Un grupo de 78 cubanos, entre los que hay refugiados que llevan hasta dos años varados en Trinidad y Tobago, han lanzado una petición desesperada de ayuda al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para que resuelva su situación migratoria y los reasiente en otro país en el que puedan trabajar, regularizar su situación y enviar sus hijos a la escuela. "Ya no podemos más", dice una de las afectadas.
"Pedimos a gritos salir de este país que nos esta explotando y nos viola nuestros derechos más elementales de vida. Trabajo, estudio, hogar... Todo", comenta desde Trinidad y Tobago otra refugiada, Lázara Islem Planas, a CiberCuba.
"Nos ayudaría mucho que el mundo se entere de nuestra situación a ver si acaban de sacarnos de este país. Aquí nos sentimos presos", insiste.
"Vinimos aquí porque este país es firmante de acuerdos y protocolos sobre derechos humanos. Y realmente es una trampa: una vez dentro te explotan y hacen difícil la salida. Nos dicen (ACNUR) que no pueden reasentarnos porque no somos vulnerables. Cabría preguntarse a qué llaman vulnerabilidad", recalca esta cubana.
"Dormimos al aire libre. No tenemos permiso de trabajo ni de escuela ni nada. Vivimos de la caridad de algunas personas y de iglesias que nos traen alimentos y ropas donadas. Los niños escondidos de ellos y de peligros de la calle. ¿A qué llama la ACNUR de Trinidad y Tobago vulnerabilidad?"
En su opinión, ACNUR no está haciendo su trabajo. No entienden que en dos años ningún país se haya ofrecido a acoger a los refugiados cubanos varados en un limbo legal en Trinidad y Tobago.
"Muchos países necesitan personas ya sea por mano de obra, por baja densidad poblacional, por muchas razones pero nos aceptan aquí y no nos dan la posibilidad de vivir como personas donde se nos respeten nuestros derechos. Estuve leyendo que en Canadá, Australia y Portugal necesitan inmigrantes".
"Estamos pidiendo ayuda internacional. Algunos somos refugiados de la ACNUR de más dos años y otros solicitantes de asilo en espera de respuestas por más de 1 año. Les demoran los procesos a su conveniencia".
"Ayúdame amiga, a ver si resolvemos enderezar nuestras vidas y salimos de esta encerrona que nos han hecho", suplica Lázara Islem a CiberCuba.
"Me deprimo de ver cómo los niños pierden su juventud sin poder estudiar; como hay aquí profesionales sin poder ejercer su profesión. Necesitamos reasentamiento. Por favor, ayúdennos compartiendo nuestra historia".
Lázara no entiende que Trinidad y Tobago no tenga legislación para regular el estatus de refugiado. "Trinidad y Tobago firmó la convención sobre refugiados de 1951 y su protocolo de 1967 y aún no han hecho una legislación en este sentido", lamenta.
Los refugiados cubanos habían estado viviendo durante los dos últimos meses en una nave que les prestó durante un mes un trinitario, pero finalmente tuvieron que abandonarlo.
Los desalojados achacan su expulsión de la nave a desavenencias entre cubanos, aunque reconocen la generosidad del empresario que les dio cobijo en diciembre y enero pasados.
Ahora, una buena samaritana trinitaria, les ha cedido el platanal que pertenece al patio de su casa para que ellos monten ahí su campamento.
La Policía ha querido quitarles los niños para evitar que duerman a la intemperie y vivan en condiciones insalubres, pero los refugiados cubanos los mantienen ocultos para evitar que los separen de sus hijos menores de edad. Sólo les falta que, en medio de la desesperación, separen a sus familias.
A pesar de todo, sólo tienen claro que para atrás, ni para coger impulso. A Cuba no quieren regresar.
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