La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos detuvo el sábado a 64 migrantes, 59 de ellos cubanos, en el desierto de Arizona.
El jefe del Sector Tucson de la Patrulla Fronteriza de EE. UU., John R. Modlin, dijo en Twitter que el grupo fue encontrado por agentes de la estación de Tucson al este de Sasabe, Arizona.
"Estaba compuesto en su mayoría por adultos de Cuba. Cinco eran ciudadanos de Guatemala y Honduras. El grupo fue transportado a Tucson para ser examinado y procesado médicamente", detalló.
La entrada irregular de cubanos por la frontera sur de Estados Unidos sigue imparable luego de que marcara una cifra récord de 16,550 personas en febrero, la mayor cantidad para un mes en más de dos décadas.
Este sábado trascendió que los agentes de la Patrulla Fronteriza que trabajan en el sector de la ciudad del Río, en Texas, detuvieron a más de 200 inmigrantes cubanos que ingresaron por el citado punto entre el 18 y el 21 de marzo.
Un reciente reporte oficial desglosó la cantidad de inmigrantes interceptados por las autoridades fronterizas en las citadas fechas y su distribución por países. Cuba sumó exactamente 212 inmigrantes en apenas cuatro días.
En los últimos días son numerosos los relatos de cubanos que cruzan el Río Bravo en las más variadas circunstancias, muchos de los cuales pierden la vida al ser arrastrados por la corriente impredecible del afluente.
Tal vez por ello, el desierto se ha convertido en otra de las alternativas más socorridas por los migrantes de la isla.
El pasado 15 de marzo los agentes rescataron a 77 inmigrantes, la mayoría cubanos, que intentaban cruzar desde el estado mexicano de Sonora hacia Arizona.
"Los traficantes continúan explotando a los inmigrantes de numerosos países para obtener ganancias", advirtió la Patrulla Fronteriza.
Un informe difundido en noviembre por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) precisó que más de 70,000 inmigrantes fueron víctimas de secuestros o tráfico de personas en México durante la última década.
El desierto de Arizona es un paso peligroso donde han muerto miles de migrantes de México y Centroamérica, muchos de ellos a manos de coyotes. Durante 2020, al menos 422 migrantes mexicanos murieron en su intento por cruzar la frontera hacia EEUU, lo cual obligó a la Patrulla Fronteriza a redoblar esfuerzos para rescatar a los migrantes en Arizona.
La caminata por el desierto puede durar más de tres días, hasta llegar a la carretera que lleva a Tucson, Arizona.
Las bandas criminales que controlan la zona muchas veces atacan a los emigrantes a la mitad del camino, dejándolos sin provisiones, sin agua y a veces hasta sin zapatos. En los meses de verano el desierto, además, alcanza elevadas temperaturas que causan decenas de muertes por deshidratación.
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