¿Pondrá en libertad el régimen cubano a presos políticos o a delincuentes comunes?

Teniendo en cuenta que el régimen cubano considera delincuentes o criminales a los condenados por motivos políticos, la sociedad civil se pregunta si en verdad la dictadura pondrá a los presos políticos en libertad, o se valdrá del artificio retórico para liberar a presos comunes.

Cartel por la liberación de los presos políticos © Justicia 11J (modificado por CiberCuba)
Cartel por la liberación de los presos políticos Foto © Justicia 11J (modificado por CiberCuba)

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El reciente anuncio del régimen cubano sobre la liberación de 553 presos está generando controversia y un intenso debate, teniendo en cuenta las expectativas de la sociedad civil cubana de ver fuera de las cárceles a cientos de presos de conciencia, injustamente condenados por ejercer sus derechos a la manifestación o libre expresión.

La decisión llega en un contexto de cambios políticos y diplomáticos clave: el próximo 20 de enero, Donald Trump asumirá nuevamente la presidencia de Estados Unidos. Durante su mandato anterior, Trump fue quien reinstauró a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo en 2021 y endureció las sanciones contra el régimen, marcando un giro drástico respecto a la política de acercamiento de Barack Obama.


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El actual gesto del régimen cubano, que coincide con la exclusión de la isla de esa lista por parte de la administración Biden y el levantamiento de ciertas sanciones, podría interpretarse como un intento de aprovechar los últimos días de una administración demócrata más flexible antes del retorno de una política más agresiva por parte de Trump, o como un gesto de voluntad de diálogo lanzado al republicano para tomar la iniciativa en las tensas relaciones.

Sin embargo, las preguntas sobre quiénes serán beneficiados por esta medida persisten: ¿Serán presos políticos o delincuentes comunes?

Teniendo en cuenta que el régimen cubano considera delincuentes -o criminales que atentan contra la seguridad del estado- a los condenados por motivos políticos, la sociedad civil se pregunta si en verdad la dictadura pondrá a los presos políticos en libertad, o se valdrá del artificio retórico para liberar a delincuentes comunes.

Presos políticos en Cuba: el rostro visible de la represión

Desde 2018, la represión política en Cuba ha cobrado notoriedad internacional, especialmente tras las protestas del 11 de julio de 2021 (11J).

Estas manifestaciones marcaron un antes y un después, con cientos de detenciones arbitrarias y juicios sumarios que llevaron a penas severas por delitos como “desorden público” o “desacato”, utilizados para criminalizar la disidencia.

Organizaciones como Prisoners Defenders y Amnistía Internacional han documentado que al menos 550 personas permanecen en prisión por razones políticas. Entre los casos más visibles se encuentran:

1. José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), símbolo de la resistencia opositora en el oriente del país.

2. Luis Manuel Otero Alcántara, artista del Movimiento San Isidro, encarcelado en múltiples ocasiones por su activismo cultural y político.

3. Maykel Castillo Pérez (Osorbo), rapero y coautor de la canción "Patria y Vida", cuya obra se convirtió en un himno de protesta.

4. Félix Navarro y Sayli Navarro Álvarez (padre e hija), coordinador del Movimiento por la Democracia Pedro Luis Boitel y miembro de Damas de Blanco respectivamente.

4. Manifestantes del 11J, quienes han sido condenados a penas ejemplarizantes que buscan disuadir futuras manifestaciones, y cuyos familiares han visibilizado y denunciado la injusticia cometida por el régimen.

Estos casos, junto con las decenas de activistas y periodistas independientes bajo vigilancia o detención domiciliaria, representan una constante violación de los derechos fundamentales en la isla.

¿Un gesto estratégico ante un inminente cambio político?

El anuncio del régimen parece estar alineado con el intento de capitalizar los últimos días de la administración Biden, que adoptó una postura más conciliadora hacia Cuba, excluyendo al país de la lista de patrocinadores del terrorismo y levantando algunas sanciones, presuntamente a cambio de la liberación de presos políticos.

Sin embargo, con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en cinco días, este escenario podría cambiar radicalmente.

Trump fue el artífice del endurecimiento de las políticas hacia Cuba, incluyendo la reinstauración de la isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo, así como la implementación de nuevas sanciones que golpearon la economía cubana.

Su regreso a la presidencia probablemente signifique una vuelta a esta línea dura, reduciendo las posibilidades de futuros gestos diplomáticos entre ambos países.

En este contexto, la decisión del régimen de liberar presos podría interpretarse como un intento de mostrar buena voluntad antes de que se cierren las puertas a un diálogo más flexible.

Sin embargo, la naturaleza de las liberaciones es clave: liberar solo a delincuentes comunes y no a presos políticos enviaría un mensaje claro de que el régimen no tiene intención de cambiar su política represiva.

El impacto de la vigilancia internacional

Amnistía Internacional y otras organizaciones han sido enfáticas al exigir la liberación de todos los presos políticos en Cuba. Argumentan que cualquier amnistía que no incluya a activistas, periodistas y manifestantes encarcelados sería un gesto vacío, diseñado únicamente para mejorar la imagen del régimen ante la comunidad internacional.

La proximidad del cambio de administración en Estados Unidos añade una capa de incertidumbre. Mientras Biden priorizó el diálogo y los gestos de apertura, se espera que Trump retome una postura más confrontacional.

Este contexto hace aún más urgente que la comunidad internacional mantenga la presión para garantizar que las liberaciones anunciadas incluyan a quienes están encarcelados por ejercer sus derechos fundamentales.

¿Un cambio real o más propaganda?

La decisión del régimen cubano de liberar a 553 presos plantea dudas legítimas sobre sus verdaderas intenciones. ¿Será esta una señal de apertura o simplemente una táctica para ganar tiempo antes del regreso de un panorama político menos favorable?

La respuesta a esta pregunta dependerá de quiénes sean beneficiados por esta amnistía. Si los presos políticos no están entre los liberados, quedará claro que el régimen prioriza el control interno y eludir la presión internacional, mientras perpetúa su sistema represivo.

En este delicado momento, la vigilancia internacional y la denuncia constante resultan esenciales para garantizar que la lucha por los derechos humanos en Cuba no sea eclipsada por estrategias políticas oportunistas.

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