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Fallece el actor cubano Mario Balmaseda

Murió en La Habana a los 81 años después de una prolongada enfermedad que limitó su creación artística en la etapa final de su vida.

Mario Balmaseda © Granma
Mario Balmaseda Foto © Granma

Este artículo es de hace 1 año

El actor Mario Balmaseda, figura emblemática del teatro, el cine y la televisión cubanos, falleció este sábado en La Habana a los 81 años, informaron a CiberCuba fuentes familiares.

Con la muerte de Balmaseda se va una época, una figura legendaria, carismática y de recio carácter dramático, que transitó por la actuación con desbordante talento, versatilidad y compromiso artístico. Un rostro que marcó la popularidad de películas, piezas teatrales y series dramatizadas en el panorama cubano por las últimas cinco décadas.

Balmaseda murió en horas de la tarde después de un prolongado padecimiento de Alzheimer que fue mermando sus capacidades físicas. La noticia fue luego confirmada por fuentes del Consejo de las Artes Escénicas y el Ministerio de Cultura.

Mario Federico Balmaseda Maurisco nació el 19 de enero de 1941 en La Habana, y desde muy pequeño tuvo contacto con el arte. Su madre era declamadora y su padrastro fungía como abogado de varios centros nocturnos y casinos.

Pero su primer contacto con el mundo del espectáculo lo tuvo gracias a su prima, la vedette cubana Digna Zapata.

A finales de la década de 1960 formó parte de la primera Brigada de Teatro Obrero Campesina y luego estudió en el histórico Seminario de Dramaturgia de Teatro Nacional de Cuba.

Escribió algunas piezas teatrales como resultado de esas experiencias iniciales y de sus contactos con Eugenio Hernández Espinosa, e incluso llegó a recibir un premio por una de ellas, Fila de sombras, que estrenó el Conjunto Dramático de Oriente.

Integró el mítico Ocuje, bajo el magisterio y la dirección de Blanco, y allí forjó su fibra dramática con sus primeros papeles importantes en espectáculos de rigor y ambiciones artísticas.

Al desaparecer Ocuje arrastrado por la ola de dogmatismo y acoso oficial contra el movimiento teatral cubano, Balmaseda pasó a integrar el Teatro Político Bertolt Brecht, grupo donde tendría un papel de consagración encarnando a Vladimir Ilich Lenin en la obra El Carillón del Kremlin.

En el Teatro Bertolt Brecht tuvo también a su cargo la dirección de Andoba (1980), obra del dramaturgo Abraham Rodríguez que constituyó un hito de popularidad y desencadenó una vibrante discusión pública sobre el marginalismo y las conductas de los "aseres" en la sociedad cubana.

En 1971 llegó al cine con Los días del agua, del director Manuel Octavio Gómez y, desde entonces, apareció en múltiples películas cubanas durante décadas.

Fue justamente en el cine donde cobró fuerza su popularidad y se reafirmó su talento actoral, en películas que señalan momentos inolvidables de la filmografía cubana contemporánea como El hombre de Maisinicú (1973), De cierta manera (1974), La última cena (1976), Se permuta (1983) y Papeles secundarios (1989).

En el cine logró uno de los personajes más convincentes de toda su carrera: el Antonio Maceo de Baraguá (1986), bajo la dirección de José Massip. Siendo un filme que fue recibido discretamente por la crítica y el público, Balmaseda logró un Maceo de carne y hueso, más allá de la aureola de ídolo patriótico que envuelve a la figura histórica del Titán de Bronce, codeándose con una constelación de celebridades entre las que figuraron José Antonio Rodríguez, Nelson Villagra, Sergio Corrieri, Omara Portuondo, Aramís Delgado, Adolfo Llauradó y Luis Alberto García.

La actitud de Balmaseda para asumir el personaje histórico habla de su responsabilidad como artista. Para un actor curtido en papeles como Lenin y Bolívar, la tarea protagónica fue asumida como un reto de altos quilates y máxima entrega.

"¿Qué pasaba por la mente de Maceo en esos años, cómo lo llevaba a cabo, de qué manera lo exteriorizaba? Yo podía equivocarme quizás en el teatro con otros personajes, ¿pero fallarle al pueblo cubano en el cine con la imagen de Antonio Maceo? Sería algo tremendo. Así, pues, tenía esa presión y un cierto temor. Fueron los días en que me pasaba horas enteras encerrado en la casa con un vestuario similar al de la película, sufriendo y amando al personaje. Además, a Maceo había que interpretarlo también a caballo e hicimos entrenamiento de equitación para buscar la soltura y la dignidad con que él cabalgaba", recordó el actor en una entrevista sobre su desempeño en Baraguá.

Su llegada a la pequeña pantalla fue a través de las Aventuras de Juan Quinquín, la telenovela Un bolero para Eduardo y la serie En silencio ha tenido que ser, donde dio vida al agente Reinier, de la Seguridad del Estado, contacto directo de David, protagonizado por Sergio Corrieri.

Hizo también las telenovelas Cruz de nadie, Piel y Pedacito de cielo durante una estancia en Venezuela, donde residió entre 1992 y 1995.

Sus última aparición en el cine fue en la película La obra del siglo (2015), de Carlos Quintela, en la que interpreta a un anciano entre las ruinas de la frustrada central nuclear de Juraguá, en Cienfuegos.

Balmaseda es el único actor cubano que cuenta con los máximos galardones en tres manifestaciones artísticas: el Premio Nacional de Teatro (2006), el Premio Nacional de Televisión (2019) y el Premio Nacional de Cine (2021).

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