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La opositora cubana Diasniurka Salcedo ha denunciado a través de una directa de Facebook que el miércoles 18 de noviembre fue víctima de abuso sexual por parte de dos agentes de la Policía Nacional Revolucionaria. Fuentes cercanas a la activistas aseguran que fue violada.
"Fui desgraciadamente maltratada, de la peor manera que se puede maltratar a un ser humano. Cuando digo maltratada, lo digo en palabras mayores. Todas las mujeres saben a lo que me refiero cuando digo que fui maltratada por dos hombres: sexualmente y de la manera más brutal", apuntó.
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"Abusaron de mí porque estaba sola, porque me esposaron. Lloro de rabia. No es otra cosa. No voy a parar hasta que tú (Oscar, su represor) y el otro berraco paguen por lo que hicieron. Juro que no vas a tocar nunca más a una mujer", señaló.
Salcedo fue citada el jueves en la Unidad de la Policía de Alquízar por la Contrainteligencia militar. La interrogó Oscar, su represor, ascendido recientemente. "Oscar abusó de mí hace dos días cuando yo estaba en La Habana. Ellos pensaban que yo iba a San Isidro", dijo.
Los represores decidieron que ante la huelga de hambre de los activistas del Movimiento San Isidro, Diasniurka Salcedo tenía prohibido moverse del municipio donde vive, para evitar que se sumara a la convocatoria de artistas y miembros de la sociedad civil.
En la calle Zulueta, los represores detuvieron a Salcedo y la montaron en una patrulla para trasladarla hacia el técnico de San Antonio, pero antes de llegar se desviaron por la carretera y dejaron a la persona que acompañaba a la activista para que avisara a su familia de dónde iba a estar ella detenida (en el técnico). De advirtieron de que la iban a dejar la noche entera 'para que ella aprendiera'.
Diasniurka Salcedo consiguió grabar audios y esto provocó la ira de los agentes que la habían detenido, que terminaron abusando sexualmente de ella.
Según explicó, al tener a su hijo cerca, prefirió no ser tan explícita en la directa y no habló de la violación que sufrió.
Al llegar al técnico, su represor, Oscar, le rompió el teléfono con el pie, jactándose de haber roto muchos teléfonos con ese mismo pie.
Salcedo asegura que le dijo que lo estaba rompiendo con el mismo pie "y con el mismo zapato". "Estoy segura de que con la mierda que cobras para reprimirnos no te alcanza para comprarte zapatos", le espetó la opositora al represor.
Cuando la dejaron en libertad, Diasniurka Salcedo fue al hospital y no le contó nada a su esposo hasta el día siguiente. "Ayer estuve sitiada todo el tiempo. En horas de la noche vinieron a mi casa dos oficiales a entregarme una citación, donde se me informaba que debía ir hoy para que me atendiera la contrainteligencia. Fui y me dijeron que ellos sabían que yo estaba diciendo la verdad, pero querían que les diera detalles, que ella no quiere aportar por el momento.
Cuando fue, allí le esperaba su represor, el tal Oscar, que le advirtió de que "a partir de ya" ella era su piedra de tropiezo; que si quería hacer 'contrarrevolución' tiene que irse del país y que lo que le hizo es poco; que él ase convertirá en su pesadilla y hasta la amenazó con quitarle la libreta de abastecimiento porque la canasta básica, le dijo, es para los revolucionarios. Además, añadió que él no iba a parar hasta verla detrás de las rejas o muerta.
En su directa, Diasniurka Salcedo denunció también que ha recibido otra citación para las ocho de la mañana de este sábado.
Visiblemente afectada, Salcedo envió un mensaje a Oscar, su represor. "Ven y mátame aquí en mi casa. No voy a salir huyendo. Voy a enfrentar esto hasta el final. No sé cómo", le dijo.
"No voy a ir a ningún lugar. Me quedo en la finca. No voy a dejar de hacer lo que tanto te molesta", añadió.
Y lo que tanto molesta al represor es que Diasniurka Salcedo ayude a sus vecinos y arregle un camino que es el que usan los niños para ir a la escuela.
Diasniurka Salcedo es graduada de Contabilidad y Finanzas y de Promoción Cultural. Además ha recibido clases de inglés, ha impartido cursos emergentes, ha estudiado Peluquería y Belleza, ha sido educadora infantil y ha tenido seis bebés a su cargo. En la finca en la que vive cría cerdos, pollos y siembra frutas. También ejerce de peluquera.
A pesar de trabajar duro y de tanto sacrificio, Diasniurka Salcedo asegura que no puede llevar a su hijo a Varadero, no tiene un carro para moverse, no puede comer lo que le da la gana ni disfrutar de un buen hotel. Tampoco recibe una atención médica que se respete ni puede ir a las nuevas tiendas en dólares.
No es la primera vez que Salcedo sufre vejaciones. En septiembre pasado fue apresada por la policía cubana, golpeada y obligada a hacer cuclillas desnuda. Tras salir en libertad denunció los pormenores de su detención.
Tras el violento acto de detención del que fue víctima, en la Unidad Policial de Alquízar, estuvo custodiada por mujeres agentes de la Policía.
“Yo por mis principios no quería hacer eso y fui golpeada. Todos pueden ver cómo tengo la cara. Fui golpeada y a la vez tuve que hacerlo. No sé qué buscaban”, contó en ese momento emocionalmente afectada.
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