no conocían nuestras tierras y nosotros no conocíamos sus semillas”, afirmó.
Para la próxima campaña de frío, que comenzará en noviembre, se proyecta el cultivo de más de 15,000 hectáreas de arroz en diversas regiones de Cuba. “Esta cosecha, al igual que la anterior, será donada a la patria cubana”, aseguró Nguyen Thi Thom.
En 2020 campesinos cubanos comenzaron a sembrar maíz híbrido transgénico, porque los expertos creían que este maíz permitiría controlar la palomilla del maíz, una de las plagas más graves de la agricultura en el país.
Acerca de los riesgos de estas prácticas en el país, la experta del CIGB recalcó que habían podido demostrar la seguridad alimentaria de ese maíz.
“Se hicieron pruebas toxicológicas en el Centro Nacional de Toxicología, en su aspecto genético e incluso para la parte ambiental, que demostraron la inocuidad de estos transgénicos”, dijo.
Tras años de prácticas ineficientes en el sistema agrícola estatal, el gobierno se ve obligado cada año a destinar millones de dólares a la importación de alimentos que podrían obtenerse en las tierras cubanas.
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