El régimen cubano está en descomposición, la sociedad civil se fortalece cada vez más y el choque de ambas dinámicas no hace más que traer sufrimiento y dolor a Cuba, afirmó la activista y profesora universitaria, Anamely Ramos,
Ramos envió este miércoles un mensaje a la cúpula del poder cubano pidiéndole que razonen y eviten más dolor y angustia a los cubanos.
En una directa realizada a través del perfil de Facebook de Maykel Osorbo, la activista analizó el recrudecimiento de la represión como estrategia del régimen cubano para silenciar las voces disidentes y amedrentar a los activistas que de manera creciente le exigen respeto a los derechos humanos y libertades civiles y políticas que permitan construir las bases para una transición a la democracia en Cuba.
Partiendo de la situación particular del rapero contestatario, Maykel Osorbo, la curadora de arte abarcó el conjunto de prácticas represoras conque el régimen totalitario cubano pretende desarticular a la sociedad civil, así como aplacar los focos de protesta y resistencia pacífica al poder que crecen y maduran en su interior.
Trasladado este lunes a una sección más peligrosa y en peores condiciones de la prisión de máxima seguridad de Kilo 5 y Medio, en Pinar del Río, el caso de Osorbo ejemplifica el incremento de la represión como parte de una estrategia del régimen para lidiar con los activistas y opositores, que aumentan de número de manera constante.
Precisamente, en esa única respuesta de violencia, manipulación y abuso de poder, es donde Ramos encuentra la evidencia de la falibilidad del régimen y los síntomas de su agotamiento y descomposición.
“Maykel sabe quién es y el impacto que ha tenido lo que ha hecho”, dijo la activista, refiriéndose al proceso de crecimiento y maduración personal y cívica del artista encarcelado por sus ideas, su reclamo de libertad de expresión y su voluntad de vivir manifestándose. La nominación a los Latin Grammy de la canción Patria y Vida y la proximidad de un noviembre que se anuncia agitado, tiene nerviosos y preocupados a los jerarcas de la dictadura.
La pauta represora puesta en práctica contra Osorbo se repite contra cientos de detenidos tras las protestas del 11J, contra miles de sus familiares y amigos, contra activistas de la sociedad civil y contra todos los que se atreven a alzar su voz y manifestarse públicamente. Para Anamely, esto no es más que una señal del final del régimen.
“Los verdaderos confundidos son ellos, que no saben calibrar hasta dónde puede llegar una persona por cambiar un país”, dijo en referencia a Osorbo y los miles de cubanos que asumen conscientemente el precio de ser reprimidos por comportarse como individuos libres y con derechos, una actitud que resulta extremadamente desafiante para el régimen totalitario.
“Por mucho que el Estado repita que Maykel es un delincuente, nos hemos encargado de hacer ver al mundo los motivos de su prisión”. Y cada vez son más las organizaciones internacionales, las ONG’s, los gobiernos y parlamentos, y los activistas de la sociedad civil global que denuncian la represión del régimen cubano, el número de presos políticos y que exigen que se respete el clamor de un pueblo que pide libertad.
El Estado se tiene que dar cuenta de que sus campañas, sus argumentos y sus paladines son cada vez más ridículos y su credibilidad merma con el paso de los días, señaló Ramos. En ese sentido, avisó que por mucho que lo intenten los represores de la Seguridad del Estado, los activistas cubanos aumentan y se coordinan con más eficiencia, aglutinados en torno a múltiples visiones y a la única esperanza de un cambio hacia la democracia plena en Cuba.
“Nosotros estamos preparados para esto y cada día salen más personas así en Cuba, que no les da miedo arriesgarse… El Estado mete cada día más la pata… Díaz-Canel es un meme que camina”, describió la joven activista. “Basta ya de hacer sufrir a la gente; nosotros no somos la generación de nuestros padres, nosotros no nos vamos a dejar quitar el país”, añadió.
“Maykel inspira a mucha gente, se parece a un gran sector de Cuba, creció en esos barrios, conoce esos códigos, habla con todo el mundo, entiende los problemas de la gente. No hay dinero ni financiación detrás de él, sino una persona que tiene algo que contar desde su sufrimiento y sus condiciones de vida”, defendió Anamely.
“Cada vez somos más los que tenemos conciencia e ideas sobre lo que es ‘aquello’ y estamos cada vez más articulados… Hemos aprendido lo que significa asumir la responsabilidad de lo que estamos haciendo en pos de la libertad… Es evidente que ‘aquello’ está en el final”, concluyó la activista, prometiendo que –a pesar de los compromisos académicos que absorben su tiempo-, dedicará tiempo y energías para seguir dialogando en sus directas con la sociedad civil cubana y denunciando al régimen totalitario.
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