Anamely Ramos a cuatro días en protesta frente a la Casa Blanca

“La respuesta de Bachelet de apelar a las autoridades cubanas es un cinismo. No se manda a las víctimas con sus victimarios”, denunció, además, la activista.

Anamely Ramos a cuarto días frente a la Casa Blanca © Facebook/Anamely Ramos
Anamely Ramos a cuarto días frente a la Casa Blanca Foto © Facebook/Anamely Ramos

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Este artículo es de hace 2 años

La activista cubana Anamely Ramos lleva cuatro días plantada frente a la Casa Blanca, en Washington, en protesta por la actitud del gobierno de Estados Unidos frente al régimen de la isla.

“Cuarto día frente a la Casa Blanca. La respuesta de Bachelet de apelar a las autoridades cubanas es un cinismo. No se manda a las víctimas con sus victimarios. Esperemos que los Relatores de la ONU entiendan la gravedad de lo que está sucediendo y actúen en consecuencia”, dijo este jueves la académica cubana.


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Ramón se plantó frente a la Casa Blanca el pasado lunes 11 de julio en señal de protesta, porque considera que Estados Unidos tiene también responsabilidad en lo que está pasando en la Isla.

Captura Facebook/Anamely Ramos

"Llevo meses en Estados Unidos y nada se ha resuelto, no sólo para regresar sino tampoco de mi situación legal. Vuelvo a la calle y estaré frente a la Casa Blanca explicando que las aerolíneas americanas violan los DDHH por dinero", dijo en esa ocasión, que coincidió con el primer aniversario de las masivas manifestaciones contra el régimen de Cuba, además de denunciar que hay más de mil presos políticos y en peligro en la cárcel.

Este miércoles, a tres días de su protesta, afirmó que “el destierro es una forma de represión aberrante en el siglo XXI. ONU condena el destierro y al régimen cubano por perpetrarlo".

La activista cubana Anamely Ramos cumplió su tercer día frente a la Casa Blanca, en protesta por la actitud del gobierno de Estados Unidos frente al régimen de Cuba.

Anamely, a quien el régimen cubano le impide volver a su patria, explicó, además, por qué es necesaria una postura fuerte de la administración norteamericana frente a los desmanes del gobierno cubano para con sus ciudadanos.

Recordó que al llegar a Estados Unidos, en noviembre de 2021, fue transparente y aseguró que su intención era regresar a su hogar en La Habana.

"La primera vez que visité el Departamento de Estado no solo les conté de mis planes, sino que pregunté si el gobierno de los Estados Unidos había contemplado la posibilidad del escenario del regreso de los activistas cubanos. Si había previsto que podría existir un flujo distinto al flujo habitual de cubanos hacia acá. La respuesta fue que no. Les dije entonces que pensaran en eso, que yo creía firmemente que ese escenario era la próxima batalla a librar frente a una dictadura que ya había comenzado a coquetear con el destierro como herramienta de represión de nuevo tipo", dijo.

"Hoy estamos en julio y los acontecimientos me dan la razón. Controlar la frontera para Cuba es ahora mismo una necesidad y lo están logrando. El regreso, ya sea para vivir en Cuba o para visitar Cuba, es una estocada que ellos no están dispuestos a permitir porque saben lo que significa en términos políticos y simbólicos. Es obvio que no me refiero al regreso para llevar cosas", aclaró.

La activista cuestionó, además, a quienes les dicen a los cubanos que deben dejar de pedir a Estados Unidos que les resuelva sus problemas.

"Ok. Ayúdenos a regresar, pero a todos. El solo hecho de contemplar el regreso como posibilidad, dinamiza un tema tan aberrante como el de la movilidad de los cubanos, el de un pasaporte que es como la peste para el mundo, el de las salidas y entradas definitivas. Controlando las fronteras y todo lo relacionado a ellas nos precarizan como pueblo aún más. No debería existir tal cosa. Existe porque Cuba es una dictadura", subrayó.

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