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De los más de 50 productos genéricos que puede elaborar la única fábrica de medicamentos líquidos orales en Cuba, alrededor de 25 se han afectado en su producción mensual, según informó este martes la prensa oficialista del país.
Entre los medicamentos que la Empresa Laboratorio Farmacéutico Líquidos Orales (Medilip) ha dejado de producir se encuentran varios “muy demandados por la población, como los complejos vitamínicos, los productos en gotas y la línea de productos naturales, que incluye los jarabes anticatarrales Ambroxol, Orégano y Caña Santa, entre otros”.
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También han resultado afectadas las producciones de fármacos de uso hospitalario. Según Efrén Rodríguez Lora, director general de Medilip, esto “no significa que se hayan dejado de producir, sino que su fabricación se ha realizado con baja cobertura y de forma intermitente debido a la poca reserva de materias primas e insumos importados, como tapas, envases y los frascos de 15, 30, 60, 120 y 240 mililitros”.
El desabastecimiento farmacéutico que afecta a la población cubana constituye, según Granma, “uno de los mayores desafíos productivos que asume la industria nacional de fármacos”. Como es habitual en las explicaciones de las autoridades cubanas, esta situación se debe principalmente a las “trabas financieras derivadas del bloqueo”.
Dedicada a la producción de fármacos en forma de líquidos, Medilip es una entidad adscrita a BioCubaFarma que tiene sus instalaciones en la provincia de Granma. En los últimos tiempos, la producción de suspensiones, soluciones y emulsiones ha sufrido un descenso significativo, hasta el punto de que la fábrica granmense solo produce la mitad de su catálogo de medicamentos.
Tras alcanzar el récord anual de 33,5 millones de unidades producidas en el año 2013, Medilip ha ido cayendo en picado progresivamente. Entre ese año y hasta 2018, la fábrica producía anualmente entre 25 y 28 millones de unidades, lo cual significó un descenso del 25 por ciento de su máximo histórico.
Sin embargo, “a partir de 2019 no hemos podido rebasar los 20 millones de unidades”, explicó el directivo. Produciendo prácticamente a la mitad de su capacidad, el abastecimiento de las farmacias cubanas se ha resentido aún más.
Para Rodríguez Lora, esto es consecuencia del “recrudecimiento de las medidas restrictivas impuestas por el gobierno de Estados Unidos a Cuba”; algo que el directivo y Granma deberían pormenorizar ante la opinión pública, en vez de insistir hasta en cuatro ocasiones en el artículo que el embargo estadounidense es el responsable de la ineficiencia de esta empresa estatal socialista. Por mucho que lo repitan, los datos indican que se trata de una falsedad y un pretexto desgastado.
La prensa oficialista y los gobernantes cubanos no ofrecen datos de cuáles son los productos o bienes que no pueden importar de este país, quedándose en el viejo adagio monocorde del “bloqueo”. Pero como es conocido por una amplia mayoría de cubanos, el embargo estadounidense no impide la importación de alimentos y medicamentos al régimen, sino que no concede créditos al país, exigiendo el pago al contado en este tipo de transacciones.
El funcionamiento a media máquina de Medilip “también ha impactado en la estabilidad financiera de la fábrica, donde laboran unos 430 trabajadores”. Esta situación, sumada al “deterioro progresivo de parte de su equipamiento y precarias condiciones de trabajo que laceran el mejor desempeño laboral, así como las inevitables pausas en las investigaciones debido al déficit de reactivos y materiales de referencia importados”, empieza a generar “lógicas inquietudes” entre los trabajadores.
“El espíritu general en la fábrica siempre ha sido el de echar para adelante; si hay que quitar un componente de una máquina para que otra funcione se hace, si hay que trabajar un feriado aquí estamos, o si hay que quedarse después del horario habitual lo hacemos, pero para quienes nos encontramos directo a la producción en turnos de trabajo de 12 horas, el pago de las utilidades no ha sido todo lo bueno que quisiéramos», comentó a Granma el operario Edilberto Agüero Rubiet.
El impacto de la llamada “tarea ordenamiento” elevó los costes de producción de algunos fármacos cuyo precio de venta es inferior. Por ejemplo “la difenhidramina en suspensión para niños que tiene un precio de venta a la población de 0,50 centavos, y producirla cuesta alrededor de ocho pesos”. De ahí que Medilip no pueda incrementar los salarios de sus trabajadores, ni aun contando con los subsidios estatales a la producción.
"Para ello ya estamos en un proceso de revisión con el Ministerio de Finanzas y Precios de las fichas que afectan los costos minoristas y, por ende, los resultados financieros de la fábrica", explicó Liliana Céspedes Tamayo, directora económica de Medilip, avisando de posibles futuras subidas de precios en algunos medicamentos subsidiados por el ministerio de Salud Pública.
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