Los tiempos de votaciones unánimes ya son historia en Cuba. En los últimos años, la participación de los cubanos en las citas con las urnas va cuesta abajo y sin freno. El declive no comenzó con Miguel Díaz-Canel, sino con Raúl Castro en el año 2013, cuando se produjo un resbalón importante.
Si comparamos el periodo comprendido entre 1976 y 2003, que se corresponde con las votaciones convocadas por el exmandatario Fidel Castro, nos encontramos con muy pocas variaciones.
Así, por ejemplo, la Constitución de 1976 contó con una participación del 98% frente al 97,61% registrado en 2003, la última vez que Fidel Castro ocupó todos los cargos importantes de la jefatura de Estado y la secretaría del Partido Comunista.
Fidel Castro enfermó en 2006 y su hermano Raúl ocupó durante dos años la Presidencia interina. En las votaciones organizadas en 2008 llegó una bajada discreta de la participación hasta el 96%. Era la primera señal.
Esa discreción estalló por los aires cuando en 2013 la participación cayó a un 89,68%, bajando del umbral del 90% al que estaban acostumbrados los comunistas cubanos durante casi 30 años.
La situación no mejoró en 2018, cuando Raúl Castro cedió la Jefatura del Gobierno a Miguel Díaz-Canel. El año pasado volvió a bajar la participación de los cubanos en las urnas hasta el 85,94%.
Pese a la campaña electoral tan agresiva que llevó a cabo el Gobierno de Cuba a favor del sí en el referendo, la situación no mejoró. Los datos preliminares apuntan a que la participación cayó al 84,4%. Se trata de un descenso discreto, pero que confirma la tendencia al declive.
En los comicios del domingo pasado se quedaron en sus casas 1,4 millones de cubanos. Otro millón acudió a las urnas, pero votó en contra, se abstuvo o anuló la boleta. En total, casi 2,5 millones de cubanos dieron la espalda al texto constitucional que blinda al Partido Comunista como "único" legal en la Isla y "fuerza política superior" al Estado.
De hecho, el número de cubanos que no respaldó la tercera reforma parcial de la Constitución (casi 2,5 millones de personas) supera al de miembros del PCC (670.000 en 2016), principal beneficiario del texto aprobado.
Aunque la oposición defiende que los colegios electorales estaban vacíos, los datos del Gobierno dicen los contrario. El pasado domingo, a las 9:00 a.m. habían votado 2 millones de cubanos. A las 11.00 a.m. esa cifra ya era de 5,1 millones y a las dos de la tarde, ascendía a 6,7 millones.
Tanta prisa se dieron, que los colegios electorales cerraron la jornada con más de 9,2 millones de votantes, unos 600.000 por encima de los incluidos en el censo electoral que el propio Gobierno dio por bueno durante la jornada electoral.
La opositora cubana Rosa María Payá criticó este lunes, tras conocer el resultado preliminar de los comicios, que el padrón electoral haya crecido de 8,6 millones a 9,2 millones "como por arte de magia".
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