Los trabajadores de los hospitales públicos en Venezuela temen que nuevos apagones traigan más daños a un sistema de salud sumamente deteriorado.
Según revelaron empleados del sector sanitario al canal televisivo norteamericano Local 10, algunos centros se ven obligados a rechazar pacientes, pues no tienen generadores que funcionan o un suministro de agua de emergencia.
La situación es totalmente antihigiénica: no tienen productos de limpieza, en los lavamanos hay agua contaminada, las paredes tienen moho y el equipo quirúrgico no es seguro.
Tampoco hay antibióticos, catéteres, guantes ni jeringuillas.
Según la agencia Reuters, el gobierno de Nicolás Maduro desarrolla un programa de interrupciones del servicio eléctrico programadas de tres horas en todo el país, salvo Caracas y los estados de Vargas y Delta Amacuro.
En Maracaibo, capital del petrolero estado de Zulia, los cortes duran más de 10 horas diarias. Afectan el bombeo de agua corriente, imprescindible para procesos como las diálisis, que requieren de 120 a 140 litros de agua purificada por sesión, y que se recomienda tres veces a la semana.
Maduro culpa de los problemas a las sanciones impuestas por Estados Unidos. Pero opositores y especialistas responsabilizan a la corrupción e incompetencia del gobierno.
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