Los jóvenes que se manifestaron en la calle Obispo a finales de abril de 2021 en solidaridad con el artista Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro (MSI), se enfrentan a elevadas multas después de haber permanecido meses en cautiverio.
Citados junto a sus abogados en Villa Marista, principal centro de detenciones e investigaciones de la Seguridad del Estado, los seis jóvenes fueron informados de la posibilidad de llegar a un supuesto “acuerdo conciliatorio” tras el pago de 7,000 pesos de multa.
Ante la presencia de los instructores que llevan sus casos, los represores les informaron de la intención de la Fiscalía de “ponerle fin al proceso con la aplicación de una multa administrativa, según la nueva Ley de Procedimiento Penal”, indicó la periodista independiente Mary Karla Ares, una de las jóvenes detenidas por manifestarse ese día.
“Cumplir prisión por los supuestos cargos fabricados de Resistencia y Desórdenes Públicos es injusto y, además, pagar una cifra de dinero tan elevada es doblemente ilegal. Nos explicaron que, de no aceptar la sanción, el asunto continuaría hasta el Tribunal y ahí tendríamos que cumplir lo que dictara el juez”, expuso la joven.
"Lo tomas, o directo a prisión y te jodes", le dijeron a la periodista, quien –junto al resto de manifestantes- se negó al pago de la cifra que impuso la Fiscalía como sanción por ejercer sus derechos. No obstante, ante la perspectiva de volver a los calabozos, los jóvenes reclamaron que la multa no fuese tan elevada, accediendo al pago de una sanción de menor cuantía.
“El instructor ahí presente nos dijo que recibiríamos una nueva citación en la que nos darían respuesta final sobre el valor de la multa y que, a partir de que pagáramos la misma, automáticamente nuestra restricción migratoria sería retirada, lo que hacía alusión a una invitación para abandonar el país”, relató Ares este lunes en un post de Facebook.
La periodista compartió una foto y un video de los jóvenes a la salida de Villa Marista. Haciendo la letra “L” (de Libertad) con la mano, los activistas pidieron “libertad para los presos políticos”, “no más dictadura” y gritaron Patria y Vida.
“Al salir, comunicamos nuestro descontento con el sistema judicial cubano, que responde únicamente a los intereses del gobierno, al no existir separación de poderes en nuestro país”, refirió la periodista independiente.
Según su testimonio, a la salida del centro de detenciones era evidente el operativo policial que vigilaba sus pasos. “Más de tres agentes de la Seguridad del Estado nos observaban detenidamente, además de una patrulla parqueada en la misma esquina”, precisó.
“Nada de esto impidió que nos abrazáramos e hiciéramos un vídeo levantando la voz por la libertad de nuestros presos políticos”, añadió Ares, quien protagonizó junto a Esteban Rodríguez, Thais Mailén Franco, Inti Soto Romero, Ángel Cuza y Yuisan Cancio, una protesta inédita que dejó su huella en un año convulso para el régimen cubano, enfrentado al malestar de la sociedad civil por la falta de derechos y libertades, y la represión contra sus activistas.
Ocho meses y 17 días después de la manifestación pacífica de la calle Obispo, los seis jóvenes que fueron violentamente detenidos por exigir el fin del hostigamiento contra Otero Alcántara y el levantamiento del cerco que impedía llegar a su casa -donde el artista realizaba una huelga de hambre y sed-, denuncian la injusticia de la cual son víctimas y muestran su desacuerdo con el “acuerdo conciliatorio” que le extienden sus represores.
Con el integrante del MSI Esteban Rodríguez fuera de Cuba tras su destierro forzoso junto al periodista Héctor Luis Valdés Cocho, a cambio de la excarcelación (luego de 8 meses de prisión en cárceles de máxima seguridad), el grupo de jóvenes de la calle Obispo sospecha que pueden ser víctimas de una maniobra similar por parte de los represores cubanos.
Horas antes que Rodríguez, el régimen liberaba a los activistas Ángel Cuza Alfonso e Inti Soto Romero, mientras que Yuisan Cancio y Thais Mailen Franco eran excarcelados a finales de septiembre, luego de sufrir desatención médica durante los 5 meses que permanecieron en la prisión. En el caso de Ares, su permanencia tras las rejas se redujo a un mes, también por su delicado estado de salud.
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