Aunque todavía no es considerado un deporte oficial en La Isla, las calles de La Habana se han convertido en el escenario de muchos jóvenes aficionados al skate, que prefieren la vía pública a las instalaciones para patinar.
Apoyados por aficionados de otros países que los proveen del equipamiento necesario o que incluso viajan al país para intercambiar experiencias y competir ellos, los skaters cubanos sueñan con que este deporte pueda ser declarado oficial, con disponer de espacios para practicar sus acrobabias e, incluso, con participar en competiciones internacionales.
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