Más de 1.200 venezolanos abandonaron Brasil tras los disturbios antiinmigrantes que se desataron el sábado en la localidad de Pacaraima, un municipio brasileño situado en la frontera con Venezuela.
Los actos violentos se iniciaron a raíz del robo y la golpiza que sufrió la noche del viernes un residente en su casa, según confirmó a Reuters la secretaria de Seguridad del estado de Roraima, Giuliana Castro.
Los cuatro sospechosos venezolanos robaron 23.000 reales (unos 5.800 dólares) al dueño del restaurante, identificado solo como Raimundo. La víctima, que está fuera de peligro, fue trasladado al hospital en estado inconsciente tras ser apuñalado y sufrir heridas en la cabeza.
Este suceso provocó un estallido violento con manifestantes obligando a cientos de venezolanos a cruzar la frontera a pie. Incluso prendieron fuego a las pertinencias que los migrantes dejaron.
"Los brasileños vinieron corriendo con palos y botellas"
"Los brasileños vinieron corriendo con palos y botellas. Quemaron todas nuestras cosas, incluso la ropa de los niños", dijo al citado medio una madre de 24 años que sostenía a un bebé de 6 meses.
"Tengo miedo. No sé dónde dormir esta noche o si habrá otro ataque. Perdimos todo. Todo lo que tengo es mi tarjeta de identificación", añadió.
El clima de violencia llevó al ejército brasileño a reforzar la seguridad en el puesto fronterizo de Pacaraima.
"Fuera, fuera, fuera, vuelvan a Venezuela", gritaban los manifestantes contra los inmigrantes mientras cruzaban la frontera portando lo que podían, tal y como recogió el citado medio.
Preocupación del gobierno de Venezuela
En el Gobierno de Venezuela hay preocupación por estos ataques y desalojos ya que, a su juicio, violan las normas de derecho internacional.
"En este sentido, la Cancillería venezolana estableció comunicación con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil a fin de solicitar las garantías correspondientes a los nacionales venezolanos", según un comunicado de la cancillería de Venezuela difundido en Twitter.
Decenas de miles de venezolanos cruzan la frontera hacia el estado de Roraima en busca de un futuro mejor que les permita dejar atrás la crisis política y económica en su país.
El flujo ha abrumado a los servicios sociales del estado brasileño y ha generado un aumento del delito, la prostitución y las enfermedades, así como incidentes de xenofobia, según dijeron autoridades del Gobierno brasileño a la mencionada fuente.
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