La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó su informe del año 2024 sobre inversión extranjera directa (IED) en la región y no refleja ni un solo dato sobre Cuba.
“La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha publicado su informe 2024 sobre inversión extranjera directa. Proporciona datos para todos los países de la región, excepto Cuba. De hecho, la palabra Cuba no aparece en el informe”, observó en sus redes sociales el economista cubano Pedro Monreal.
Acorde al resumen ejecutivo del Informe, la inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe atraviesa “un momento sumamente desafiante, ya que la región se encuentra en una crisis del desarrollo que se expresa en tres grandes trampas: una trampa de baja capacidad para crecer, caracterizada por un crecimiento económico bajo, volátil, excluyente y no sostenible, una trampa de alta desigualdad, con baja movilidad y cohesión social y una trampa de baja capacidad institucional y de gobernanza poco efectiva”.
En sus más de 180 páginas, con análisis, gráficos y tablas, no es posible encontrar ni un solo dato sobre la inversión extranjera en Cuba, a pesar de que el régimen cubano utiliza esta definición como uno de los pilares de su propaganda, amplificando a través de los medios oficialistas informaciones sobre el “crecimiento” y los “beneficios” de las inversiones extranjeras para la economía.
“La absoluta ausencia de mención a Cuba en el informe anual de inversión de CEPAL contrasta con el relato oficial cubano que presenta el país como una ventajosa plaza de inversión en América Latina. Ante la falta de evidencia, ese relato se queda en la propaganda”, diagnosticó Monreal en su publicación.
Acorde a la CEPAL, analizar las dinámicas de la inversión extranjera directa y cómo estas se vinculan con las políticas de desarrollo productivo resulta fundamental “para diseñar políticas que permitan aprovechar del mejor modo posible el potencial que tienen las inversiones de empresas transnacionales para apoyar a que los países y sus territorios enfrenten la trampa de bajo crecimiento”.
Sin embargo, para el gobierno de Miguel Díaz-Canel, los datos de esta actividad económica deben permanecer en secreto, como también consideró el dictador Fidel Castro y su hermano, que cedió el testigo al líder de la “continuidad”.
Con los datos publicados por los gobiernos de la región, el informe de la CEPAL detecta que el descenso general de la IED en la región se debe a “las caídas de entradas en los dos países con mayor participación en las entradas totales, el Brasil (-14%) y México (-23%)”.
“En América del Sur, Argentina y Chile experimentaron un aumento (57% y 19%, respectivamente). En Centroamérica y en el Caribe se recibieron más inversiones que en 2022 (12% y 28%, respetivamente). En Centroamérica casi todos los países recibieron más IED, destacándose el crecimiento en Costa Rica (28%) y Honduras (33%), mientras que el aumento en el Caribe se debe sobre todo al incremento de las entradas en Guyana (64%) y la República Dominicana (7%)”, señaló el informe.
Asimismo, la CEPAL observa que “Estados Unidos y la Unión Europea se mantienen como los principales inversionistas, aunque se recibieron menores inversiones desde el primero”.
“Como conclusión general, salvo excepciones, la IED continúa concentrándose en sectores y países que ofrecen recursos naturales y mano de obra relativamente barata. Esto refuerza las ventajas comparativas existentes, sin que ello sea, sin embargo, un resultado inevitable. Más bien, representa una invitación a que las políticas de desarrollo productivo potencien y transformen esas ventajas estáticas en ventajas dinámicas”, indicaron los expertos.
Más allá de la lectura económica que realiza el organismo regional, el Informe de la CEPAL muestra que los gobiernos de los países latinoamericanos (con sus políticas de un signo u otro) procuran ofrecer información veraz y objetiva, en un ejercicio de transparencia que revierte en estrategias y herramientas más eficaces para gestionar la riqueza nacional y avanzar en el camino a sociedades más desarrolladas. Algo que, para los gobernantes de Cuba, suena a chino.
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