Ex agente cubano: La película sobre la Red Avispa es una colección de mentiras

Entrevista exclusiva con Edgerton I. Levy, el hombre que fue pieza clave para desmantelar la mayor organización de espionaje de Cuba en Estados Unidos desde la llegada de Fidel Castro al poder.

Edgerton I. Levy © Cortesía del entrevistado
Edgerton I. Levy Foto © Cortesía del entrevistado

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Este artículo es de hace 5 años

Edgerton Ivor Levy es el héroe olvidado en la historia del desmontaje de la mayor red de espionaje cubano en Estados Unidos por las últimas seis décadas.

Levy y su esposa Ivette Bermello, profesores de Historia de la Universidad de La Habana y entrenados como los agentes Ariel y Laura por la Dirección de Inteligencia (DI) de Cuba, fueron piezas clave para el desmantelamiento y arresto de los miembros de la Red Avispa en 1998. Desde su llegada a Estados Unidos, tras protagonizar un simulacro de salida ilegal con el apoyo de la base de Tropas Especiales de Jaimanitas, al oeste de La Habana, la pareja se puso en contacto con las autoridades del FBI para confesar su encomienda como agentes enviados por el gobierno cubano.


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De manera que todo el despliegue, movimientos y contactos de los más de 20 agentes y oficiales de la red estuvieron monitoreados por el FBI desde la arrancada de sus acciones operativas en territorio estadounidense.

Sin embargo, esa evidencia fundamental ha quedado sepultada hasta ahora por la historia contada sobre la Red Avispa y por la desaforada campaña internacional que desplegó el régimen cubano a favor de los llamados "Cinco Héroes Prisioneros del Imperio", la etiqueta con que la propaganda castrista reclamó la liberación de los espías condenados a largas sentencias a prisión en el 2001.

Veintiún años después, el rumbo de los acontecimientos no podía ser más desconcertante para Levy. Los cinco sentenciados en el caso están de vuelta en Cuba, condecorados y catapultados como patriotas. Tres de ellos fueron liberados sin cumplir sus condenas por la administración de Barack Obama como parte del proceso de normalización de relaciones con el régimen de Raúl Castro, el 17 de diciembre de 2014. Una acción que el ex agente no vacila en calificar de "un acto antiamericano".

Pero el más reciente aldabonazo de la distorsión propagandística lo ha marcado la película Wasp Network, dirigida por el laureado realizador francés Olivier Assayas y con estrellas como Penélope Cruz, Gael García, Edgar Ramírez y Ana de Armas en los papeles protagónicos. El filme, basado en el libro Los últimos soldados de la Guerra Fría (2012), del periodista brasileño Fernando Morais, se acaba de presentar con amplia resonancia publicitaria en los festivales de Venecia, Toronto y Nueva York, y pronto escalará a los circuitos comerciales internacionales.

"Una farsa, una escandalosa farsa con alfombra roja", dice Levy en entrevista exclusiva con CiberCuba.

El lanzamiento de Wasp Network y de otro filme en proceso en Canadá sobre la Red Avispa, con la anuencia del gobierno cubano, le ha motivado a concluir su libro Nadie me lo contó, un relato testimonial sobre la Red Avispa y el espionaje cubano en Estados Unidos que se publicará próximamente.

Fallos al descubierto

¿A qué atribuye que tanto el discurso oficial del régimen cubano sobre los cinco espías como los libros, los abogados defensores, los supuestos expertos sobre el tema, han obviado o se hacen de la vista gorda respecto al decisivo papel que usted tuvo en el caso?

Creo que tiene que ver con el hecho de que la captura de la Red Avispa demostró demasiados fallos en el sistema de inteligencia del régimen cubano, lo que era resultado también del desmantelamiento del MININT que se produjo tras los casos de Arnaldo Ochoa y José Abrantes en 1989. Los altos jefes y personal de las FAR irrumpieron en el MININT y a los antiguos jerarcas de la DI eso no les hacía ninguna gracia. Los mismos intentos fallidos de nuestra salida ilegal por mar evidenciaron la descoordinación que había entre el equipo de preparación, las Tropas Especiales y las Tropas Guardafronteras.

¿No será porque Fidel Castro se vanagloriaba de haber entregado información confidencial a una delegación del FBI que invitó a La Habana en junio de 1998, cuando en realidad el FBI sabía de antemano de esos informes?

Eso también pesa para la historia oficial que Cuba quiere dejar establecida para el futuro. Es parte de las fallas del MININT que quedaron al descubierto. Fidel Castro mandó una carta con Gabriel García Márquez a Bill Clinton para alertarlo de las supuestas actividades terroristas de los exiliados que había detectado su red. Todo eso estaba ya en manos del FBI. Lo más lamentable es que el gobierno cubano haya impuesto una versión diferente para proteger el papelazo de Fidel Castro, y mucho peor que los medios internacionales, los periodistas y los cineastas se la hayan comprado sin un mínimo cuestionamiento.

¿Ha visto la película de Olivier Assayas sobre la Red Avispa?

No, pero he visto el circo que se ha armado durante las presentaciones. Conozco el libro en el que se basó y con eso me basta. Una película salida de ese libro no puede ser otra cosa que una colección de mentiras.

El libro de las omisiones

¿Por qué cuestiona tan severamente el libro que inspira la película?

Es sencillamente ridículo. El libro de Morais fue hecho con el visto bueno de la Seguridad cubana, auspiciado y autorizado por el gobierno cubano. No lo digo yo, lo cuenta el autor al final del texto, donde agradece a varios colaboradores en Miami, por cierto, algunos de ellos insertados en los medios periodísticos locales. ¿Puede esperarse acaso alguna veracidad cuando se parte de las versiones manipuladas de los hechos? Lo curioso es que han entregado esas producciones cinematográficas a realizadores extranjeros, porque así las mentiras pueden cobrar alguna atención internacional en bocas ajenas, para que el mentiroso habitual que es Cuba no sea el emisor directo. Una burla. ¿Qué trabajo de investigación pudo hacer Morais con la información que Cuba le autorizó a usar?

¿Cuál es su principal cuestionamiento a la investigación de Morais?

Morais no hizo más que recolectar la información pertinente para complacer el relato oficial del gobierno cubano. Él dice haber tenido acceso a todo la documentación del caso, de la mano de sus ayudantes aquí en Miami. No se explica entonces la omisión de las evidencias del expediente de la fiscalía con mensajes entre los oficiales ilegales y la dirección de la DI, en las cuales queda al descubierto que las prioridades de la red eran obtener información del Comando Sur, penetrar bases militares en la Florida, identificar lugares vulnerables para introducir armamento en territorio de Estados Unidos, organizar sabotajes para prender fuego a hangares de avionetas y otras actividades nocivas a la seguridad nacional de Estados Unidos. El cuento de que la red vino a neutralizar a los exiliados cubanos es imposible de digerir cuando se leen esos documentos.

Las prioridades de la red eran obtener información del Comando Sur, penetrar bases militares en la Florida, identificar lugares vulnerables para introducir armamento en territorio de Estados Unidos, organizar sabotajes para prender fuego a hangares de avionetas y otras actividades nocivas a la seguridad nacional de Estados Unidos. El cuento de que la red vino a neutralizar a los exiliados cubanos es imposible de digerir cuando se leen esos documentos.

Tal pareciera que esos documentos pasaron al olvido...

Sí. Es triste que incluso mucha gente honesta se haya tragado el cuento del papel protector de la red. Creo que la lectura de estos documentos es una asignatura pendiente para el propio pueblo cubano, que es víctima de la tergiversación y la censura sobre este caso.

Cuando se publica la primera edición del libro de Morais, en 2012, hacía dos años que su caso era ya público en los medios de Miami. ¿Cómo es posible que una investigación pretendidamente exhaustiva pueda permitirse una omisión tan chapucera?

Es lo que yo me pregunto también y es una interrogante que la prensa internacional debería pasarle a Morais. Estamos hablando de un periodista investigador de larga trayectoria y no creo que sus "asesores" en Miami estuvieran al margen de mi existencia. La página 90 de la edición cubana es como para que el libro se nos caiga de las manos. Allí se dicen cosas como que un "espeso e impenetrable secreto" permanece sobre cómo fue descubierta la red, que en el Departamento de Seguridad del Estado le juraron que "no disponen de ningún dato para ayudar a desentrañar el misterio", que no hay indicios de que hubiera "un traidor entre ellos", y que "se puede afirmar con seguridad que la organización operó sin ser descubierta por las autoridades norteamericanas"... Me cuesta trabajo creer que fue una ingenuidad del autor.

El agente invisible

Pero no solo es la película de Assayas, sino que está en camino otro filme a partir del libro La verdadera historia de los Cinco cubanos (2013), del canadiense Stephen Kimber, con participación de las productoras Pictou Twist Pictures y Picture Plant, de Nueva Escocia, y Conquering Lion Pictures, de Toronto, en colaboración con el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). ¿Lo contactaron en algún momento para esos libros o acaso para los guiones cinematográficos?

No. Como para Cuba no existo, para los repetidores de la versión oficial, tampoco. Eso es una práctica común del régimen. No me extraña en lo absoluto. El libro de Kimber es una carnada del mismo saco. Kimber fue un ferviente admirador de los Cinco y se dejó encandilar por la historia que le contaron después de una visita a La Habana. Vino a Miami, estuvo en Washington y recibió el visto bueno para entrevistar a los espías en prisión. Se convirtió en activista pidiendo que los liberaran. René González, uno de los espías condenados, se carteaba con él y declaró que el libro era alentador para la causa de ellos. No hace falta poner una palabra más para reconocer por dónde van los tiros. He leído que tienen ya $7 millones de dólares para comenzar los rodajes, así que el segundo episodio de esta farsa con alfombra roja está en camino.

¿Cree que su libro logre descorrer el velo de distorsión que encubre la verdad sobre la Red Avispa?

No tengo muchas esperanzas, porque la maquinaria propagandística de Cuba es poderosa. Pero tenía la necesidad de contar la verdadera historia de este proceso para sentirme bien conmigo mismo y dejar un testimonio para el futuro. Es lo que se piensa a los 71 años. Ojalá haya algún emprendedor que se anime a realizar la película del desagravio.

Repasemos los hitos de esta historia incompleta. ¿Cómo recuerda el momento en que el FBI decide desmantelar la red el 12 de septiembre de 1998?

Tengo aún frescos esos recuerdos. Esa mañana recibimos una llamada de los oficiales del FBI que estaban a cargo del caso para que Ivette y yo nos presentáramos a las 9 a.m. en el parque Amelia Earhart, en Hialeah, para recibir una información importante. La noticia nos dejó atónitos. Diez de los integrantes de la red habían sido arrestados en un operativo especial durante esa madrugada. Nunca pensé que iban a desmantelar la red. El criterio es que siempre vale más tener controlado a un agente en la calle que apresarlo, pues se pierde una fuente confiable de información al alcance de la mano. Lo importante en materia de inteligencia es que el enemigo no sepa lo que tú sabes.

Una acción antiamericana

¿Cómo asimiló usted la decisión de la administración Obama de liberar a los espías Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero en 2014? ¿Se imaginó alguna vez un desenlace semejante?

No me sorprendió del todo, porque hacía rato que estaban sonando las piedras en el río. Fue evidente la ofensiva en las páginas de The New York Times y otras publicaciones para preparar el terreno ante la opinión pública. Nada de eso era gratuito y se veía venir algo. Pero cuando me enteré por las noticias, sentí una profunda frustración que se tornó en decepción.

¿Cuáles son sus reproches contra este canje negociado por la administración Obama para lograr la excarcelación del contratista Alan Gross?

Durante todo el proceso que estuvimos trabajando conjuntamente con el FBI, hubo momentos personales de mucha tensión e incertidumbre. No sabíamos que iba a ser de nuestras vidas, si nos acogíamos al plan de testigos protegidos, si declarábamos en el juicio de los cinco acusados… Pensé que nuestra integridad pudiera estar en peligro si los soltaban, pero siempre tuvimos el respaldo de los agentes del FBI que nos tranquilizaban y nos decían que no nos preocupáramos, que este era un país de leyes y no debíamos temer. Cuando supe de que los tres estaban en Cuba, y que se llegó al extremo de organizar una operación secreta para que la esposa de Gerardo Hernández saliera embarazada, un individuo que estuvo vinculado al asesinato de cuatro pilotos de Hermanos al Rescate, pues no podía tener menos que un gran resentimiento contra el presidente Obama, que no me gustó nunca y después de esto, mucho menos. La frustración del 17-D fue enorme, porque lo percibí como un acto antiamericano.

Mensajes desclasificados por el FBI como evidencias en el caso de la Red Avispa. En estas páginas la jefatura de la DI orienta a los espías prender fuego a un hangar de Hermanos al Rescate en Opa-Locka y hacerlo aparecer como una autoagresión de la organización.

Además de la decepción, ¿tiene algún temor desde entonces?

A estas alturas ya he dejado de sentir temor, pero no le he quitado el pie a la preocupación. A partir de ese día he tomado precauciones adicionales. No estoy desprevenido. Solo hay que ver los noticieros locales para comprender lo fácil que aquí en Estados Unidos, diariamente, un auto se desvía y mata a un transeúnte o una bala perdida termina con una vida. La mano de Cuba es larga y un atentado puede enmascararse de diversas formas. Y no vivo en una campana de cristal. El régimen cubano no suele olvidar a sus enemigos. El daño que puedan hacernos en el futuro no es una opción a descartar.

Pero usted se ha decidido a contarlo todo en su libro. Aunque ha pasado tiempo, el tema ha vuelto a cobrar actualidad. ¿Cree que pueda sufrir represalias?

Justamente, la escritura de este libro es una necesidad de contar mi verdad en primera persona, pero no paso por alto que resulta un exorcismo temerario. Lo único que trato de decir es que si después de su publicación nos sucede algo, a mí o a mi esposa, podemos seguir tras el rastro de las causas. Una de las cosas que aprendí por boca de los propios oficiales y preparadores de la Inteligencia cubana es que en este giro las casualidades no existen. Ellos insistían mucho en eso durante el proceso de entrenamiento que recibimos allá.

Espías bajo control

Desde la perspectiva del trabajo de contrainteligencia que generó su cooperación con el gobierno de EEUU, ¿qué considera lo más significativo de la labor que ustedes cumplieron?

Nunca en la historia del diferendo entre Cuba y Estados Unidos se había podido capturar a un oficial ilegal en territorio norteamericano, es decir, oficiales de inteligencia con identidad falsa, usurpando nombres de personas nacidas y fallecidas en este país. En esta ocasión se capturaron tres. Pero además, con la información que suministramos mi esposa y yo, no solo se pudo mantener bajo control y desarticular la Red Avispa, sino identificar y neutralizar a muchos agentes o colaboradores que entraron en contacto con ellos desde 1994. Observa nada más la lista de personas investigadas, detenidas y encausadas por vínculos ilegales con Cuba hasta comienzos de la década del 2000. Los miembros de la jefatura de la Red Avispa viajaban constantemente a Nueva York para reunirse con oficiales legales y llevar documentación con destino a la DI, que se enviaba a través de la Oficina de Cuba en Naciones Unidas. Es obvio que Estados Unidos no tiene capacidad para seguirles la pista a todos los funcionarios cubanos que trabajan en territorio norteamericano, pero si un oficial ilegal se reúne con ellos ya es razón para ponerlo en el radar de vigilancia.

¿Cuáles pudieron ser casos derivados de su contribución?

Por ejemplo, el caso de Mariano Faget, alto funcionario de Inmigración en Miami. Faget se reunió con un funcionario cubano que anteriormente se había reunido con un miembro de la Red Avispa. Y así se le hizo el seguimiento al oficial legal que vino hasta Miami. En esa cadena de asociaciones figuran también los casos de los profesores de FIU, Carlos Álvarez y Elsa Prieto, del ex subsecretario de Defensa y académico Alberto Coll, y posiblemente del matrimonio Walter Kendall y Gwendolyn Myers, que fueron capturados tras espiar para Cuba por 30 años. Un número sin precedentes de personas fueron encausadas o expulsadas por actividades de espionaje en esa etapa. Desconozco si el control del FBI sobre actividades de inteligencia relacionadas con Cuba ha mermado después de la desarticulación de la red, pero obviamente hay menos acciones judiciales e información pública sobre el tema.

Usted estableció contacto con el FBI antes de conectarse con Gerardo Hernández, el jefe de la red, a su llegada a EEUU. ¿Cómo se produjo esa determinación?

Fue a principios de diciembre de 1993. Yo trabajaba en el control de los parqueos en el Four Ambassador, en el área de Brickell. El FBI iba con frecuencia allí para monitorear quién entraba y salía de ese lugar, donde confluía gente metida en delitos graves de armas y drogas. Había establecido una relación de trabajo con la gente del FBI que venía a pedir los récords de entrada y salida, y aproveché una de esas visitas para decirles que yo tenía información de Cuba que podía interesarles. Tuvimos una primera reunión en un Denny’s de Hialeah y luego empezó todo el proceso de polígrafo, información biográfica, entrevistas, durante meses. Desde diciembre de ese año yo debía hacer el contacto con la red según lo planificado en Cuba, y estuve yendo dos veces al mes al lugar acordado y no sucedía nada. Ya estaba casi apenado con la gente del FBI, cuando finalmente sucedió el encuentro con Gerardo, en mayo de 1994.

Para su rápida integración a la vida en Estados Unidos usted tenía a favor el dominio pleno del inglés. ¿Dónde lo aprendió?

Mi padre era nacido en Jamaica y mi madre profesora de Inglés. Desde niño hablé inglés en mi casa. Tenía dos tíos pastores bautistas, que vivían en Estados Unidos. En 1958 vine con mis padres de vacaciones a este país, y en 1960 visité al tío que vivía en New Orleans y luego fuimos por carretera hasta el estado de Illinois para participar en un campamento religioso de verano.

La vida de los otros

¿Qué actividades ustedes hicieron por orientación del jefe de la red?

No hicimos realmente casi nada. El trabajo era penetrar organizaciones del exilio y me asignaron a los congresistas cubanoamericanos, a buscar información sobre sus actividades y su vida personal que pudiera ser usada contra ellos. La red tenía como prioridad penetrar instituciones del gobierno federal, instalaciones militares, el correo, oficinas de los legisladores, departamentos de policías, los gobiernos locales, los comisionados... Por los pocos resultados, primero Hugo Soto, que escapó luego a Cuba, y Labañino nos presionaron y amenazaron con retornarnos a Cuba.

¿Qué papel jugó Héctor Pesquera, por entonces jefe del FBI en Miami, en el caso de la Red Avispa?

Si Pesquera no hubiera estado al frente del FBI en Miami la historia de la Red Avispa fuera otra. Él mismo ha revelado que había una oposición muy fuerte desde los niveles de Washington a encausar a los agentes cubanos. Pesquera jugó un papel de liderazgo de primer orden buscando hacer justicia. Estuvo al tanto de nosotros, se preocupó por nuestra seguridad, por las condiciones nuestras, los problemas personales y familiares que nos traía nuestra decisión. Pesquera se involucró de lleno en este caso y demostró ser un individuo humano, justo y sensible. Hay cosas que tendremos que agradecerle a él y a mucha gente en el FBI, en especial a los agentes Carmen y Raúl, hasta el final de nuestras vidas. Lamentamos mucho la salida de Pesquera de la jefatura del FBI de Miami.

¿Cuál fue el punto de giro en la labor de cooperación de ustedes con el FBI?

El derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate en 1996. Después de ese momento nos cambiaron los agentes del FBI que nos atendían y comenzaron a escuchar más atentamente lo que teníamos que contar.

Mensajes desclasificados por el FBI como evidencias en el caso de la Red Avispa. En estas páginas la jefatura de la DI orienta a los espías prender fuego a un hangar de Hermanos al Rescate en Opa-Locka y hacerlo aparecer como una autoagresión de la organización.

¿Qué pasó con ustedes luego de la captura o estampida de los miembros de la red? ¿Trató la Inteligencia cubana de contactarlos?

Sí, tuvimos varios contactos por vía telefónica que, por supuesto, eran de conocimiento del FBI. La DI nos instaba a abandonar Estados Unidos vía México, donde habría gente esperándonos para facilitarnos el retorno a Cuba. Nuestra estrategia fue darle larga al asunto argumentando que estábamos bajo vigilancia. Hasta que finalmente se esfumó esa comunicación.

La hora más difícil

¿Qué momento fue el más difícil durante todo el proceso judicial de los Cinco?

Cuando se nos planteó la posibilidad de que fuéramos como testigos al juicio. No queríamos exponernos, pues habíamos decidido no aceptar el programa de Protección de Testigos (Witness Protection). Teníamos información de cómo era la vida de los testigos protegidos, habíamos leído y visto filmes sobre eso, y no nos parecía la mejor opción para nosotros y nuestra familia. Hoy no nos arrepentimos de la decisión que tomamos. Agradezco al FBI la consideración que tuvo con nosotros y, especialmente, la deferencia que tuvo Pesquera hacia nuestra petición.

¿Cree usted que la red cometió errores derivados de la jefatura de la DI?

Sin dudas. En nuestro caso particular, los errores fueron enormes desde la etapa de preparación y creo que el desenlace de la red se debe a esas pifias. Por ejemplo, yo conocía a Hugo Soto desde el preuniversitario de la Víbora, en La Habana. Su madre fue profesora mía en la Secundaria Básica. Después ambos habíamos sido colegas de trabajo en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). Ivette conocía a la madre de Gerardo Hernández, que a la vez conocía al hermano de Ivette. En labores de inteligencia eso no puede suceder, y menos si vienes a otro país a operar. Y el jefe de nuestra preparación confió demasiado en nosotros. Fueron fallas garrafales.

¿Considera que la forma en que operaba la red aquí también fue deficiente?

Obviamente. Muchos de ellos se creían que estaban en Cuba. No hacían contrachequeo, no se revisaban adecuadamente los lugares, estaban muy confiados. Todo evidenció un trabajo malísimo.

De los miembros de la red, ¿cómo recuerdas a los que tuvieron contactos con ustedes?

A Hugo Soto me unía una vieja relación de juventud y eso ayudó a una mejor relación de trabajo, aunque Ivette tuvo varios encontronazos con él. Hugo Soto me contó muchas cosas que quizás no debía como las armas que transportó desde México para el atentado a Luis Posada Carriles en Guatemala, en 1990. Él me pidió incluso acompañarle al rastreo de Jorge Mas Canosa, quien visitaba una casa en un islote de los Cayos frecuentemente. De Gerardo Hernández, a quien nunca nos imaginamos como jefe de la red, debo decir que fue una persona cordial y comprensiva con nosotros. Fue muy desagradable descubrir después que estuvo involucrado en los preparativos para el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. El más peligroso de todos nos parecía Labañino, que era un déspota, un tipo violento, arrogante, y estuvo encargado de la penetración del Comando Sur, además de que se mantuvo operando contra la base de la fuerza aérea de Mac Dill, en Tampa, donde se controla el tráfico aéreo militar de Estados Unidos hacia y desde Centro, Suramérica y el Caribe.

Advertencia: Evitar Hialeah

¿Dónde se realizaban los contactos entre ellos y ustedes?

El primer contacto mío fue con Gerardo en un K-Mart de North Miami. Luego nos reuníamos por separado en diferentes lugares como Bayside, una pizzería en Miami Beach, en la Biblioteca de Miami Dade, en Coconut Grove.

¿Algún lugar que no se recomendaba nunca?

Hialeah. El temor a Hialeah era que encontráramos por allí a alguien que nos conociera de Cuba y pudiera identificarnos. Había una especie de alergia con Hialeah.

De las más de 3 000 páginas de mensajes de la red y otros documentos que permanecen clasificados, ¿qué información sensible es la que se protege aún?

No mucho más de lo que ya se conoce, tal vez puedan comprometer a alguna gente. Debe haber muchas páginas que son con referencia al trabajo de Ivette y mío.

¿Usaban ustedes seudónimos para el trabajo con el FBI, diferentes a los de Ariel y Laura que tenían para la inteligencia cubana?

Sí, pero prefiero no revelarlos.

Una gran ironía

¿Le gustaría hacer una película con su testimonio y su libro?

No estaba en mis planes, pero es una ventana que dejo abierta.

¿Qué le provoca este epílogo de los espías cubanos convertidos en directores de centros académicos y tres de ellos investidos como diputados de la Asamblea Nacional?

Realmente, trato de evitar esas noticias. Prefiero no saber nada. Pero es una gran ironía. Porque todos siguen en las mismas funciones para las que fueron preparados. Gerardo es el vicerrector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), que es un lugar donde estudian y captan a futuros oficiales de inteligencia. Fernando González preside el ICAP, que es un organismo pantalla de la inteligencia cubana. Labañino es vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, habla en eventos añorando los tiempos de la Unión Soviética e insistiendo en el papel del Partido Comunista y contra la propiedad privada. Cuba sigue manejándolos como sus peones.

¿Siente que todo lo que usted hizo fue en vano?

Es frustrante después del sacrificio que representó para nosotros. Pero siento que hice un servicio a la seguridad nacional de Estados Unidos y al futuro de Cuba.

ANEXO: Relación de los miembros identificados de la Red Avispa

LOS CINCO ESPÍAS CONDENADOS

  1. Gerardo Hernández Nordelo. Oficial ilegal y jefe de La Red Avispa. Alias Manuel Viramontes, Giro, Giraldo, Daniel Cabrera. Graduado del Instituto de Relaciones Internacionales (ISRI) de La Habana. Residió en North Miami Beach. Condenado a dos cadenas perpetuas más 15 meses. Liberado por orden presidencial el 17 de diciembre de 2014. Actualmente es vicerrector del ISRI y diputado a la Asamblea Nacional.
  2. Fernando González Llort. Oficial ilegal y sustituto de la jefatura de la red. Alias Rubén Campa, Vicky, Camilo, Oscar. Graduado del ISRI. Residió en Hollywood, Florida. Condenado a 19 años, sentencia reducida a 17 años y nueve meses. Liberado el 27 de febrero de 2014. Actualmente es presidente del ICAP y diputado a la Asamblea Nacional.
  3. Ramón Labañino Salazar. Oficial ilegal. Graduado de Economía por la Universidad de La Habana. Alias Luis Medina, Allan, Johnny, Oso. Graduado de Economía. Residió en Hollywood, Florida. Condenado a cadena perpetua más 18 años, sentencia reducida a 30 años. Liberado por orden presidencial el 17 de diciembre de 2014. Actualmente es vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba y diputado a la Asamblea Nacional.
  4. René González Schwerert. Agente. Alias Castor, Iselin. Piloto e instructor de vuelo. Residía en Kendall, Miami-Dade. Condenado a 15 años. Liberado el 7 de octubre de 2011 con tres años de probatoria. Renunció a su ciudadanía estadounidense y se quedó a vivir en Cuba en 2013. Actualmente es vicepresidente de la Sociedad Cultural “José Martí”.
  5. Antonio Guerrero Rodríguez. Agente. Alias Lorient, Rolando González Díaz. Graduado de Ingeniería en Construcción de Aeródromos en la Unión Soviética y experto en explosivos. Residía en Big Pine Key, Florida. Condenado a cadena perpetua más 10 años, sentencia reducida a 21 años y 10 meses. Liberado por orden presidencial el 17 de diciembre de 2014. Actualmente es vicepresidente de la Organización Superior de Dirección Empresarial de Diseño e Ingeniería de la Construcción.
Los cinco espías cubanos junto a Fidel Castro y Dalia Soto del Valle

MIEMBROS DE LA RED QUE COOPERARON CON EEUU

  1. Edgerton Ivor Levy. Agente. Alias Ariel. Profesor de Historia de Cuba de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana. Esposo de la agente Ivette Bermello. Residió en Miami. Asignado a la penetración de organizaciones del exilio y al seguimiento de los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln Diaz-Balart. Cooperó con el FBI desde su llegada a EEUU en 1993. No se acogió al programa de protección de testigos y permaneció con identidad propia (Hiden in the Open).
  2. Eva Ivette Bermello. Agente. Alias Laura. Profesora de Historia de Cuba de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana. Esposa del agente Edgerton Levy. El matrimonio era identificado como “Arlau”. Residió en Miami. Asignada a la penetración de organizaciones del exilio. Cooperó con el FBI desde su llegada a EEUU en 1993. No se acogió al programa de protección de testigos y permaneció con identidad propia (Hiden in the Open).
  3. Alejandro Alonso. Agente. Alias Franklyn. Residente en Miami. Asignado a la vigilancia de unidades militares y del Movimiento Democracia. Condenado a 7 años. Cooperó con el FBI al ser arrestado y se acogió al programa de testigos protegidos.
  4. Linda Hernández. Agente. Alias Judith. Esposa del agente Nilo Hernández Mederos. Asignada a contactar a ex empleados de la Marina de Guerra de EEUU con fines de reclutamiento y penetrar la organización Alpha 66. Espió la Base Aérea de Homestead y también envió miles de cartas anónimas contra figuras políticas en EEUU. Residente en Miami. Condenada a 7 años. Cooperó con el FBI al ser arrestada y se acogió al programa de testigos protegidos.
  5. Nilo Hernández Mederos. Agente. Alias Manolo, Nicolo. Esposo de la agente Linda Hernández. El matrimonio era identificado como “Los Juniors”. Asignado a penetrar la CAMACOL y Alpha 66. Residente en Miami, donde estableció una empresa de exportación y venta de computadoras y equipamiento médico. Condenado a 7 años. Cooperó con el FBI al ser arrestada y se acogió al programa de testigos protegidos.
  6. Joseph Santos Cecilia. Agente. Alias Mario. Esposo de la agente Amarilys Silverio García. Profesor de Ingeniería y Computación en la Universidad Central de Las Villas, en Santa Clara. Residente en Miami. Asignado a penetrar en Comando Sur, para lo cual laboró como empleado de una empresa de alimentos cercana al área militar en Doral. Condenado a 4 años. Cooperó con el FBI al ser arrestada y se acogió al programa de testigos protegidos.
  7. Amarilys Silverio García. Agente. Alias Julia, Margot. Esposa del agente Joseph Santos Cecilia. El matrimonio era identificado como “MaJu”. Profesora de Matemática y Computación en la Universidad Central de Las Villas. Residente en Miami. Asignada a la penetración del Comando Sur. Condenada a 3 años y medio. Cooperó con el FBI al ser arrestada y se acogió al programa de testigos protegidos.
  8. George Gari. Agente. Alias Luis. Esposo de la agente Marisol Gari. Entrenado como especialista en explosivos, armas, fotografía de micropunto, técnicas de vigilancia y comunicaciones. Residió en Miami y Orlando. Asignado a espiar la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y a infiltrar la base militar Mac Dill de la Fuerza Aérea de EEUU, en Tampa. Funcionó como mensajero entre Miami y Nueva York. Condenado a 7 años. Cooperó con el FBI al ser arrestado y se acogió al programa de testigos protegidos.
  9. Marisol Gari. Agente. Alias Margot. Esposa del agente George Gari. Empleada federal del Servicio Postal de EEUU. Residió en Miami y Orlando. Asignada a interceptar correspondencia de la FNCA. Condenada a 3 años y medio. Cooperó con el FBI al ser arrestada y se acogió al programa de testigos protegidos.

ESPÍAS QUE HUYERON O REGRESARON A CUBA

  1. Hugo Soto. Oficial ilegal. Alias Horacio, Roco, Ricardo Villarreal. Graduado de Historia. Oficial de la DI con numerosos servicios en el exterior. Encargado de supervisar la base aérea de Key West y seguir a Jorge Mas Canosa. Inició los planes de penetración del Comando Sur que luego prosiguió el oficial Labañino. Residió en Normandy Isle, Miami Beach. Regresó a Cuba en 1998.
  2. Alberto Manuel Ruiz. Oficial ilegal. Alias Albert, Manny, A-4. Oficial de la DI y jefe de la Red Avispa antes de la llegada de Gerardo Hernández a EEUU. Residió en Miami. Encargado de supervisar la penetración de la base aérea de Key West. Participó junto al agente Juan Pablo Roque en la elaboración del plan que terminó con el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. Regresó a Cuba.
  3. Remigio Luna. Oficial ilegal. Alias Marcelino, Remi, El Abuelo. Oficial de alto rango en la DI. Residió en Miami. Asignado junto al oficial Horacio para designar fechas apropiadas y el plan de vuelo de las avionetas de Hermanos al Rescate, sin que la escuadrilla incluyera miembros de la red de espionaje. Regresó a Cuba.
  4. Juan Pablo Roque. Agente. Alias German. Teniente Coronel de las Fuerzas Armadas de Cuba y piloto de combate de aviones Migs, entrenado en la Unión Soviética. Residió en Miami. Esposo de la exiliada cubanoamericana Ana Margarita Martínez, a quien usó como parte de su plan de camuflaje. Sirvió al FBI como agente doble, pero sin informar sobre la Red Avispa. Asignado a penetrar y monitorear las actividades de Hermanos al Rescate. Escapó a Cuba el 23 de febrero de 1996, un día antes del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. A su regreso fue presentado por los medios oficiales como un decepcionado del exilio de Miami. Actualmente está desempleado.
  5. Daniel Rafuls Pineda. Agente. Alias José. Graduado de la Escuela Militar “Camilo Cienfuegos” y profesor de la Escuela Interarrmas “General Antonio Maceo”. Realizó estudios de Comunismo Científico en la Unión Soviética. Esposo de la agente Vivian Sabater. Residió en Miami. Asignado a penetrar medios académicos y círculos intelectuales. Trabajó como empleado del restaurante El Botín y participó en programas de Radio Martí. Escapó a Cuba en 1998. A su regreso, fue presentado como “héroe de la revolución”. Fungió como miembro de la Asamblea Provincial del Poder Popular en La Habana y como diputado a la Asamblea Nacional. Se doctoró en Ciencias Políticas y actualmente es profesor de Teoría Sociopolítica en la Universidad de La Habana.
  6. Vivian Sabater. Agente. Alias Tania. Profesora de Materialismo Dialéctico en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana. Esposa del agente Daniel Rafuls. El matrimonio era identificado como “Los Pepe”. Residió en Miami, donde trabajó como maestra sustituta en Kinloch Park Elementary. Asignada a penetrar medios académicos y círculos intelectuales Escapó a Cuba en 1998. Fue presentada como “heroína de la revolución”. Se incorporó nuevamente a la docencia universitaria en la Universidad de La Habana.
  7. Sanyo o SY-95. Agente. No se identifica su nombre real en los documentos desclasificados. Se menciona su incorporación a la red en los informes de los oficiales legales. Presuntamente escapó a Cuba.

MIEMBROS DE LA RED QUE FUERON DEPORTADOS A CUBA

  1. Olga Salanueva Arango. Agente. Alias Ida. Graduada de Ingeniería Industrial. Esposa del agente René González. Residió en Kendall, Miami-Dade. Entrenada como operadora de radio para labores de espionaje. Deportada a Cuba en 2000.
  2. Juan Emilio Aboy. Agente. Alias Gabriel. Buzo profesional. Residió en Miami. Trabajó como buzo profesional en una base naval cerca de Arlington, Virginia, y en la planta nuclear de Turkey Point, en Homestead, Deportado a Cuba en 2005.

MIEMBRO DE LA RED QUE PERMANECIO EN CUBA

  1. Adriana Pérez O’Connor. Agente. Alias Bonsai. Graduada de Ingeniería Química. Esposa del oficial ilegal Gerardo Hernández Nordelo. Entrenada en comunicaciones, pero no llegó a viajar a EEUU. Fue diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Actualmente trabaja en el Centro de Investigaciones de la Industria Alimentaria. Alquila su casa original a través de la firma Airbnb.

OFICIALES LEGALES ENCARGADOS DE ATENDER A LA RED

  1. Eduardo Martínez Borbonet. Primer Secretario de la Misión de Cuba en Naciones Unidas (CMUN), en Nueva York. Expulsado por espionaje el 28 de diciembre de 1998. Entre 2011-2016 se desempeñó como embajador de Cuba en Nicaragua.
  2. Roberto Azanza Páez. Tercer Secretario de la Misión de Cuba en Naciones Unidas. Expulsado por espionaje el 28 de diciembre de 1998.
  3. Gonzalo Fernández Garay. Consejero de la Misión de Cuba en Naciones Unidas. Expulsado por espionaje el 28 de diciembre de 1998.

Fuentes: Documentos desclasificados por el FBI, Fiscalía Federal del distrito Sur de Florida y artículos periodísticos relacionados con el proceso judicial de la Red Avispa.

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Wilfredo Cancio Isla

Periodista de CiberCuba. Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna (España). Redactor y directivo editorial en El Nuevo Herald, Telemundo, AFP, Diario Las Américas, AmericaTeVe, Cafe Fuerte y Radio TV Martí.


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