El médico cubano Alexander Jesús Figueredo Izaguirre recibió su tarjeta de residencia y agradeció al gobierno de Estados Unidos, por acogerlo y permitirle rehacer su vida.
"Muchos se preguntarán por qué se alegran los cubanos al recibir la residencia americana. (...) Serían inciertas mis palabras para demostrar lo que se siente como ser humano residente de un país que le brinda a uno todos los recursos, posibilidades, habilidades para ser algún día un triunfador sin tener que agradecerle tu status a ningún presidente de turno o sistema en curso, porque todo está plasmado en la constitución del país más grande en cuestión de humanidad de este planeta", dijo el doctor Figueredo.
En su criterio, la residencia estadounidense ha sido como "ser adoptado y recibir un documento con el apellido de la madre que te adoptó y devolvió la felicidad a tu vida, quitada por un sistema ortodoxo, arcaico y obsoleto lleno de envidia, dolor, miseria, podredumbre y odio llamado comunismo y Partido Comunista de Cuba".
El médico agradeció a todas las personas que lo apoyaron tras su llegada a Estados Unidos en 2022, cuando logró entrar el país después de superar una dura ruta migratoria y cruzar la frontera con México.
"Gracias a todos los americanos que trabajan, pues por sus impuestos recibí ayuda para sobrevivir en mis inicios, para comer, conseguir trabajo y todo a través de fundaciones humanitarias e iglesias que ayudan a los emigrantes", señaló.
En su nueva etapa de vida, él también estará en el grupo de personas que contribuyen con sus impuestos a ayudar a otros emigrantes a conseguir en Estados Unidos "la libertad que en sus países jamás tuvieron".
El doctor Figueredo en Cuba fue expulsado de su trabajo como médico y el régimen le prohibió ejercer su carrera de medicina por sus ideas políticas.
Sin embargo, en Estados Unidos ha logrado trabajar vinculado al sector de la salud y está luchando por revalidar su título.
Al recibir la residencia Figueredo también recordó los tiempos en que trabajaba en el oriente de Cuba, en Río Cauto, donde atendía más de 60 pacientes en la consulta de Urología y luego debía ir a la parada de autobuses a esperar que pasara alguien que lo llevara hasta Bayamo, porque no había transporte nunca para los médicos.
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