Con un discurso triunfalista, nacionalista y un llamado a la unidad del país, Donald Trump dio su primer discurso como nuevo presidente de EE.UU.
Dejó frases como "el orgullo nacional cerrará divisiones", e intentó cerrar viejas heridas raciales al expresar "seamos del color que seamos, todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas" y "todos saludamos la misma bandera maravillosa".
Trump no hizo referencias directas a la administración Obama, pero sí algunas alusiones indirectas al reseñar el lugar donde está Estados Unidos ahora, una posición que considera distanciada de las necesidades del pueblo, de ahí las diversas formas de referirse a su deseo de que "el poder vuelva a la gente", a escuchar las necesidades del pueblo a lo largo y ancho de Estados Unidos.
"La prioridad será EE.UU", insistió. Y añadió en algún momento de su intervención:
"Hoy devolvemos el poder de Washington a ustedes, el pueblo. Durante demasiado tiempo un pequeño grupo de políticos en el Capitolio ha amasado el poder mientras ustedes cargaban con el costo. Washington florecía pero los ciudadanos no participaban de los mismos beneficios".
Una de las frases que podría generar polémica en un discurso muy moderado, sería esta: "Seguiremos dos reglas básicas: compren productos americanos y contraten a trabajadores americanos”.
"Ustedes nunca serán ignorados de nuevo, su voz, su esperanza, sus sueños, definirán nuestro destino, nuestra valentía nos guiará", aseguró Trump.
El nuevo presidente aludió también a la necesidad de revisitar la relación con los aliados, lo que hace suponer varios cambios en materia de política exterior.
El primer discurso de Donald Trump como presidente, tuvo una duración aproximada de 20 minutos, y concluyeó con una contundente reafirmación de su principal eslogan presidencial: "Y sí, haremos grande otra vez a EE.UU.", seguida de la habitual fórmula glorificadora "God bless America" (Dios bendiga a EE.UU.).
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