Díaz-Canel lamenta la muerte del fundador de Meliá: "Apostó por Cuba"

La relación de Gabriel Escarrer con el régimen cubano suscita dudas sobre su "apuesta por Cuba" y pone nuevamente el foco en la pregunta de quiénes son los verdaderos beneficiados del modelo de negocios del empresario español.

Gabriel Escarrer Juliá junto a Fidel Castro © RR.SS.
Gabriel Escarrer Juliá junto a Fidel Castro Foto © RR.SS.

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El gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, expresó sus condolencias por la muerte de Gabriel Escarrer Juliá, fundador de Meliá Hotels International, reconociendo su papel como "líder mundial en el sector turístico" y destacando que "apostó por Cuba".

"Mis condolencias a familiares, amigos y a la familia de @MeliaHotelsInt, conmocionados todos por el fallecimiento de Gabriel Escarrer, líder mundial en el sector turístico. Apostó por #Cuba y nos deja lecciones muy valiosas para seguir. Hasta siempre amigo", expresó el también primer secretario del Partido Comunista de Cuba.


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Sin embargo, la trayectoria de Meliá en la isla y su vinculación con el régimen cubano merecen un análisis más profundo sobre las implicaciones de esa "apuesta".

Escarrer, fallecido a los 89 años, transformó a Meliá en una de las cadenas hoteleras más grandes del mundo, dejando un legado de casi siete décadas.

Su relación con Cuba comenzó en los años 90, durante el "Período Especial", cuando el dictador Fidel Castro recurrió al turismo como tabla de salvación de la economía cubana, devastada tras el colapso del bloque soviético.

Meliá se posicionó como el socio estratégico del régimen cubano, operando bajo un modelo que otorgaba al Estado cubano la propiedad de las instalaciones y a la cadena española la gestión de los hoteles. Un modelo que se ha mantenido hasta hoy, bajo la dirección de Gabriel Escarrer, hijo del fundador.

Una relación polémica: Meliá y el turismo cubano

El vínculo entre Meliá y el régimen cubano ha sido controvertido. Mientras el régimen prioriza la construcción de hoteles y complejos turísticos, sectores clave como la agricultura, la salud y la infraestructura básica quedan rezagados.

La apuesta del régimen por el turismo, a menudo celebrada como una solución económica, también ha sido criticada por perpetuar un modelo económico que beneficia principalmente a las élites del gobierno y a sus socios extranjeros.

El modelo de negocios en Cuba plantea serias interrogantes sobre los derechos laborales y las desigualdades en el acceso al empleo en el sector turístico.

Los trabajadores cubanos contratados en hoteles operados por Meliá y otras cadenas extranjeras reciben sus salarios en pesos cubanos, mientras que las tarifas cobradas por las habitaciones son en divisas, lo que genera una brecha económica considerable. Este sistema ha sido denunciado por organizaciones de derechos humanos como una forma de explotación laboral encubierta.

"Apostó por Cuba": ¿A quién beneficia esa apuesta?

El turismo ha sido un pilar económico para el régimen, generando ingresos en divisas que, en gran medida, no benefician directamente a la población cubana.

Las remesas de turistas y los ingresos hoteleros van a parar a las arcas de entidades como el Grupo de Administración Empresarial S. A. (GAESA), controlado por las Fuerzas Armadas del régimen.

Meliá, al operar en conjunto con estas entidades, ha sido señalada por su papel en un sistema que sustenta al aparato represivo del régimen.

A pesar de la crisis económica que atraviesa Cuba, el régimen continúa invirtiendo millones de dólares en infraestructura hotelera mientras hospitales carecen de medicamentos básicos y los cubanos enfrentan un panorama de escasez alimentaria.

Estas decisiones han exacerbado el descontento social, evidenciando las prioridades distorsionadas de una administración que privilegia la atracción de turistas extranjeros por encima de las necesidades urgentes de su propia población.

Legado empresarial versus realidad social

Gabriel Escarrer Juliá será recordado como un visionario que contribuyó al desarrollo del turismo global. Sin embargo, en el caso cubano, su legado está entrelazado con un modelo de negocios que, lejos de empoderar a la población local, ha reforzado un sistema político que limita derechos y libertades.

Díaz-Canel calificó las contribuciones de Escarrer como "valiosas lecciones para seguir", pero la pregunta es: ¿Seguir para quién? Mientras las élites del gobierno y sus socios internacionales cosechan los beneficios del turismo, la población cubana enfrenta una creciente desigualdad económica y una falta de oportunidades que contradicen la narrativa oficial.

En este contexto, es crucial mantener un enfoque crítico hacia las relaciones entre el régimen cubano y sus socios internacionales, asegurando que la narrativa sobre el turismo no oculte las desigualdades y violaciones que subyacen en este sector clave de la economía cubana.

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