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El tejado de vidrio de la cooperativa gastronómica cubana

Más de 12.000 trabajadores autónomos cubanos son socios de Cooperativas No Agropecuarias (CNA), formas no estatales de gestión aprobadas en 2012 y que, destinadas fundamentalmente a la gastronomía, el comercio, la construcción y la industria, se encuentran en fase experimental.

Las cooperativas no agropecuarias también viven su Via Crucis. © CiberCuba
Las cooperativas no agropecuarias también viven su Via Crucis. Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Aunque tienen desde marzo último un mercado mayorista a su disposición -al menos en La Habana-, las Cooperativas No Agropecuarias (CNA) de la gastronomía cubana son apenas una versión retocada de los establecimientos estatales que les dieron origen. En la mayoría de los casos, algo así como una anciana maquillada.

Si bien Mercabal, primer mercado de su tipo en la Isla, atiende a un “reiterado reclamo" de las formas no estatales de gestión y pretende extenderse a los trabajadores por cuenta propia “en la medida en que las condiciones lo permitan”, constituye apenas una respuesta parcial a las necesidades de los cooperativistas.

De acuerdo con el presidente de una de las cooperativas que se surte en Mercabal, “las CNA están obligadas a contratarse allí para poder subsistir. Que tengamos un mercado mayorista no significa que podamos adquirir un mayor volumen de mercancías o que haya más variedad de productos o un mejor precio".

Que tengamos un mercado mayorista no significa que podamos adquirir un mayor volumen de mercancías o que haya más variedad de productos o un mejor precio

Ubicado a escasos metros del cine Acapulco en el reparto habanero de Nuevo Vedado, Mercabal abastece a las CNA con el mismo plan de distribución (ya sea para la venta en moneda nacional o divisa) que tenían asignado cuando eran entidades dependientes del Ministerio de Comercio Interior (Mincin).

En opinión de este cooperativista, Mercabal les suministra la misma cantidad de bebidas, cigarros, frijoles, arroz, hamburguesas, etc., que antes, con el mismo descuento de un 20% (un 30 para el pollo), pero concentra a los proveedores, que estaban diseminados por toda la ciudad, en un solo lugar. “Eso es algo positivo”.

Además, explica Eduardo, otro miembro de una CNA de La Habana, que ahora uno sabe lo que hay y lo que no para comprar. “Antes recibíamos lo que nos mandaban, las entregas demoraban mucho y a veces pasaban dos meses sin que pudiéramos coger mercancías. Mercabal entrega lo que uno factura personalmente en menos de 72 horas”.

Sin embargo, agrega, “entonces teníamos 30 días para pagar y hoy hay que hacerlo con una tarjeta magnética en el momento de la compra. Esa es una desventaja para nosotros, aunque evita los impagos. No obstante, con el 20% de rebaja en casi todos los productos y un 20% que se aplique de utilidad, uno vive".

Por otro lado, Mercabal permite que las cooperativas adquieran después del día 20 de cada mes la mercancía que queda excedente “porque otras CNA no la compraron, ya sea por falta de financiamiento, porque son productos que no les interesan o porque sus ventas no se comportaron conforme a lo esperado”, indica Eduardo.

Asimismo, asegura: “No nos alcanza con lo que nos da Mercabal. Hay muchos productos que algunas CNA no podemos vender porque no los tenemos asignados y no nos dejan venderlos más caros que en la red minorista. Es el caso, por ejemplo, de la cerveza Cristal o una lata de refresco de Ciego Montero, que no podemos comercializar en más de 25 o 10 pesos cubanos, respectivamente”.

En palabras del también económico, “eso obliga a vender productos importados. Tengo dos compradores en función de buscarlos diariamente en la calle. ¿Por qué hay productos que no nos dan y que tienen un precio topado?

No entiendo que las CNA estén tan amarradas sobre todo en cuestiones de precio, mientras el cuentapropista está liberado.

“No entiendo que las CNA estén tan amarradas sobre todo en cuestiones de precio, mientras el cuentapropista está liberado. Hay que poner a todas las formas de gestión a competir en igualdad de condiciones. Mercabal tiene que ser la solución incluso para los cuentapropistas, pero las leyes deben ser parejas para todo el mundo”, concluye.

Al decir de Enrique, administrador de un restaurante privado en el municipio de Plaza de la Revolución, Mercabal ofrece lo mismo que existe en el mercado minorista. “Pronto las CNA se convertirán en proveedoras de los cuentapropistas”.

En otro sentido, la cooperativista Yamila se preocupa porque “el tejado es muy de vidrio todavía. Ganarse un nombre como CNA puede demorar entre tres y cuatro años y se nos arrendan los establecimientos solo por una década. No sabemos qué pasará con nosotros cuando se cumpla ese tiempo. Esa es una incertidumbre grande".

Más que por problemas de abastecimiento, resalta la gastronómica, muchas CNA están deprimidas por falta de gestión, de empuje de los socios. “Nuestros líderes adolecen de preparación legal y asesoramiento contable. El salto de calidad tiene que estar acompañado por un buen personal".

Según la Oficina Nacional de Estadística e Información, al cierre de 2017 había en Cuba 439 CNA, 264 de ellas en La Habana. De las existentes en la capital más de medio centenar se dedican a la gastronomía y al menos unas 35 tienen contrato con Mercabal.

Más de 12.000 cuentapropistas cubanos son socios de CNA, formas no estatales de gestión aprobadas en 2012 y que, destinadas fundamentalmente a la gastronomía, el comercio, la construcción y la industria, se encuentran en fase experimental.

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