A pesar de que en la Isla muchos consideran que el referendo constitucional que tendrá lugar el próximo 24 de febrero es una obra de teatro con el final ya escrito, se respira el temor gubernamental de que el “No” termine dándole una histórica paliza al “Sí”.
Si bien la propaganda política ha inundado hasta los ómnibus públicos con un “Yo voto sí” (de color rojo y en mayúsculas), el miedo responde a miles de opiniones que, plasmadas o no en un papel durante una “consulta” popular, se han ido extendiendo por el país en contra de la Carta Magna aprobada en diciembre último por el Parlamento cubano.
De acuerdo con el taxista Mauro, de 43 años, “hay quienes están exigiendo un bolígrafo para dar un ‘No’ porque dudan de la veracidad del sistema electoral cubano y saben que aquí todo se queda en palabras. Todavía estamos esperando que se hagan realidad muchos de los preceptos enunciados por la Constitución vigente”.
No obstante, agrega el cuentapropista que “muchos dan por hecho la aprobación de la Constitución porque fueron ignoradas sus propuestas. ¿Para qué van a gastar tantos recursos en un referendo si de antemano conocen el resultado?”
“Somos alrededor de 8 millones de votantes y yo deseo que más de 4 millones voten por el ‘No’ para ver si el país conoce un cambio real. Llevamos demasiado tiempo sin mover los esquemas. Vivimos estancados entre la ineficiencia y la mentira.
“Creo que los primeros en votar ‘No’ serán muchos de los que han sido afectados por el tornado, aquellos que han sufrido en carne propia la falta de una vivienda y un salario dignos, de una verdadera libertad de expresión, de respaldo estatal”, acota la estomatóloga Vivian, de 35 años.
Durante la votación, para la que se han impreso ya 10 millones de boletas, los ciudadanos deberán responder Sí o No a la pregunta: “¿Ratifica usted la nueva Constitución de la República?”
A tenor con la maestra Míriam, “antes uno no podía ser detenida ni procesada, sino por causa justa, autoridad competente y por el tiempo establecido. Con los nuevos cambios, en un proceso penal las personas no serán privadas de libertad, sino por autoridad competente y por el tiempo legalmente establecido".
“Es decir, que uno puede ser arrestado por cualquier motivo y no ‘por cometer un delito’ o ‘por causa justa con pruebas demostradas’, como exhortaron muchas personas en los debates populares. Lo que seguirá pasando es que detendrán a una persona para luego investigar los hechos. ¿Dónde se ha visto eso? ¿Cómo queda esa persona si luego la absuelven? ¿Cómo van a meterla presa porque hay rumores y cosas que no se saben?”, resalta.
“Ya todo está cuadrado, ‘literalmente’, ¡menos mal que aquí no se hacen campañas!”, comenta de forma burlona un usuario en el sitio web de Cubadebate.
“Debería haber gente de la oposición cubana que pudiera participar observando el conteo de las boletas para ver si es una elección tan libre y secreta como se dice”, apunta el estudiante de Economía Pablo Enrique, de 21 años.
Además, explica el joven universitario, uno debiera vivir con la Constitución bajo el brazo para denunciar las violaciones de la ley. “Para eso también debiera crearse un Tribunal Constitucional, como existe en otros países del mundo, pero a los dirigentes eso no les conviene porque pondría en jaque a la institucionalidad”.
La nueva Constitución se ha convertido en el texto impreso más vendido en las últimas dos décadas en Cuba y está llamada a sustituir la instaurada en 1976, en tanto ratifica el carácter socialista de la nación y el papel rector del Partido Comunista.
Asimismo, reconoce la propiedad privada y propone cambios en la estructura del Estado, entre ellos la creación de los cargos de presidente y vicepresidente de la República y de primer ministro.
El domingo 17 de febrero, justo una semana antes del referendo, se desarrollará el tradicional ejercicio de comprobación de las votaciones, el cual es conocido como prueba dinámica.
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