Un genio anda suelto: Retrato de Díaz-Canel muestra al gobernante de Cuba zombificado

Estamos ante la representación más fiel del heredero del castrismo, un mandatario sin alma, sin voluntad y, lo más importante, sin independencia.

Mural con Díaz-Canel en modo zombie ©

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Cuba, tierra de artistas de renombre, nos ha regalado una obra maestra del realismo mágico socialista: un retrato mural de Miguel Díaz-Canel donde el artista, con asombrosa destreza, ha logrado captar la esencia espectral del gobernante cubano.

La imagen, que fue vista durante el ejercicio militar Bastión 2024, adornando la pared de una sala de reuniones militares, fue capturada por un usuario de redes sociales y no deja lugar a dudas: estamos ante la representación más fiel del heredero del castrismo, un mandatario sin alma, sin voluntad y, lo más importante, sin independencia.


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Captura de pantalla Facebook / Edmundo Dantés Junior

El genio detrás de esta obra –que mejor permanece en el anonimato si no quiere verse interrogado por los expertos en arte de la Seguridad del Estado- plasmó con precisión quirúrgica los rasgos de un líder que no lidera, un gobernante que no gobierna y un presidente que, en efecto, preside… pero solo en el papel.

Su expresión vacía, su mirada perdida en el horizonte de la nada y su postura inerte reflejan a la perfección su mandato: un periodo de estancamiento absoluto, donde la crisis se multiplica y el pueblo sobrevive en condiciones medievales mientras los jerarcas del Partido Comunista y los militares manejan los hilos del poder.

Lo más impactante de la imagen es su paralelismo con la realidad: Díaz-Canel, como buen zombie político, deambula por los escenarios de la miseria cubana, recitando guiones de hace 60 años, sin capacidad de reacción ni autonomía.

Captura de pantalla Facebook / Edmundo Dantés Junior

A su lado, en esta joya pictórica de la llamada “revolución”, el artista representó a Fidel y Raúl, dando forma a la idea de “continuidad” del liderazgo del proyecto totalitario fundado por el dictador y que ha degenerado aún más, pasando de una dictadura militar unipartidista a un Estado capturado por una “élite” mafiosa controlada por el ejército y la élite empresarial del PCC, y su entramado familiar-empresarial, que abarca desde GAESA hasta el bar EFE.

La imagen de un “Canel-zombie” al frente de un gobierno que ha provocado el mayor éxodo de la historia cubana, la caída más abrupta de los niveles de vida, la desigualdad más injusta y lacerante, y la destrucción de los servicios públicos, ya forma parte del paisaje habitual de los reportes de la prensa oficialista y de los mentideros de Palacio.

Donde el hambre y la desesperanza se han naturalizado,¿por qué sorprenderse ante un retrato que simplemente refleja la realidad?

El artista que dio vida a esta obra –irónicamente, en una figura desprovista de vida propia– ha alcanzado un hito en la historia del muralismo cubano: ha logrado inmortalizar la esencia de Díaz-Canel en su estado más puro, ese de líder de una “continuidad” sin autonomía, condenado a vagar por la dictadura cubana sin rumbo, esperando las órdenes de Raúl Castro y la cúpula que realmente maneja el país.

Sin duda, un genio anda suelto. La fina ironía del autor ha conseguido plasmar, con crudeza y precisión, la zombificación de un gobierno que se aferra a discursos obsoletos mientras la nación se desmorona en una crisis perpetua.

Con pinceladas certeras, el artista cuya obra apareció fugaz en las pantallas de televisión cubanas, logró desnudar la realidad de un gobernante que, lejos de liderar con iniciativa propia, se ha convertido en una marioneta de aquellos que realmente manejan los hilos del país.

Miguel Díaz-Canel, un líder que ha perdido su esencia, su capacidad de decisión y su conexión con la realidad, ha terminado convirtiéndose en un espectro que deambula por los pasillos del poder sin rumbo ni propósito.

Quizás sin proponérselo, el “genio” que lo retrató dio pie a una reflexión sobre la verdadera naturaleza del liderazgo en Cuba y sobre quiénes son, en última instancia, los que dictan el destino de la nación.

El talento del “genio” anónimo, que esperamos siga “suelto”, consiguió plasmar a ese gobierno desprovisto de voluntad propia y desvelar la farsa de un supuesto liderazgo que, más que guiar, se deja arrastrar por las corrientes de intereses ajenos al bienestar del pueblo cubano.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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