No hace un mes se anunció con gran alharaca y entusiasmo ministerial, que contenida en la Tarea Ordenamiento ¿ordena y miento? habría una histórica reforma de la remuneración, ¡quintuplicarían salarios y pensiones! Pretenden así enderezar la pirámide salarial, Cuba dejaría de ser el único rincón de la galaxia donde un portero gana 100 veces más que un anestesista con 30 años de experiencia.
Pero no solo proyectan pagar salarios según la complejidad y responsabilidad del puesto, según cuenta María Molina Gutiérrez, Viceministra de Trabajo y Seguridad Social, esperan también, ¡aleluya!, que “esos salarios sirvan para satisfacer las necesidades básicas de las personas”.
Así aclara de antemano el Gobierno, que la gran reforma de sueldos a lo más que aspira es a que los cubanos cubran “lo básico”, entendiéndose por ello “una canasta que incluye los productos alimenticios de la bodega y otros productos alimenticios y no alimenticios de venta liberada, un cálculo del consumo fuera del hogar, y servicios fundamentales”. Los lujos, como el bistec de res, seguirán siendo cosas de burgueses obesos.
Pero para esto, según Marino Murillo, el económico del PCC, “el problema está en lograr que los precios no crezcan por encima de la subida de salarios planificada, porque sería una inflación por encima de lo previsto”. ¿Cómo? ¿Aceptan desde ya como normal que la inflación diluya el aumento salarial, y solo encuentran problema en que sea “por encima de lo previsto”? extraño cálculo están haciendo para que como afirma con desenfado y cinismo la señora viceministra: “la gente sienta necesidad de trabajar porque suben los precios y se quitan los subsidios”
La alta funcionaria reconoce que: “Cuando se hace una reforma de esta magnitud, la economía tiene que tener capacidad para sustentarlo… no hacemos nada con dar dinero y cuando vayas a una tienda o al mercado no haya en qué gastar el dinero o la oferta sea insuficiente”. Hay que ver lo clarito que se expresa la Viceministra Gutiérrez cuando quiere, habría que ver si en su locuacidad logra explicarnos con qué –qué maquinarias, qué equipos- trabajarán los asalariados cubanos si henchidos de alegría por lo mucho que van a cobrar, duplican su tesón y ahínco laboral he intentan multiplicar panes y peces.
La apuesta estatal está centrada exclusivamente en el aumento de la productividad de las empresas estatales, lo que se supone aumentaría la oferta de bienes y servicios en el país, pero hasta donde sabemos, esto lo harán las empresas con las mismas herramientas obsoletas, en las mismas infraestructuras ruinosas, y con los mismos exiguos inventarios de materias primas que existen hoy, ¿cómo cambiará eso un gobierno que sigue con la misma falta de liquidez? Sin respuesta.
La reforma que no incluya una apertura vigorosa del sector privado para que genere bienes y servicios y absorba a los muchos empleados excedentes en el sector estatal, y que no contenga además una dinamización exponencial de la inversión extranjera, está destinada al fracaso total y posiblemente, a dejar un país en peor situación… si eso es acaso posible.
El anuncio estrella, el aumento salarial, surtirá efecto, -si es que surte alguno-, solo si el poder adquisitivo real aumenta y no se va por la alcantarilla de la inflación. Veamos qué ha pasado con los precios durante este año (muestra tomada en un municipio habanero):
Pierna de cerdo (lb), de 30 a 55 pesos, +83%
Bistec de cerdo (lb): de 40 a 75 pesos, +87%
Jamón Viking (lb): de 30 a 90 pesos, +200%
Arroz (lb): de 4 a 35 pesos, +775%
Frijoles colorados (lb): de 19 a 60 pesos, +215%
Pan liberado: de 1 a 2,50 pesos, +150%
Mazo de lechuga: de 7 a 20 pesos, +185%
Mazo de habichuelas: de 7 a 18 pesos, +157%
Mazo zanahoria: de 10 a 25 pesos, +150%
Cartón de huevos: de 35 a 120 pesos, +242%
Leche en polvo: de 3.50 a 8 pesos, +128%
Teléfono móvil Samsung J4 Plus: de 180 a 280 pesos, +55%
Pero sabemos que estos precios agrícolas no reflejan la verdadera demanda, o lo que es lo mismo, la verdadera escasez. Dependen de la represión estatal que los mantiene artificialmente bajos para el productor, a la vez que artificialmente altos para los consumidores, ¡¡ambas cosas a la misma vez!! Aunque hay planes de liberalizar el sector -un poquito, no se emocionen- volvemos a lo mismo, sin las maquinarias y los insumos necesarios que ya el estado dice que no puede proveer, ¿Algún día la oferta agrícola se igualará a la demanda?
En el corto y mediano plazo la escasez generalizada seguirá presionando los precios al alza, si a esto le sumamos la presión del maremoto monetario que significa multiplicar por cinco la masa de circulante como está anunciado, el ajuste del mercado a esa nueva demanda será inevitable. Al pueblo le queda atestiguar una escalada monumental de precios junto a colas que llegarán hasta Miami. ¿Remember 1994, remember Los Balseros?
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