El Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos de Sancti Spíritus, el más grande de este territorio, está patas arriba. En los últimos 13 años se han invertido en él 29 millones de pesos cubanos (1,1 millones de CUC), pero lejos de mejorar, los pacientes creen que el centro "no tiene arreglo".
Tras las reparaciones los baños permanecen sin luz. O no se las pusieron o se perdieron. "No acaban de construir. Cada vez que vengo esto parece una microbrigada", dice Eugenia Alonso, aquejada de cólicos, mientras busca un sitio donde recoger su muestra de orina.
Las obras del hospital Camilo Cienfuegos han sufrido escasez de recursos, de mano de obra especializada y de buenos ejecutores, según recoge el diario local Escambray, que destaca que en esas condiciones no se ha dejado de atender a los pacientes de la provincia.
Si el año pasado se ejecutaron cerca de 2 millones de pesos con los que se construyeron las nuevas consultas externas y la unidad quirúrgica del Materno, en 2018 las inversiones han echado el freno ya que sólo hay un presupuesto de 500.000 pesos. Este dinero es para construcción y montaje de la cocina-comedor, pero no hay nada previsto para equipamiento.
Para que la obra hubiera seguido el ritmo del año pasado se necesitaban mínimo 3.000.000 de pesos para este año, según el director de Inversiones del Sectorial de Salud en la provincia, Gonzalo Crespo Rodríguez.
Eso significa que las obras del hospital de Sancti Spíritus, que debían acabar este año, no terminarán hasta 2020. "No estamos contemplados en el Plan de la Economía para este año y la ejecución de la cocina-comedor está a algo más del 60%; se trabaja, pero sin muchos avances porque hay recursos que no tenemos", explica el doctor Eduardo Pedrosa Prado, director del Camilo Cienfuegos.
Con el comedor en obras, el hospital presta servicio a 1.200 comensales. Son trabajadores que tienen que comer con los albañiles repellando paredes y los electricistas trabajando en el montaje de cables.
“Se trabaja muy lentamente y tenemos afectaciones serias con los materiales y la fuerza de trabajo, algo muy engorroso porque dificulta la continuidad; hoy existen los recursos eléctricos y de enchape, pero continúa la ausencia de las redes de vapor para seguir trabajando en esa obra que no se termina este año”, aclara el director del hospital.
“Mientras menos dinero, menos se adelanta y todavía falta un grupo importante de consultas externas, la planta de residuales que es una gran inversión, así como toda la red de acueducto y alcantarillado y la cerca perimetral. Sin embargo, el problema más grave es el de suministro. Si estuviera aprobado como una inversión habría lo indispensable, pero si es inyectada por el Gobierno el respaldo se tambalea y es allí donde fallan el árido y el cemento. A buen ritmo de enchape, pronto se acabará el dinero porque el promedio es gastar 100.000 pesos mensualmente y ya se ha ejecutado cerca de la mitad”, explica Rolando Martínez Arrechea, inversionista directo del hospital.
Pero lo peor de todo no es que las obras vayan lentas sino que los trabajos recién terminados necesitan arreglo inmediato. El Cuerpo de Guardia se ha reparado en dos ocasiones en el último medio año. A eso hay que sumarle los robos que la Dirección del hospital achaca a los pacientes. "Se llevan llaves de lavamanos, latiguillos y hasta lámparas y bombillas. Tenemos en ello una cuota de responsabilidad, pero no se puede estar en todas partes y no siempre las personas son controlables”.
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