Cuando muchos pensaban que la campaña por el Sí en el referendo constitucional había llegado a su clímax, el gobierno ha redoblado sus acciones hasta el paroxismo. La cruzada parece no encontrar límites y echa a mano a todo cuanto pueda asegurar un voto.
Desde la descontextualización de viejos discursos de Fidel Castro, y llegando a las insustanciales declaraciones de figuras reconocidas en distintos ámbitos de la sociedad, que ante las cámaras repiten estribillos tan burdos como: “Yo voto Sí por la belleza de mi isla, por la dignidad, la salud y la educación de los míos”. Como si los encantos de la isla se pudieran refrendar, fueran indignos los que votaran No en la consulta, o la constitución vigente no asegurara ya servicios gratuitos de educación y salud.
Según Sergio Hernández, profesor de comunicación social existe mucha preocupación desde el gobierno pues de la misma manera en que históricamente han exhibido altos porcentajes de participación como una supuesta expresión del respaldo popular a la revolución, un número inferior al acostumbrado podría indicar un resquebrajamiento de ese apoyo, justo después de producirse un simbólico traspaso de poder desde la dirección histórica a las nuevas generaciones.
Existe mucha preocupación desde el gobierno pues de la misma manera en que históricamente han exhibido altos porcentajes de participación como una supuesta expresión del respaldo popular a la revolución, un número inferior al acostumbrado podría indicar un resquebrajamiento de ese apoyo
“Si bien no creo que la propuesta constitucional vaya a ser rechazada en las urnas, o que se apruebe con menos del 70%, esta consulta será un medidor de cómo anda el apoyo popular al régimen. Si se aprueba con el 75%, por ejemplo, no significa que ese porcentaje apoye en pleno a Díaz-Canel, pues la gran mayoría de los cubanos no ejercen el voto de manera consciente; pero la pérdida de más 10 puntos porcentuales con respecto a las últimas elecciones hablaría de una tendencia importante. De ahí vienen los temores del gobierno”, aseguró el académico.
No extraña entonces la desmedida campaña que desde finales de 2018 se viene gestando desde los medios de comunicación. El propio profesor universitario indicó que en la última semana por ejemplo la construcción yo-voto-sí se mencionó como promedio 24 veces en cada emisión del noticiero estelar de la televisión cubana (NTV), espacio con media hora de duración.
“Por si fuera poco, cada spot, mención o mensaje de bien público que se difunde por televisión se alterna ahora con una propaganda por el Sí, y hasta en el logo identificativo de algunas estaciones como el Canal Caribe se ha incluido permanentemente la etiqueta #YoVotoSí. “Desde mi punto de vista se trata más de una contingencia que de una campaña. No recuerdo algo como esto desde los días de Elián”, concluyó el académico.
Sin embargo, la campaña gubernamental no se limita al mayoritario alcance del medio de comunicación más extendido en Cuba. Desde los vehículos del transporte público hasta los comercios, bancos, hospitales y escuelas han sido atiborrados con las pancartas y pegatinas. El gobierno parece decidido a barrer de la psiquis colectiva la opción del No.
En calles como Maceo en la ciudad de Santa Clara, se ha cumplido la orientación cabal del gobierno provincial y cada tres cuadras se ha colocado un cartel gigante de acera a acera, con mensajes de apoyo incondicional a la nueva propuesta de carta magna.
Las panaderías, agromercados, shoppings y farmacias lucen deficitarios de algunos productos de primera necesidad, pero en ellos no faltan las incitaciones directas al voto aprobatorio.
“Que a casi una semana de la consulta popular no hayan logrado mejorar el abastecimiento de alimentos y medicamentos en tiendas y boticas para mí no es otra cosa que una señal de lo mal que estamos. Porque si le están poniendo con todo y la cosa sigue igual de jodida, imagínese entonces después de las votaciones”, comentó un vecino de la calle San Miguel en el Condado santaclareño, quien lleva 4 días de cola para, cuando abastezcan de medicamentos la farmacia, comprar el antihipertensivo que le han prescrito.
En la misma barriada de la ciudad de Santa Clara vive Nora. Tres veces han ido a su casa en lo que va de febrero para asegurarse de que vote por el Sí en la consulta popular del próximo 24 de febrero: “Primero fue con el listado y dijeron que era para verificar que se correspondía con la realidad. Luego vinieron con estos papeles para que los pusiera en la puerta, y ayer para traerme una citación y volverme a decir que la revolución necesitaba que yo votara Sí”, aseguró, con una sonrisa contenida, para luego jaranear:
“Son como los testigos de Jehová que a cada rato pasan por aquí, pero más cansones y menos convincentes”.
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