Jorge Luis Estada y Elizabeth Valdés, padres de dos menores de edad, no dan crédito a la solución que el Gobierno les ha dado, luego de que en mayo pasado se derrumbara parcialmente la escalera de su edificio en la Habana Vieja.
Según contaron a Cubanet, después de varios meses solicitando ayuda a las autoridades, en octubre ocurrió el derrumbe total. Estuvieron varios días accediendo a la casa por la azotea del consultorio de al lado y ahora lejos de encontrar una solución real al peligro que representa, han ubicado sobre los escombros una escalera de madera que está a punto de caer también.
Si abandonan el lugar para irse a un albergue perderían el derecho como propietarios y la posibilidad de tener una casa en mejores condiciones sería casi imposible.
Aunque han solicitado entrevistas a funcionarios de Vivienda municipal y otras entidades del Gobierno solo han recibido evasivas. Verán si "aparece algo" o "decomisan alguna".
La crisis de la vivienda en Cuba es un problema de décadas. Cada año, solamente en La Habana, cientos de familias pierden sus casas por derrumbes.
El presidente Miguel Díaz-Canel dijo recientemente que había que aumentar el ritmo de construcción y llegar a la cifra de unas 50 000 viviendas al año. "Tenemos que romper la burocracia en este tema tan sensible y velar por el cuidado de los recursos porque parte de la ilegalidad en este tema radica en el desvío de materiales que se destinan para las personas más necesitadas", dijo.
Hace unos meses la prensa oficalista mostraba con su habitual optimismo una solución para los problemas de vivienda: construirlas con tabla de palma.
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