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José "Pepe" Horta, destacado gestor cultural cubano, coleccionista de arte y empresario, falleció a los 72 años en su hogar en el Vedado, La Habana, víctima de un aparente ataque cardíaco.
Su deceso, reportado por el portal de noticias Café Fuerte, marca el fin de una vida dedicada a la promoción del arte y la cultura cubana, tanto en la isla como en la diáspora. Una promoción marcada por las luces y sombras propias de un régimen totalitario, que terminó llevando al exilio a quien fuera un alto funcionario del ámbito de la cultura en la Isla.
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Horta fue una figura clave del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y un colaborador cercano y amigo personal de Alfredo Guevara, fundador de la institución.
Desde los años 70, desempeñó funciones de gran relevancia, incluyendo la dirección de Relaciones Internacionales y del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Entre los momentos más destacados de su trayectoria se encuentra el impulso a películas como Fresa y chocolate (1993), una obra que cuestionó la intolerancia social y la persecución sufrida por los homosexuales en Cuba, y que recibió amplio reconocimiento internacional.
Una ruptura con Cuba
En mayo de 1994, mientras asistía al Festival de Cannes, Horta anunció que no regresaría a Cuba. La decisión coincidió con un contexto de crisis social en la isla, incluido el aumento de incidentes de refugiados buscando asilo en embajadas extranjeras.
En entrevistas, expresó su frustración con el deterioro de las condiciones en Cuba, declarando que “las cosas han empeorado mucho en los últimos meses”.
Este acto marcó su distanciamiento del ICAIC y del entorno cultural oficialista, aunque mantuvo su compromiso con la promoción de la cultura cubana desde el exilio.
Su relación con Guevara, aunque cercana, sufrió tensiones debido a las dinámicas internas de poder en el ICAIC y las presiones políticas del momento.
El renacer en Miami
Tras emigrar a Estados Unidos, Horta fundó en 1994 el icónico Café Nostalgia en la Calle Ocho de Miami. Este bar-cabaret no solo se convirtió en un punto de encuentro para la diáspora cubana, sino que también revitalizó la música y el arte tradicional de la Cuba republicana.
Artistas consagrados y emergentes encontraron en este espacio un escenario para conectar con sus raíces y su audiencia. El impacto del Café Nostalgia trascendió Miami, atrayendo a figuras del espectáculo internacional y contribuyendo al resurgimiento del interés por la música cubana clásica.
Más tarde, Horta intentó replicar este éxito con un local en Miami Beach, aunque la iniciativa no tuvo el mismo impacto y el promotor cultural devenido empresario terminó vendiendo ambos negocios, según recuerda el editor de Café Fuerte, el periodista cubano Wilfredo Cancio Isla.
El final de un visionario
Horta también destacó como un reconocido coleccionista de arte, poseyendo una colección de obras contemporáneas cubanas de gran valor, motivo que le granjeó la envidia de otros funcionarios, cotilleos sobre la procedencia de las mismas, y finalmente la investigación de su patrimonio tras la muerte de Guevara.
El director del ICAIC, miembro del Partido Comunista y amigo íntimo del dictador Fidel Castro, era otro coleccionista de arte empedernido, famoso por su voluntad depredadora entre los artistas, la cúpula del poder del régimen y los oficiales de la Seguridad del Estado.
En 2019, materializó su visión artística con la creación de Villa Café Nostalgia en Viñales, Pinar del Río. Este espacio combinó su amor por el arte y la naturaleza, ofreciendo conciertos, actividades culturales y una experiencia única en la campiña cubana.
En los últimos años, Horta alternó su residencia entre Miami y La Habana. A pesar de haber sido víctima de un violento asalto en su hogar en Cuba, continuó promoviendo la cultura cubana con entusiasmo. Su fallecimiento ha generado una ola de condolencias en redes sociales, donde amigos, artistas y antiguos colegas han compartido recuerdos y homenajes a su vida y legado.
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