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Primer Ministro de Cuba vive su crisis de octubre en Caibarién

El programa oficial de Marrero y García Granda preveía lo habitual en la liturgia castrista: Visitas a objetivos económicos e intercambios con dirigentes locales y el pueblo

Manuel Marrero Cruz en Caibarién © Vanguardia
Manuel Marrero Cruz en Caibarién Foto © Vanguardia

Este artículo es de hace 3 años

Vecinos de Caibarién, hartos del abandono que padecen y de corruptelas de dirigentes municipales, arruinaron sendas visitas del Primer Ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, que llegó acompañado por su sucesor en el Ministerio de Turismo, Juan Carlos García Granda, y que fue antecedido por el titular de la Industria Alimentaria, Manuel Sobrino, que pasó sin pena ni gloria, aunque alabando croquetas y picadillo baratos.

Sobrino, conocido como el ministro de la tripa, por su recomendación televisada de los beneficios de consumir vísceras de animales, llegó a principios de octubre y tras recorrer una fábrica de productos del mar, elogió sus croquetas y picadillo “porque son baratos”.

El programa oficial de Marrero y García Granda preveía lo habitual en la liturgia castrista: Visitas a objetivos económicos e intercambios con dirigentes locales y el pueblo; la primera parte transcurrió en una empresa pesquera, las obras de plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas residuales, y el nuevo eslogan de moda, conseguir el encadenamiento productivo con el turismo.

Pero en la segunda parte, un grupo de caibarienenses puso en tres y dos al Primer Ministro, con emplazamientos directos sobre los problemas que afectan su vida diaria, incluida la carestía de la vida, el abandono de los trabajadores del tiempo muerto en turismo y la corrupción de algunos responsables municipales, amparados en la desidia de fiscales y otros dirigentes.

“Las barrabasadas que aquí se han cometido desde los últimos huracanes, con hogares sin terminar”, albergados a la espera, más la carencia de “materiales de construcción desviados” hacia otros fines, incluidas “las casas de los dirigentes” que, la muchedumbre, le conminó a visitar antes de seguir viaje a Cayo Santa María, amargaron el recorrido gubernamental.

“A ningún jefe le importa un comino esta ciudad, pues los sucesivos secretarios del partido todos han sido de afuera” y mencionaron como muestra que el actual; Odelvis Luis Vázquez, designado por Yudí Rodríguez Hernández Secretaria Provincial del partido comunista hace como un año, es oriundo de Manicaragua.

Otras voces se alzaron para preguntar “cuándo van a resolver el problema de los hoteles del pueblo”, referencia que remite al proceso jurídico nunca concluido tras la muerte de trabajadores de una cooperativa de constructores que intentaban rescatar el viejo Comercio, en 2017, por causa de un derrumbe.

La demolición paulatina del emblemático Liceo, antigua sede del Museo de Historia, que sufrió el secuestro de blancos mármoles del piso para ser usados en otro hotel, pero de Sagua La Grande; durante el mandato de Marrero como ministro de Turismo.

El pescador y vanguardia nacional Jesús Alberto Aborrezco, exmilitante del partido expulsado por sus continuas posturas críticas y denuncias entregó a Marrero un fajo de cartas dirigidas a todas la instancias jurídicas y políticas del país, donde se explican pormenores de las quejas que el pueblo de Caibarién tiene sobre su Asamblea Municipal del Poder Popular e incompetentes instituciones fiscales.

Aborrezco sugirió al visitante “que lean allá arriba lo que esas cartas dicen de aquí abajo, para que entiendan por qué está destruida una ciudad con semejante dirigencia”.

Otros vecinos secundaron al pescador, calificando de “indeseable” al actual Director de la Vivienda, Juan Enrique García Aguilar, por las continuas mentiras dichas al pueblo, y recordaron su pertenencia a un núcleo familiar desprestigiado, porque su esposa cumplió prisión recientemente, condenada por haber vendido —antes que el huracán Irma irrumpiera—, la reserva estatal de cinco mil litros de combustible que tenía asignados, para casos de desastre, la entidad oficial en la que laboraba.

Algún otro ciudadano presente en aquella suerte de protesta espontánea, recabó del funcionario: “dese usted una vuelta por el pre María Escobar Laredo y entrevístese con los muchos albergados que llevan años esperando por una casa”.

Mencionaron “las decenas de edificios impecables que, sin importar la miseria que hay, sigue construyendo (la empresa militar) Gaviota para su gente”.

Según comentarios posteriores, Marrero y García Granda no solo fueron a conversar con los albergados, sino que aprovecharon y visitaron una finca “ejemplar”, propiedad del MININT, dedicada al cultivo de malanga, en la misma zona de Dolores.

Durante la visita gubernamental, los vecinos emplazaron al Intendente municipal, Rafael Engracio Rodríguez Quesada, a pronunciarse sobre la corrupción de sus subordinados y solo atinó a agachar la cabeza, según testimonio de varios vecinos de Caibarién.

La sorpresa que aguardaba a Marrero y sus acompañantes no habría sido tanta si, previamente, se hubieran informado con funcionarios del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba que -durante una visita previa- recomendaron al Intendente de Caibarién, Rafael Engracio Rodríguez Quesada, ahorcarse en un árbol del parque La Libertad, tras comprobar su trabajo.

Durante esa visita preparatoria, una vecina de Caibarién aguardó, sin éxito, la salida de los visitantes para exponerles su tragedia: su hijo de 38 años, paciente de Hemodiálisis en el hospital María del Carmen Sozaya, se contagió de Hepatitic C, junto con otros treinta enfermos renales, en una sala especializada, abierta en 2018.

Pero la madre desistió tras enterarse que Juan A. González Milán, dirigente partidista local, había caído en desgracia y que sería tendida por una subalterna, Ismaray Mirabal Valdés, que genera rechazo en Caibarién por su actitud extremista y poco sensible.

Otra vecina de Caibarién, Yohanna Massó, con riñón poliquístico casi en fase terminal, según el diagnóstico médico, ha sufrido un agravamiento de su salud, tras contraer Hepatitis C.

La respuesta oficiosa que trascendió entonces es que el contagio se habría producido por la “falta de repuestos” que impidió el reemplazo de filtros purificadores de la sangre y se enjuagaban con dudosa agua corriente, que también escasea en el hospital de Caibarién.

“El antiguo director —e irresponsable— del único hospital que estuvo a punto de cerrarse por petición del gobierno municipal”, Luis Pérez Pérez, junto a su esposa que también cayó en desgracia cuando otra visita de inspectores de la ONAT los multó con más de trescientos mil pesos por presunta evasión fiscal, pero ambos permanecen en Brasil, sin noticias de un posible retorno.

Otro caibarienense indignado, que prefirió el anonimato, contó que intentó acercarse al ministro de Turismo para cuestionar el abandono masivo que están sufriendo los empleados de la hotelería ante la falta de trabajo y la incertidumbre de reapertura de hoteles;,pero fue impedido de abordar al dirigente visitante por policías de civil.

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Pedro M. González Reinoso

(Caibarién, 1959). Promotor cultural independiente. Periodista y escritor, actor y transformista que se mete en la piel de Roxy Rojo.


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