Un ingeniero y un mecánico son los artífices del primer negocio privado en Mantua de elaboración de baldosas.
Con piezas recicladas, hierros y chatarras construyeron la prensa que produce una de estas losas cada cuatro minutos.
La visión de este negocio no es, sin embargo "hacer pisos simples ni siquiera pisos jaspeados, sino que las personas digan cómo quieren sentirse con su piso y así nosotros hacérselo". Su máxima aspiración es, en tal sentido, crear productos de valor artístico.
Soñadores en grande, como son, esperan que su proyecto en algún momento pueda "ser un proceso productivo más del municipio".
Tampoco descartan estos cuentapropistas una negociación futura que los inserte en "la producción de pisos destinados a subsididios y la venta en el MINCIN".
Convertirse en alternativa para los consumidores locales, lograr que estos no deban obtener los productos fuera de la zona -con el consecuente encarecimiento de los precios de adquisición-, son otros de los propósitos del pionero negocio familiar.
Pese a que esta miniempresa es la primera de su tipo en Mantua, en otras zonas del país otros emprendedores cubanos han hecho de la producción de baldosas su medio de sustento.
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