Tras el devastador paso del huracán Oscar por la provincia de Guantánamo, los testimonios de los afectados ponen en duda las cifras oficiales proporcionadas por las autoridades cubanas, que reportaron siete muertos como saldo oficial. Una vecina de San Antonio del Sur, uno de los municipios más golpeados, asegura que la realidad es mucho más crítica y que las muertes y desapariciones superan ampliamente lo comunicado.
“De hecho, hay una pareja, un matrimonio con un niño de siete años. Los padres fallecieron y no se dieron a conocer. Al niño lo arrastró el río, pero logró agarrarse a una mata de coco. ¡Gracias a Dios está vivo! Pero a esos padres no los han dado como fallecidos”, relató la mujer, mostrando la gran discrepancia entre lo que se vive en las comunidades y lo que se divulga oficialmente. Añadió que, según su tía, en San Antonio del Sur y en los alrededores, entre los vecinos se calculan entre 17 y 20 muertos, “porque en esos municipios todo el mundo se conoce y realmente hay muchísimos más muertos”.
El poblado de San Ignacio, uno de los más perjudicados, quedó completamente sumergido bajo el agua. La afectada comentó que en la zona donde vive su familia, el agua tapó incluso el techo de las casas. En municipios como Imías, aunque el nivel del agua ha comenzado a descender, hay áreas que siguen siendo inaccesibles.
Otro testimonio revela que, de manera extraoficial, se manejan cifras de más de 76 desaparecidos en las poblaciones más afectadas. En municipios como San Antonio e Imías, que son zonas costeras con gran densidad poblacional, muchas personas continúan esperando sobre las placas de sus casas a que el agua baje para poder ser rescatadas. En total, se estima que la cantidad de lluvia acumulada en la región ha superado los tres metros. "Ha habido problemas en la estructura del puente, lo que limita el acceso, la carretera no es transitable. Solo es posible llegar al poblado cabecera, y el acceso a otras comunidades requiere mucho más tiempo." señaló.
“Muchos residentes tuvieron que abandonar los pueblos y buscar refugio en las montañas y la esperanza es que hayan logrado salir hacia otras comunidades". El joven ha señalado que los lugareños estuvieron tres días sin saber nada, pensaron que era solo una lluvia intensa, pero la presa Pozo Azul colapsó. La gente se acostó a dormir y de repente el agua comenzó a entrar en las casas. Los que vivían en casas de dos plantas pudieron refugiarse en las placas, pero el agua subió tanto que aún así alcanzo a algunas familias”,
Este mismo voluntario, que trabaja en la entrega de alimentos y productos básicos a los damnificados, detalló el proceso que se sigue para informar sobre las personas que han sobrevivido y que se encuentran en sitios aún inaccesibles. Explicó que quienes logran llegar hasta las comunidades afectadas toman notas con los nombres de los que están vivos, luego las van poniendo en el mural del Poder Popular, para que todos puedan leer la información. “Así es como se está censando a las personas que hay en la zona”, concluyó.
Estos testimonios ponen en evidencia la magnitud del desastre, la pésima gestión del gobierno de la zona y la indiferencia de la dirección del Estado cubano en general además de la precariedad en la que se encuentran miles de familias en Guantánamo, quienes permanecen en una situación alarmante mientras esperan ayuda y que los niveles de agua disminuyan para poder regresar a sus hogares y comenzar a reconstruir sus vidas.
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