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Algo importante debe haber faltado en la “jabita” con la que el régimen cubano premia a sus fieles servidores de la prensa oficialista, pues esta semana estalló una polémica entre los voceros de Palacio que ha arremolinado hasta las cenizas de La Roca de Santa Ifigenia.
Los protagonistas de esta pequeña, pero sintomática “fractura” del régimen no han sido otros que Michel Torres Corona, presentador del tóxico programa Con Filo -en remojo en la parrilla de la Televisión Cubana-, y Leticia Martínez Hernández, jefa de prensa de Palacio y community manager del gobernante Miguel Díaz-Canel.
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El detonante de la polémica fue una publicación en Facebook a propósito de la celebración del IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). El comunicador que antaño fuera “azote” de opositores, activistas y periodistas independientes, emitió una opinión que hizo saltar las alarmas en Palacio.
“Un Congreso de lo unido -contra zanjoneros, plattistas y entusiastas de la restauración liberal- es lo que necesitamos, donde discutamos a camisa quitada y se decida un curso único para la Revolución. Basta de bandazos y remilgos. Es hora de recuento y contraofensiva. El pueblo quiere justicia social y soberanía; quiere líderes y no dirigentes, compañeros y no señores. Para luego es tarde. Sentido del momento histórico, sentido de urgencia...”, dijo Torres Corona.
De inmediato sonó el teléfono rojo en el Departamento Ideológico del PCC y la llamada de la Contrainteligencia fue transferida a Palacio. En su despacho, la humilde Martínez Hernández se encendió de ira mientras le ponían al tanto de la osadía del oso panda, y salió corriendo a las redes para poner al subalterno en su lugar, firme contra la pared.
“¿Decidir un curso único? ¿Justicia social? ¿Soberanía? ¿Líderes? ¿En qué momento perdimos todo eso que clamas con un ‘para luego es tarde’?, preguntó la jefa de prensa de Díaz-Canel, al ver que el insumiso hablaba en nombre del “pueblo” y expresaba el desiderátum popular de tener “líderes y no dirigentes”, y peor aún: “compañeros y no señores”.
Con el asesor de Díaz-Canel romanceando en España con la Marilyn Monroe de La Colmenita, yendo de compras al Corte Inglés y luciendo un outfit de marcas de lujo, el hijo de Lis Cuesta Peraza convirtió de la noche a la mañana a su padrastro en un pelele aburguesado, al que otros mindunguis y comecandelas proletarios empiezan a cuestionar su legitimidad en el poder.
“Leticia, no sé si lo perdimos, pero no creo que lo tengamos claro. Al menos yo no lo veo claro. Por eso hay que discutirlo y ponernos de acuerdo, lo antes posible”, se apresuró a contestar Torres Corona a la guardiana de las narrativas oficialistas.
Como toda buena trama, la polémica entre periodistas oficialistas sumó otras voces y actores secundarios como Paquito de Cuba (Francisco Rodríguez Cruz), la 'ciberclaria' Iramís Rosique, la periodista de la ACN, Ana Ivis Galán García, o la profesora de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (UCLV), Tamara María Ortiz Méndez, compañera de trabajo de la madre de Leticia, la también profesora de la UCLV, María del Carmen Hernández Carús.
“Que pregunten al pueblo a ver si es cierto que esos temas no son urgentes. Y sí; hay pérdida de justicia social. Y sí; ya no vemos un curso único. Y sí; ya no vemos Líderes de esos que conocimos y tuvimos el privilegio de compartir. Hay verdades que deben ser escuchadas, dolorosas pero necesarias. Lo que hoy vivimos es un cruel recordatorio de que la historia, patria y universal, no es solo para estudiarla sino también para aprender de ella”, opinó Galán García.
Oliendo a chamusquina, Torres Corona se apresuró a matizar algunos de los comentarios que provocó su publicación. “Me maravillo cómo desde la oficina de la presidencia lo tienen todo tan claro. Mundos paralelos”, dijo la usuaria identificada como Betty Pairol, quien mezcla en su perfil propaganda del régimen con “iluminaciones” sobre su naturaleza actual, que dejan en evidencia la injusticia social imperante y la desigualdad, como en el caso del “joven empresario revolucionario” Sandro Castro.
“Betty, prefiero que no hagamos del intercambio un convite de acusaciones y emplazamientos. En la oficina de la presidencia se trabaja mucho por Cuba y no creo que se arroguen una claridad inexistente e imposible. Es mejor, más atinado, que nos llamemos todos los que nos sintamos revolucionarios a pensar sobre soluciones, en conjunto y sin divisiones estériles. ¿Qué hacer? Esa es la cuestión. Y la respuesta debe ser una construcción colectiva”, contestó en manso tono Torres Corona.
Cuatro amargos tragos más tarde, volvía Torres Corona a llorar su suerte. “¿Qué hacer si desde donde tienen las mayores responsabilidades políticas lo tienen todo ‘tan claro’?”, se preguntó entrecortado por el hipo y el resentimiento.
“Es mi interpretación: ‘si aquí no ha pasado nada’, ‘todo está igualito’, ‘y ahora este de qué habla’. La cegatez o miopía política pesa más cuando se vive enajenado y se siente peor cuando me toca sufrirla. Tú sabes lo que se ha debatido en este país sobre desigualdad social y cuanto se alertó desde la academia para que se bajen ahora con la preguntica: ¿Justicia Social? ¡Le zumba!”, añadió el afilador de la tele.
Pero todo no fueron palos a Leticia, que para eso está Paquito de Cuba, íntimo de la pareja palaciega, bufón particular de la “no primera dama” y canelista de pro en sus ratos de inspiración.
“Cuando la gente empieza a decir ‘Hay que hacer esto o aquello’ con aires no de brújula, sino de bruja marxista; o a pretender hablar en nombre del pueblo, yo desconecto el plug”, dijo el enchufado periodista.
“Francisco, a muchas mujeres las quemaron por brujas. No tengo problema alguno si me toca ser parte de ese aquelarre”, le contestó la “bruja marxista” de Torres Corona. Luego se mandaron abrazos y cariños, pero los puñales ya estaban volando en las redes.
Apareció también en escena Rosique, con las agallas dilatadas por falta de oxígeno. “Ojalá todos los compañeros entendieran que defender un proyecto que está en peligro es mucho más importante que defender a un hombre, por muy querido que este sea”, dijo con un hilo de voz saliendo entre sus bigotes.
Apuntando a Díaz-Canel, Rosique se lanzó de lleno al barro. “No hay que exculpar, ni defender ni tampoco juzgar ni culpar a ningún nombre: ¡lo que hace falta es salir de esta cuesta abajo en cuyo abismo no sobrevivirán ni el proyecto, ni los hombres ni los muertos!”.
“¿Cuáles son las vías de participación popular para defender el proyecto que está en peligro?”, preguntó a Rosique la profesora del Alma Mater de Díaz-Canel. “¿Alguien se acuerda de lo que es un Estado obrero?”, insistió Ortiz Méndez.
Mientras tanto, el personaje centro de la atención de esta polémica, el gobernante que el pueblo llama “puesto a deo” y otros sonoros epítetos, no tuvo mejor idea para demostrar su liderazgo “continuista” que convocar una Marcha del Pueblo Combatiente… en la que seguro veremos a Torres Corona, a Leticia, a Iramís y a Paquito de Cuba, sonrientes y con su respectiva camiseta de eslogan revolucionario.
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