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Tras registrar el Servicio Sismológico Nacional 1,799 sismos en las últimas 48 horas, incluidos un terremoto premonitorio de magnitud 6.0 y un evento principal de 6.7, han circulado diversas opiniones entre la población, como la creencia de que esta actividad sísmica podría estar relacionada con el paso de huracanes o con el encendido de termoeléctricas.
Eberto Hernández Suró, Ingeniero en Geología y sismólogo con más de tres décadas dedicados al estudio de la actividad sísmica en el país, particularmente en Granma, declaró a La Demajagua que “los movimientos de las placas tectónicas son la principal causa de estos temblores”.
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Además, señaló que “factores externos, como los huracanes recientes, no influyen en la generación de sismos”.
No obstante, reconoció que en el pasado han existido debates sobre la posible interacción entre eventos climáticos y sísmicos. Sin embargo, recalcó que “la conclusión general es que los fenómenos sísmicos son de origen tectónico y que cualquier coincidencia con otros eventos naturales es, simplemente, una coincidencia”.
El experto recordó que la zona de Chivirico y Pilón, conocida por su alta actividad sísmica debido a la inestabilidad provocada por la fractura de rocas, tiene una historia de terremotos que se remonta a 1553.
El período de réplicas puede durar días, semanas o incluso meses, explicó Hernández, quien añadió que, aunque el número de temblores es elevado, la energía que liberan es limitada y su impacto en la población suele ser bajo.
La percepción de estos eventos depende no solo de la magnitud del sismo, sino también de factores como la proximidad al epicentro y la posición de las personas en el momento del temblor, ya sea si están acostadas, de pie, entre otros, apuntó.
Por otro lado, a pesar de los daños ocasionados por los terremotos localizados al sureste de Pilón, el experto señaló que son clasificados de moderada magnitud.
“En la provincia históricamente hemos tenido otros eventos similares o de menor magnitud, recuerdo el 28 de enero de 2021, el terremoto de 7.1 cerca de las Islas Caimán que fue sentido con mucha claridad en toda la región”, recalcó.
En cuanto a la recurrencia, que se define como el tiempo que demora desde que sucede un sismo fuerte hasta que se gesta otro de similar magnitud, indicó que “la zona de Bartlett Caimán, donde se ubican estos epicentros, pueden generar terremotos incluso de mayor magnitud. Son zonas que han experimentado un largo tiempo de recurrencia”.
Además, explicó que “el tiempo de recurrencia en la zona Chibirico- Pilón y Pilón- Cabo Cruz ha sido realmente largo, entre más largo sea, más energía se acumula, por lo cual se debe suponer que cuando se geste un evento de este tipo, sea de magnitudes significativas”.
Entre las opiniones que circulan en la población, destaca la idea de que ciertos factores pueden hacer que los sismos sean más perjudiciales. Se discute si el evento es más intenso a mayor profundidad, más cerca del mar o en tierra.
El sismólogo explicó que el nivel de perceptibilidad de un evento sísmico, que define su intensidad, está influenciado por diversos factores, siendo la distancia al epicentro uno de los más significativos: cuanto más lejos se esté del origen del sismo, menor será la sensación de la onda sísmica.
“Otro aspecto importante, que constituye una gran preocupación en la provincia, especialmente en las ciudades de Bayamo y Manzanillo, es la calidad del suelo, ya que los suelos más débiles pueden amplificar la intensidad de las ondas sísmicas, aumentando así el impacto del sismo en estas áreas”.
Hernández explicó que la composición del terreno en estas ciudades, compuesta por suelos arcillosos y arenosos, tiende a comportarse desfavorablemente durante un sismo, incrementando la percepción del evento.
En contraste, los suelos firmes y rocosos tienden a atenuar las ondas sísmicas, actuando como una barrera que disminuye su energía. Por lo tanto, las características geográficas de cada ubicación son cruciales en la manera en que se experimentan los sismos.
Mencionó que la profundidad del evento sísmico es otro factor determinante, y en ese sentido aclaró que se refiere al lugar donde se produce la ruptura en la roca, conocida como hipocentro, cuya proyección en la superficie define el epicentro.
“Los eventos sísmicos superficiales, aunque no siempre de gran magnitud, pueden ser catastróficos, ya que requieren menos energía para producir un impacto intenso. En el área de Bartlett Caimán, los sismos generalmente ocurren a profundidades de entre 10 y 20 kilómetros; sin embargo, aquellos que se registran a cinco kilómetros de profundidad son más preocupantes porque pueden causar daños significativos con muy poca energía”.
Por último, el sismólogo dijo que “en Cuba, se estima que un terremoto significativo ocurre aproximadamente cada 80 a 90 años. Hemos recibido dos años más de gracia, pues han pasado 92 años desde el último evento importante en Cabo Cruz, lo cual incrementa la preocupación de que la energía acumulada en el subsuelo esté alcanzando un punto crítico”.
“La acumulación de energía en la falla tectónica es un factor de riesgo significativo. Las investigaciones muestran que la región está cargada y que el movimiento lateral de las placas es constante, lo que sugiere que esa energía no puede mantenerse indefinidamente. Es probable que ocurra un ajuste en algún momento, lo que subraya la necesidad de preparación y conciencia sobre el potencial sísmico de la región”, recalcó.
Este lunes, el doctor en Ciencias Enrique Diego Arango Arias, jefe del Servicio Sismológico Nacional de Cuba en el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS), respondió a las declaraciones del geólogo estadounidense Grenville Draper sobre los recientes eventos sísmicos registrados el domingo al sureste de Pilón, en la provincia de Granma.
Draper, investigador de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), realizó varias declaraciones a Telemundo 51 en las cuales afirmó que “hay un sismo principal y es seguido por terremotos más pequeños. Así que otros pueden seguir. Y yo aconsejaría a los residentes que traten de evitar estar en edificios que podrían ser dañados por el primer gran terremoto”.
También dijo: “Puede haber pequeños temblores. Por lo general, el patrón es que hay réplicas más pequeñas. Ocasionalmente, puede haber réplicas más grandes, pero no es muy común”.
Esas aseveraciones motivaron a que el DrC. Arango, con décadas de estudio y dedicación a la sismología en Cuba, decidiera realizar algunas aclaraciones.
“Nunca una réplica es mayor que un sismo principal. Es incorrecto decir esto. El sismo de 6.0 de magnitud fue un premonitor del sismo de 6.7 registrado posteriormente”, señaló Arango.
Por otra parte, el jefe del Servicio Sismológico Nacional de Cuba afirmó que el CENAIS cuenta con “un equipo de especialistas de diferentes áreas, como ingenieros civiles, geólogos, sismólogos, etc., con suficientes conocimientos para manejar esta situación”, sugiriendo que las recomendaciones sobre el manejo de la actual crisis sísmica serían más efectivas si fueran realizadas por especialistas cubanos.
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