Una ejecución impecable, sí, pero por debajo de lo que esperaban los asistentes.
Probablemente, todos en la sala esperaban ver, el famoso ejercicio dificultad G, que Manrique había bautizado para los libros como suyo. Pero el cubano, instantes antes se había lastimado en la salida de la barra fija, y prefirió "asegurar" con una ejecución menos complicada.
Así y todo vale la pena apreciar a quien hoy, nos llena de orgullo a nivel mundial.
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