El Hotel Torre K de 23, una de las construcciones más polémicas de los últimos años en La Habana, ha generado un intenso debate sobre el uso de recursos, por parte del gobierno, en proyectos que satisfagan las necesidades de la población.
Con un presupuesto que asciende a 200 millones de dólares, el arquitecto cubano Julio Herrera graficó en un video subido a su perfil de Instagram, qué alternativas se podrían haber financiado con esa cantidad en términos de infraestructura, servicios sociales y desarrollo comunitario.
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De acuerdo con Herrera, y con base en los precios de Estados Unidos, con los recursos invertidos en la construcción de la polémica instalación turística se podrían haber materializado diversos proyectos de impacto social y cultural, tales como:
- Una Central Termoeléctrica (CTE) nueva de unos 300 MegaWatts equivalente a la maltratada CTE Antonio Guiteras, la mayor del país.
- Un Hospital General de nuevo tipo, con unas 400 camas.
- Cuatro Hospitales Infantiles de unas 120 camas para niños y recién nacidos.
- Tres Hospitales Maternos de unas 150 camas.
- 20 Patanas Turcas nuestras o Centrales Eléctricas Flotantes de 15 MegaWatts para uso nacional exclusivo.
- 100 Policlínicos bien equipados para la atención primaria de salud.
- 200 Clínicas Dentales bien equipadas para la atención estomatológica y maxilofacial.
- 400 clínicas ópticas y oftalmológicas para la atención general y operaciones de la vista.
El debate no solo se centra en la cifra invertida, sino también en las prioridades de los actores involucrados. Si bien proyectos como el Hotel Torre de K generan empleo durante su construcción y nacen para potenciar el turismo, críticos argumentan que estos beneficios suelen concentrarse en sectores específicos, dejando de lado necesidades más urgentes de la población.
“¿Para qué necesitamos un hotel?... ya hay suficientes y nunca se llenan, porque además el turismo que se oferta tampoco es bueno y sencillamente eligen otro destino... Entonces dígame para que otro y otro, con tantas carencias actuales....si alguien visualiza el futuro.... Dígame, alguien está preparando y arreglando su vida a costa de un pueblo lleno de miseria”, fue el comentario de un internauta.
Otra persona dijo que cerca se encuentra un reconocido hospital cubano que necesita de una reparación capital. “A 5 cuadras el Calixto García. Un hospital con años en reparación. Con salones cerrados y equipos de tecnología de los años 90. Ahí se atiende de verdad al pueblo”, señaló.
El Hotel Torre K-23, ubicado en la intersección de las calles 23 y K en El Vedado, se erige con 154 metros de altura y 42 pisos que albergan 565 habitaciones de categoría cinco estrellas.
Este proyecto, financiado íntegramente con capital cubano, inició su construcción en 2018 y estaba previsto para concluir en 2022; sin embargo, su inauguración se ha reprogramado para 2024.
La edificación ha sido objeto de intensas críticas por parte de ciudadanos y expertos en arquitectura. El arquitecto cubano Maurys Alfonso Risco calificó su diseño como un "puñal en el paisaje de La Habana", señalando que incumple regulaciones urbanísticas del Vedado y carece de elementos propios de la arquitectura tropical, como terrazas cubiertas o aleros para protección solar. Además, los reflejos de sus fachadas vidriadas dificultan la visibilidad de los semáforos, afectando a los conductores.
La gestión del hotel estará a cargo de la cadena española Iberostar, que asumirá la operación de este y otros hoteles en la capital cubana.
En las redes sociales, la Torre K-23 ha sido rebautizada humorísticamente como "El Mirador de la Miseria" o "La Torre de Mordor", reflejando el descontento popular ante una construcción que contrasta con las necesidades básicas insatisfechas de la población, como la reparación de infraestructuras, hospitales y el sistema energético.
Este contexto ha intensificado el debate sobre las prioridades gubernamentales en la asignación de recursos, especialmente en un periodo de crisis económica y social en Cuba. La construcción de la Torre K-23 se percibe como un símbolo de desigualdad y desatención a las necesidades urgentes de la ciudadanía.
Preguntas frecuentes sobre el Hotel Torre K-23 y su impacto en La Habana
¿Por qué la construcción del Hotel Torre K-23 ha generado polémica?
La construcción del Hotel Torre K-23 ha generado polémica debido a su simbolismo de desigualdad en un contexto de crisis económica en Cuba. La inversión en su construcción contrasta con las necesidades básicas insatisfechas de la población, como la reparación de infraestructuras, hospitales y el sistema energético. Muchos cubanos critican que el gobierno priorice el turismo de lujo frente a las urgencias del pueblo.
¿Qué alternativas se podrían haber financiado con el presupuesto del Hotel Torre K-23?
Según el arquitecto Julio Herrera, con los 200 millones de dólares invertidos en el Hotel Torre K-23, se podrían haber financiado proyectos como una central termoeléctrica nueva, hospitales generales e infantiles, clínicas dentales y ópticas, entre otros. Estas alternativas habrían tenido un impacto social más significativo en la población cubana.
¿Cuál es el impacto del Hotel Torre K-23 en el paisaje urbano de La Habana?
El Hotel Torre K-23 ha sido criticado por su impacto negativo en el skyline de La Habana. Su diseño ha sido descrito como un "puñal en el paisaje", al no respetar las regulaciones urbanas y generar problemas como el reflejo de los vidrios que afecta la visibilidad de los semáforos. Es una estructura que destaca por su tamaño y estilo, lo que contrasta con el entorno urbano tradicional de El Vedado.
¿Qué nombres alternativos han propuesto los cubanos para el Hotel Torre K-23?
En redes sociales, los cubanos han rebautizado al Hotel Torre K-23 con nombres como "El Mirador de la Miseria", "La Torre de la Soberbia" y "La Torre de Mordor". Estos nombres reflejan el descontento popular ante lo que consideran una muestra de las prioridades equivocadas del gobierno, en un contexto de carencias y necesidades insatisfechas en la isla.
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