El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez pretende eliminar en dos años el abastecimiento de agua por pipas en La Habana, meta bastante complicada si se tiene en cuenta que tanto las fuentes de abasto como las conductoras de la ciudad están severamente deterioradas.
Según el diario Granma, durante una visita gubernamental a la capital, el dirigente se interesó por las inversiones que se realizan en el acueducto.
Para los habaneros, sin embargo, resulta difícil creer que en apenas dos años no tendrán que acudir a los socorridos camiones cisternas, dado que la empresa Aguas de La Habana tiene una eficiencia de bombeo de apenas el 50 % de su capacidad, debido a los salideros de las instalaciones.
Recientemente se conoció que se está construyendo una conductora de 8.7 kilómetros que beneficiará a más de 91.000 residentes de La Habana Vieja, donde se encuentran además numerosos hoteles.
El Gobierno ya informó que, aparejado a la mejora del abasto –que aún está en veremos–, en 2020 se pondrá en vigor una nueva tarifa para el cobro de los servicios de suministro de agua y saneamiento, que comenzará a regir de forma progresiva.
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