El resto del año se hace más llevadero, pero en cuanto llegan los meses de julio y agosto y aumenta el trasiego de viajeros en vacaciones, en Cuba se destapa la crisis crónica que desde hace al menos dos décadas sufre el transporte público en la Isla. Imposible disfrutar a plenitud del verano, cuando el simple hecho de desplazarse se convierte en un calvario, denuncia el periódico Trabajadores.
"Hasta ahora nada ha podido aliviar la problemática del transporte público. Ese es un mal que arrastramos desde hace décadas", reconoce el rotativo oficialista.
“Esta es la última vez que venimos por este año”, se le escucha decir a una madre que esperaba la 69 en la parada del Zoológico de 26. Y es comprensible. Para llegar hasta allí en guagua, desde Baracoa, hace falta algo más que paciencia.
Los comentarios, en la web del periódico, no se han hecho esperar. Los más radicales culpan a los pasajeros que cuelgan de las puertas de las guaguas y piden multas para los incívicos.
Otros aprovechan para denunciar que en las guaguas nunca hay cambio y al final el chófer se lleva un sobresueldo con el cambio que no le devuelve a ninguno de los pasajeros.
"El menudo es escaso, se les da un peso y nunca hay vuelto. El pasaje no se echa en la alcancía, se le da al conductor y cuando se le da al chofer este tampoco lo echa en la alcancía. Cuánto debe recaudar por el pasaje y cuánto le queda a él para su bolsillo? Simple cálculo matemático…", dice Esperanza Rodríguez.
Para Yoel Amed, lo que está ocurriendo desde hace años con el transporte público en Cuba es problema de "mala planificación, pocas ganas de hacer y más de lo mismo".
Pero también está quien apela al embargo económico."Hay un bloqueo económico extra territorial por parte del vecino del norte que dura más de medio siglo", se lamenta Peter.
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