Protagonista de espectacular secuestro de avión en 2003 en peligro de deportación a Cuba

Adermis Wilson González acaba de cumplir su condena de 20 años y fue trasladado hacia un centro de detención de ICE para iniciarle un proceso de repatriación forzosa a Cuba.

Adermis Wilson González junto a su madre, Melkis González, durante una visita en prisión. © Cortesía familiar/CiberCuba
Adermis Wilson González junto a su madre, Melkis González, durante una visita en prisión. Foto © Cortesía familiar/CiberCuba

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Este artículo es de hace 3 años

Postrado en una silla de ruedas en un centro de detención en Stewart, Georgia, el hombre que protagonizó un espectacular secuestro de avión hace 18 años desde Cuba enfrenta hoy una batalla legal para evitar a toda costa su deportación.

Adermis Wilson González acaba de cumplir su condena de 20 años por piratería aérea en una cárcel federal de Carolina del Sur, el pasado 29 de abril. Pero ese mismo día fue trasladado hacia un centro de detención del Departamento de Inmigración y Control de Fronteras (ICE) para iniciar el proceso de repatriación forzosa a Cuba.


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Pero Wilson, de 52 años, dice estar viviendo una pesadilla doble. Además del reclamo legal para no ser devuelto al lugar que marcaría fatalmente su suerte, siente que su vida está en peligro por la falta de atención médica y la pésima alimentación en la entidad donde aguarda por una solución para su caso.

"Sería la ironía más grande de la vida salir huyendo de Cuba para morir en un centro de inmigración del país más poderoso del mundo y adonde llegué buscando libertad", dijo Wilson en conversación telefónica desde la cárcel con CiberCuba.

Momento en que Adermis Wilson desciende de la escalerilla del AN-24, con el menor en brazos, en la pista del aeropuerto de Key West, el 1 de abril de 2003. Foto: Becky Herrin/Departamento del Sheriff del condado de Monroe.

Al cumplir su sentencia en Estados Unidos, los reos de nacionalidad extranjera pueden permanecer detenidos por 90 días mientras se decide su deportación. El plazo de retención comienza a contar a partir de la fecha en que el juez de inmigración dicta la orden final de deportación, y puede extenderse a 180 días o indefinidamente si el país de destino no lo acepta y las autoridades federales consideran que el individuo representa un peligro para la comunidad.

Más de 41,300 cubanos tienen orden final de deportación en Estados Unidos, aunque solo alrededor de 800 están detenidos en centros de inmigración. La administración de Donald Trump marcó récord histórico para un presidente estadounidense, con 3,385 personas deportadas a Cuba, pero después del pasado diciembre las devoluciones de exconvictos se han congelado debido a las limitaciones de la pandemia.

Wilson compareció el pasado 13 de agosto ante una audiencia de inmigración para considerar su petición de no ser devuelto a Cuba y permanecer en territorio estadounidense. Una sentencia sobre su caso está fijada para el próximo 22 de septiembre a las 10 a.m.

La única opción que tiene Wilson para no ser repatriado a Cuba es recibir protección bajo la Convención contra la Tortura (CAT), que beneficia a personas en riesgo de ser devueltas al país que las reclama. No tiene derecho a asilo político por ser convicto de un delito de piratería aérea.

Pero el detenido puede también acudir a una alternativa de emergencia y presentar una moción para ser excarcelado por razones humanitarias, considerando condiciones extremas de salud.

"En el estado en que estoy no puedo ser una amenaza para nadie, mantenerme en la cárcel es una barbaridad, porque no hay condiciones para el aseo personal, el surtido de los medicamentos para mis problemas de hipertensión demora a veces hasta 10 días, y la alimentación no es la adecuada", dijo Wilson.

Adermis Wilson a su llegada a Estados Unidos en 2003. Foto: Departamento del Sheriff del condado de Monroe.

El ICE en el distrito de Georgia no respondió a una solicitud de CiberCuba para comentar sobre el caso.

En la conversación con CiberCuba, Wilson se quejó también de las dificultades que tiene para establecer comunicaciones con su familia en Cuba, especialmente con su madre, Melkis González, de 83 años, residente en el barrio de Luyanó, en La Habana.

"Es un abuso", manifestó el detenido. "La llamada se corta y sigue repitiendo una grabación y te cobran el dinero... He protestado sobre lo que es un robo descarado, pero nadie me devuelve el dinero".

La madre de Wilson viajó de Cuba en varias oportunidades desde 2006 para visitar a su hijo en prisión. En 2015 obtuvo una visa de entradas múltiples que le permitía venir con mayor facilidad, pero se le venció el pasado año en medio de la pandemia y no ha podido renovarla.

"Mis lágrimas son para mi madre, que es mi mayor alegría... Por ella es mi lucha", dijo Wilson, que sufre de parálisis de sus piernas desde 2007.

Yolaine Wilson, hermana de Adermis, contó a CiberCuba que su madre está muy afectada por la imposibilidad de visitarlo, sin poder tampoco viajar a Guyana u otro país para renovar el visado.

"Mi madre lo ama con locura, él es el hijo alegre y cariñoso que ella apapuchaba", relató Yolaine, que vive en Houston, Texas, desde 2016. "A veces me dice que tiene miedo de no volverlo a ver... Cuando logro conectarlos por teléfono oigo todo lo que se dicen es muy emocionante".

Memoria de un secuestro

La arriesgada aventura que trajo Adermis Wilson a Estados Unidos se inició en un vuelo comercial de Cubana de Aviación de la ruta Nueva Gerona-La Habana, la noche del 31 de marzo de 2003.

El avión, un Antonov-24 con 46 personas a bordo, fue desviado de su trayectoria por Adermis, quien con dos granadas en mano ordenó al piloto que se dirigiera a Miami.

Sin embargo, al no disponer de combustible suficiente para llegar a Estados Unidos, la aeronave tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto internacional "José Martí" de La Habana, donde el secuestrador se vio sometido a una prolongada negociación.

Las negociaciones se extendieron por 14 horas, con intervención directa de Fidel Castro y consultas al entonces jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, James Cason. Adermis amenazó con volar el avión si no se cumplía su reclamo de suministrarle combustible y dejarlo abandonar la pista rumbo a Miami.

Pasajeros y miembros de la tripulación del AN-24 permanecen esposados en la pista del aeropuerto de Key West. Foto: Becky Herrin/Departamento del Sheriff del condado de Monroe.

Finalmente, las conversaciones permitieron que 22 personas, entre ellas mujeres y niños, fueran liberadas antes de que el avión despegase con destino a territorio estadounidense, al mediodía del 1 de abril. El Antonov-24 realizó el trayecto entre La Habana a Key West escoltado por dos aviones F-15 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y un helicoptero Black Hawk, y mantuvo el contacto con las torres de control durante los 50 minutos del vuelo.

De los pasajeros que hicieron la travesía, 15 solicitaron asilo político al aterrizar en Estados Unidos y los restantes regresaron a Cuba. Un ciudadano italiano, el único pasajero no cubano en el vuelo, optó por no retornar a la isla.

Wilson, un técnico de construcción civil de Isla de la Juventud, ejecutó el secuestro en compañía de su esposa y un hijo menor, de tres años, de ella. Pero las dos granadas que utilizó para propiciar el incidente resultaron ser falsas.

Las armas del secuestro fueron construidas con la ayuda de un ceramista pinero, pero Wilson dejó en su casa varias granadas reales con pólvora regada en el piso, lo que hizo pensar a los investigadores que estaba en poder de artefactos auténticos.

El propio Fidel Castro reconoció entonces en una comparecencia en el programa televisivo Mesa Redonda que se trataba de "un individuo muy astuto".

Wilson se entregó a las autoridades federales tan pronto el Antonov-24 tocó tierra en Key West. Cuatro meses después un tribunal federal lo halló culpable de piratería aérea y fue condenado a 20 años de cárcel.

Días de convulsión

El episodio protagonizado por Adermis transcurrió en momentos especialmente convulsos en Cuba y el mundo, conmocionado tras la invasión a Irak por las tropas estadounidenses.

Fidel Castro había desatado la ola de arrestos y juicios sumarios contra 75 activistas, periodistas y opositores pacíficos que se conoció como la Primavera Negra de 2003, aprovechando que la atención internacional estaba sobre los sucesos bélicos en el Medio Oriente.

Adermis Wilson, ya afectado por la parálisis, junto a su madre, Melkis González, y al menor que lo acompañó en el vuelo desde Cuba, durante una visita en prisión, alrededor de 2009. Foto: Cortesía familiar/CiberCuba.

La acción de Adermis fue uno de los tres secuestros de aeronaves y embarcaciones que se produjeron en Cuba entre finales de marzo y abril, a manos de personas que intentaban desesperadamente escapar a Estados Unidos.

Apenas unos días antes, el 19 de marzo, seis cubanos armados con cuchillos secuestraron un avión DC-3 de la compañía Aerotaxi, que cubría la ruta Nueva Gerona-La Habana, y lo desviaron también a Key West con 36 ocupantes a bordo.

Y el 2 de abril, horas después de la fuga del AN-24, la lancha Baraguá fue secuestrada por tres jóvenes, que exigieron una embarcación para seguir rumbo a la Florida. Cuarenta pasajeros iban a bordo, de ellos 29 rehenes incluidos mujeres y niños.

La operación fue abortada y los tres secuestradores fueron ejecutados el 11 de abril, lo que provocó una repulsa mundial contra el régimen de La Habana.

En una comparecencia posterior a los polémicos fusilamientos, Castro reveló que en apenas un mes se habían registrado 29 proyectos e ideas de secuestrar embarcaciones y aeronaves con empleo de la fuerza por parte de cubanos deseosos de abandonar la isla.

El abogado Ralph Fernández, quien ha defendido a otros cubanos acusados de piratería aérea ante tribunales de Estados Unidos, recuerda especialmente el caso de Adermis y considera que su devolución a Cuba sería una sentencia de muerte.

"Si alguien está en peligro de ser torturado y condenado a muerte en Cuba es él, pues su salida vulneró controles de seguridad que dañaron la seguridad del régimen y eso no se lo perdonan allí", dijo Fernández a CiberCuba. "Sobre la conciencia americana pesará una decisión equivocada en este caso".

El abogado cree que la justicia de Estados Unidos no debe considerar de ninguna manera la repatriación de Adermis: "El cumplió su sentencia hasta el último día y está listo para reintegrarse a esta sociedad".

El avión Antonov 24 permanece estacionado hace 18 años y cinco meses en el Aeropuerto Internacional de Key West. Nunca pudo venderse debido a los obstáculos para obtener autorizaciones legales de Cuba y al perder incluso su valor como chatarra, la organización Artificial Reefs International (ARI) quiere usarlo ahora como refugio para animales marinos y diversión de buceadores en el fondo de algún lago de Florida.

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