Cuatro años después del hallazgo de los restos de un miliciano cubano desaparecido durante la batalla de Playa Girón, un equipo forense de Matanzas logró confirmar que estos pertenecen al soldado Máximo Ramón Jaureguí Díaz, quien era procedente de Cienfuegos y tenía 20 años en 1961.
El Equipo de Trabajo de Antropología Forense (ETAF) del Servicio Provincial de Medicina Legal de Matanzas informó que gracias a la la aplicación de diversas técnicas como la osteoscopía y osteometría en el análisis de ADN de los restos humanos hallados en 2019 permitió confirmar, de manera absoluta, que la osamenta pertenece al joven miliciano, mártir de Girón, citó la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
En una conferencia de prensa esa entidad explicó que se cotejaron muestras del combatiente y de sus parientes vivos, para estudiar marcadores genéticos, como los polimorfismos del cromosoma Y, que permitió demostrar su línea paterna.
Jaureguí Díaz perteneció al Batallón 339 de Cienfuegos y cayó mortalmente herido en Caleta del Rosario, ubicado en la Ciénaga de Zapata (sur de Matanzas), y desde allí lo trasladaron unos 10 kilómetros hasta Playa Girón, donde fue enterrado en una fosa individual.
Norge Estupiñán Rodríguez, jefe de Tanatología del Servicio, dijo que el 28 de agosto de 2019 mientras se abría una zanja hidráulica se encontraron restos humanos en un sector en reparación adyacente al hotel Playa Girón, muy cerca del mar.
Comenzaron las labores de la recuperación de los restos. El el lugar se encontró el ajuar militar del joven y un carné de armamento a nombre de Jaureguí Díaz.
Los restos presentaban un 84 por ciento de deterioro. Se determinó que la muerte ocurrió "hace más de 50 años por el nivel de desmineralización de las piezas óseas y dientes, y el enraizamiento de las plantas más próximas", citó la ACN.
El análisis encontró fragmentos de esquirlas de metal (metralla) en los arcos costales y en la pelvis del miliciano, que "era de baja estatura, con ancestría europoide, y pertenecía a una familia de ocho personas, de ellas cinco hombres", reveló Monzón González.
Aunque todos fueron a la guerra él fue el único que no volvió, agregó el experto.
Joel Monzón González, jefe del ETAF, dijo que en el estudio participaron médicos legistas, antropólogos y odontólogos forenses, peritos criminalistas e historiadores. Las pruebas de ADN se realizaron en el Laboratorio Central de Criminalística en La Habana.
Tras el hallazgo de los restos óseos en Playa Girón en 2019, los investigadores cubanos informaron que también habían sido encontrados otros dos nombres de combatientes fallecidos en la invasión de abril de 1961 y que hasta ahora no habían sido incluidos en la relatoría oficial de los hechos, que consta de 156 caídos.
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