El 13 de agosto de 1961 la capital alemana fue dividida en dos por un muro de concreto (rematado en alambre de púas) que separó familias, amigos, sueños y que partió en dos el país, la República Federal de Alemania (oeste) y la República Democrática Alemana (este).
Poco más de 28 años después, el 9 de noviembre de 1989, el muro cayó en pedazos a golpe de martillos, y reunificó a una ciudad que, sin embargo, siempre cargará con la herida espiritual y la tragedia histórica del muro.
Este jueves Berlín celebra otro aniversario del suceso y recuerda a las 327 personas que murieron en la frontera cuando intentaban llegar a Occidente. Según los registros, uno 140 fugitivos fallecieron mientras intentaban cruzar.
Los actos centrales de la jornada tuvieron lugar en los restos del muro conservados en la calle Bernauer y en la Capilla de la Reconciliación, con participación de 160 estudiantes de Alemania, Francia y Noruega.
El alcalde interino de la capital, Michael Müller, dijo en alusión a esta fecha que la caída del muro de Berlín había abierto el camino hacia una Alemania unida y democrática, y que "el compromiso con la libertad y la lucha contra la intolerancia y la xenofobia fue el resultado del legado dejado por las víctimas de la tiranía y el terror", según destacan medios de prensa hoy.
El papa Francisco usó sus cuentas en las redes sociales para insistir en un mensaje unificador y aludir a la necesidad de "derribar los muros que aún dividen el mundo".
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: