Pese a que la gran ganadora de la noche de los Grammy fue Adele, Beyonce asombró al mundo con una espectacular actuación homenaje a las mujeres y al poder que estas tienen para traer al mundo nuevas criaturas.
Días después del anuncio de su embarazo, la diva del pop se subió al escenario con una gran fuerza luciendo su barriga de embarazada. Con un vestido, dorado donde las transparencias y un gran escote eran los absolutos protagonistas, la artista convirtió su actuación en una oda a las mujeres y a la fertilidad.
El vestuario dorado de Beyoncé, con la cabeza cubierta y abalorios brillantes, podría hacer alusión a iconos clásicos de la fecundidad como la diosa Oshún o la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
Aunque en esta ocasión la cantante dejó a un lado sus espectaculares coreografías y trasladó la responsabilidad de los movimientos al cuerpo de baile, formado por mujeres, su actuación encandiló al público con la interpretación de los temas Love Drought y Sandcastles.
La presentación del espectáculo estuvo a cargo de la madre de la artista, Tina Knowles, y en la pantalla se proyectaron durante el show imágenes de la artista cuando era pequeña, de su madre y de su hija Blue Ivy.
En el público, Jay Z lloraba emocionado abrazado a Blue Ivy mientras veía cómo su mujer derrochaba fuerza durante el escenario.
La pequeña Blue, por su parte, lucía un esmoquin rosado en homenaje a Prince.
Finalmente, Beyoncé se alzó con dos galardones: mejor álbum urbano contemporáneo y mejor vídeo musical.
Aunque la diva del pop tiene 22 grammys en su carrera, solo ha conseguido una vez triunfar en las categorías generales de los Grammy y alzarse con el premio a la canción del año, aunque la triunfadora de la noche fue Adele.
La artista británica se confesó fan absoluta de Beyoncé y declaró: "Estoy muy agradecida, pero mi vida es Beyoncé, y el mejor álbum para mí es el suyo, un trabajo monumental y bien pensado. Es un trabajo precioso donde desnuda su alma y podemos ver una parte de ella que no siempre enseña".
Adele quiso además partir su Grammy y entregarle la mitad a la futura mamá como símbolo de admiración.
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