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Campesinos cubanos se quejan de pérdidas económicas tras unificación monetaria

Los campesinos se quejaron de sus bajos salarios tras la unificación monetaria y de que los nuevos costos de producción excedían las ganancias.

campesino habanero de la UEB granja boyeros © Alejandro Basulto / Tribuna de la habana
campesino habanero de la UEB granja boyeros Foto © Alejandro Basulto / Tribuna de la habana

Este artículo es de hace 3 años

Son frecuentes las quejas de los campesinos cubanos por la pérdida de ganancias económicas tras el proceso de unificación monetaria, una medida del gobierno de la isla que pretende mejorar la economía y aumentar la productividad del país.

Sin embargo, tras un año de producción exitosa, el director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Granja Boyeros para la producción agrícola en la capital, Oliver Antonio Tornés Terry, explicó cómo la llamada “tarea ordenamiento” había afectado su producción.

“Los principales problemas son que el mayor margen comercial lo tienen los comercializadores y no los productores y el alza de los precios de los insumos, que hace que la producción no sea sostenible”, dijo Tornés Terry al diario provincial Tribuna de La Habana.

Según los cálculos de la empresa, aún cuando estiman los rendimientos máximos de producción, el trabajo le resultará en pérdidas. Un ejemplo de lo anterior es la relación que se establece entre la siembra de una hectárea de tomate, los costos de semillas, el agua agua y la electricidad.

Otra de las quejas provino de Tomás Caignet Matos, también director de una UEB destinada a la producción agrícola de alta calidad destinada al turismo en La Habana:

“Medio kilogramo de semilla de pepino cuesta 29 000 pesos, eso da para cinco casas, y de tomate, vale mucho más. Estos son productos de máxima calidad, muy superior a los de cielo abierto, por lo que el precio de venta debería diferenciarse”, dijo Caignet al medio oficialista.

Por otra parte, los campesinos se han quejado de los bajos salarios en los quedaron tras la unificación monetaria, al estar sujetos a un método de pago que depende del cumplimiento del plan de producción de las empresas y no de una nómina fija que garantice tan siquiera un salario mínimo.

Jorge Reyes Ochoa, campesino de UEB Atención a Productores Agropecuarios Loynaz Hechavarría en Cueto, Holguín, reclamó a Juventud Rebelde una explicación sobre el problema que supone lo anterior.

“Sabemos que para cobrar un buen salario tenemos que cumplir con el plan de producción, afirma, pero… si no se cumple el plan por problemas ajenos al colectivo de trabajo, ¿por qué no se me puede pagar mi salario básico? ¿Cómo se supone que pueda costear mis gastos básicos con 684 pesos si solo en el comedor se depositan al mes entre 300 y 450 pesos, sin contar la electricidad, el agua y la canasta del mes?”.

Entre los factores “ajenos al colectivo” se encuentran la falta de combustible, fertilizantes, y piezas para los tractores y equipos técnicos, además de averías, lo que provoca muchas veces que los campesinos no puedan trabajar todo el mes, aseguró el trabajador holguinero.

Reyes Ochoa cuestionó al periódico oficialista las razones por las cuáles los que están en el campo "día a día, noche a noche, los que tienen la obligación de producir más y mejor por ellos, por la empresa y por el país, son tan poco valorados en sus puestos de trabajo".

Al subir los cobros y los precios a nivel generalizado, el trabajo del campesino se devalúa, porque sigue ganando los mismo que antes de la unificación monetaria.

También en la capital, trabajadores del organopónico Arcoiris de Habana del Este se quejaron de la misma situación.

"Antes de la Tarea Ordenamiento, lo que cobraban satisfacía en cierta medida las necesidades pues estaba por encima de muchos salarios estatales, con las nuevas medidas que conllevan el alza de precios en productos y servicios, el ingreso es insuficiente", dijo a la ACN Idelvis Bombino Bravo, representante del organopónico Arcoiris.

Los campesinos de esta cooperativa no llegan muchas veces al salario mínimo de 2100 pesos, a pesar de la dureza del trabajo, su necesidad y del hecho de que la mayoría de la veces estos no influyen en los bajos niveles de productividad, debido a faltantes que el gobierno no les garantiza.

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