Mariela Castro justifica represión en las protestas del 11J : "Te dan ganas hasta de ayudar al policía”

"Hubo momentos de una violencia policial (...) pero es que fueron actos vandálicos muy violentos y tenían instrucciones de agredir a la policía", dijo la hija del exgobernante Raúl Castro.


Este artículo es de hace 3 años

La hija del exgobernante cubano Raúl Castro, Mariela Castro Espín, justificó la represión de la policía a los participantes en las protestas pacíficas que se dieron en varias ciudades del país el pasado 11 de julio.

La directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) tuvo que admitir que hubo represión por parte de los oficiales del régimen, pero alegó que fue en respuesta a actos de vandalismo y agresiones que sufrieron los propios agentes del orden.


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"Cuando empezamos a ver las imágenes (de las protestas), hubo momentos de una violencia policial -la cubana-, que no es comparable con ninguna otra porque te da hasta pena, te dan ganas de ayudar al policía. Pero es que fueron actos vandálicos muy violentos y tenían instrucciones de agredir a la policía", señaló.

En la presentación online de un libro en la Universidad Autónoma de México (UNAM), Castro Espín aseguró que los manifestantes del 11J tenían órdenes muy concretas de atacar también a otras figuras, pero no quiso revelar sus identidades.

"Como eso no se ha hablado, yo no lo voy a decir ahora", subrayó.

En otro momento de su intervención, volvió a justificar la violencia de la policía cubana diciendo que en una situación de ese tipo "hay cosas que se pueden ir de la mano".

La hija de Raúl Castro ignora así los numerosos testimonios de los detenidos durante las protestas, que denuncian las torturas físicas y psicológicas sufridas y vistas en las estaciones policiales y en las cárceles de Cuba.

Uno de ellos fue Leonardo Romero Negrín, estudiante de Física de la Universidad de La Habana, quien fue arrestado cuando trató de impedir que un policía golpeara a un exalumno suyo en el portal del hotel Saratoga, en La Habana.

Romero Negrín relató que fue conducido a la estación policial de Dragones. Allí lo lanzaron contra el suelo y cuatro personas empezaron a patearlo con tal fuerza que le causaron daños en el antebrazo, en una costilla y fractura en la nariz. Después lo condujeron a un patio interior y con una tabla lo golpearon en las piernas.

"Lo que me hicieron a mí fue poco. Hay gente que tiene moretones en los ojos, hay personas con yeso, dedos fracturados", recalcó.

En este momento organizaciones independientes contabilizan más de 520 personas que continúan presas desde el 11 de julio, de las cuales, 15 son menores de edad. Los detenidos permanecen sin contacto con sus familiares y sin asistencia legal.

El régimen no ha revelado la cifra oficial de arrestos. Según registros del grupo jurídico Cubalex, que promueve los derechos humanos, el número de detenciones fue de 1,021. La mayoría de ellos enfrentan cargos de desorden público y de propagación de epidemias, así como de atentado, vandalismo, resistencia al arresto e instigación a delinquir.

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