Como si no fuera suficiente que el Estado cubano vende a los escolares solamente de uno a dos uniformes por cada curso, además de que comercializa muchas veces tallas inmensas que los padres deben ajustar por su cuenta, las colas para conseguirlos son angustiantes, también este año.
Muchos padres cubanos se instalan como mínimo desde las 5 de la mañana en las afueras de los lugares destinados a la venta de los uniformes para poder alcanzar los turnos que reparten.
La policía ha llegado hasta la tienda El Lince, calle 31 entre San Carlos y Santa Cruz, el único lugar en Cienfuegos donde venden uniformes de primaria, “para organizar" una de estas colas "repartiendo de 50 en 50 turnos”, contó una residente a CiberCuba.
“Había personas que durmieron ahí. Iban a vender hasta las 8 de la noche. Aun así no pudieron comprar todos los que estaban”.
“Yo de hecho me fui y no pude hacer esa cola porque no tengo a quién dejarle mi niña y no puedo hacer esa cola con ella”, explicó.
“Ahí te pasas el día y no compras. Los que compraron es porque durmieron de días antes”, agregó.
El presente año incluso la venta se retrasó. El Gobierno anunció en mayo que no podría comenzar en esa fecha la comercialización de los uniformes “por ajustes con la industria y distribución del producto”, aunque no dieron más detalles.
Ahora, a menos de un mes de que comiencen las clases, los padres todavía agonizan en las colas para alcanzar la vestimenta obligatoria que impone el sistema educativo del país.
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