Régimen cubano solicita oficialmente su incorporación a los BRICS

Aunque aún no se ha confirmado si será aceptado, el régimen cubano parece decidido a continuar buscando alternativas para colocar su agenda en nuevos espacios geopolíticos. Una agenda que tiene más de 60 años y que consiste, básicamente, en perpetuarse en el poder.

Díaz-Canel y delegación cubana en Sudáfrica y Vladimir Putin © cubaminrex.cu - kremlin.ru
Díaz-Canel y delegación cubana en Sudáfrica y Vladimir Putin Foto © cubaminrex.cu - kremlin.ru

El régimen cubano solicitó formalmente su ingreso como "país socio" al grupo BRICS, una organización internacional compuesta originalmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a la que se han sumado nuevos miembros recientemente.

Esta acción fue confirmada por el director general de Asuntos Bilaterales del ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Miguel Pereira, a través de su cuenta en la red social X.

Pereira explicó que la solicitud fue realizada mediante una carta dirigida al gobernante ruso, Vladimir Putin, quien ostenta la presidencia del BRICS este año.

Según el funcionario, la adhesión de Cuba a este foro representa una oportunidad para fortalecer su posición en la geopolítica global y unirse a lo que considera un grupo clave para los intereses de los países del Sur Global. En su mensaje, resaltó el potencial del BRICS para ofrecer una alternativa económica y política frente a los bloques dominados por potencias occidentales.

El interés cubano en el BRICS no es una sorpresa, ya que el régimen lleva tiempo buscando aliados internacionales que le permitan mantener a flote una economía que hace aguas por todos los flancos, una condición que permitiría al régimen mantenerse en el poder, verdadero móvil de la cúpula dictatorial.

El acercamiento a los BRICS también se enmarca dentro de una serie de acciones diplomáticas recientes que buscan consolidar las relaciones del régimen totalitario de La Habana con potencias emergentes como Rusia, China e India.

El apoyo de Rusia y China

Durante su reciente visita a Rusia, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, participó en una reunión de cancilleres del BRICS en la ciudad de Nizhni Nóvgorod.

En dicho encuentro, Rodríguez reiteró "el deseo de Cuba de integrarse al grupo", destacando las "excelentes relaciones" que mantiene con Rusia. Además, subrayó la necesidad de que los BRICS desempeñen un papel más activo en la reforma del sistema financiero internacional, uno de los objetivos fundamentales del régimen cubano para intentar mejorar su situación económica.

Rodríguez aprovechó la ocasión para defender la creación de mecanismos financieros dentro de los BRICS que favorezcan el comercio y las inversiones entre sus miembros, con particular énfasis en la cooperación en áreas como la agricultura, las energías renovables y la producción de alimentos, sectores clave para mitigar la crisis alimentaria mundial.

El canciller también destacó el papel del Nuevo Banco para el Desarrollo de los BRICS, que, según él, permitiría a Cuba acceder a financiamiento en condiciones más favorables que las que podría obtener de instituciones financieras dominadas por Occidente, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial.

Antes de su parada en Rusia, Rodríguez había visitado China, donde el gobierno de Xi Jinping reafirmó su apoyo al régimen cubano. En este contexto, ambos países se comprometieron a intensificar la cooperación económica y a buscar nuevas vías para ayudar a la isla a enfrentar su profunda crisis interna.

BRICS como “tablita de salvación” para el régimen cubano

Tras el impulso inicial y las expectativas generadas, el bloque de los BRICS ha ido perdiendo fuelle en la medida en que las “ambiciones imperiales” y de “potencia” de los países que lo integran han entrado en colisión, generando desconfianza y recelos entre los miembros.

Lastrado por el peso de la retórica propia de los foros multinacionales, en la que los objetivos, principios y planes de acción no pasan de expresiones de “buenas intenciones”, los BRICS han visto fracasar sus tímidos intentos de crear un sistema financiero más inclusivo y menos dependiente del dólar estadounidense.

La invasión rusa de Ucrania, las tensiones geopolíticas derivadas del enfrentamiento de China y Estados Unidos en el plano comercial y de espionaje, y la poca flexibilidad de sus miembros, casi todos países con gobiernos autoritarios o contrarios al orden liberal, han ralentizado el proceso de integración en un bloque al que se han incorporado recientemente países como Egipto, Irán y Arabia Saudita.

Para el régimen cubano, la posibilidad de ingresar a este bloque representa una esperanza de aliviar su situación económica y política, en un momento en el que enfrenta uno de los peores momentos de su historia reciente.

Aunque aún no se ha confirmado si su solicitud será aceptada (también Siria solicitó su ingreso), el régimen cubano parece decidido a continuar buscando alternativas para colocar su agenda en nuevos espacios geopolíticos. Una agenda que tiene más de 60 años y que consiste, básicamente, en perpetuarse en el poder.

En un momento de gran inestabilidad en el escenario internacional, con guerras abiertas de países con gran influencia sobre el régimen cubano, como Rusia y China (que libra su particular batalla comercial y de espionaje contra Estados Unidos), la integración de Cuba en los BRICS plantea interrogantes sobre la capacidad del régimen de defender la soberanía y no plegarse a cesiones territoriales o actividades comprometedoras inducidas por las “potencias amigas”.

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