Autoridades cubanas reconocen faltantes en bolsas de yogurt para los niños de Villa Clara

Un exempleado de la propia planta pasteurizadora advierte que solo se trata de una de las tantas situaciones que allí se suceden a diario propiciadas por el descontrol. Aseguró que los propios administradores saben que las máquinas dispensadoras no envasan la cantidad establecida, «pero no hacen nada para ajustar el sistema, pues a ellos mismos les conviene», explica.

Yogur de soya para niños en Santa Clara © Collage CiberCuba
Yogur de soya para niños en Santa Clara Foto © Collage CiberCuba

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Este artículo es de hace 6 años

Muchas madres villaclareñas recibieron, por fin, la confirmación gubernamental de una vieja queja: las bolsas de leche o yogurt de soja, que el estado les asigna a sus hijos en dependencia de la edad de estos, traen menos contenido del establecido.

Desde hace años las familias del territorio han denunciado el robo flagrante del que son objeto, pero sólo ahora se admitió por parte de las autoridades del gobierno una substracción que resulta alarmante, en momentos en que tanto se habla de una nueva política de protección al consumidor.


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Según el informe resultante del cuarto recorrido-sorpresa, (la nueva moda de control que se ha adoptado en Villa Clara luego de la designación de Díaz-Canel como presidente), las máximas autoridades del partido y el gobierno en la provincia detectaron que en la empresa pasteurizadora se sellaban las bolsas de yogurt con un faltante de 80 mililitros cada una, lo que equivale a su vez a 80 centímetros cúbicos del producto.

Aunque una parte del yogurt que se produce se comercializa de manera liberada, se trata de una fracción mínima, que muchas veces se pierde a mitad de camino sin llegar a los puntos de venta, los principales afectados son los niños que reciben lácteos de manera racionada.

Trabajadores/ Heriberto González

Las bolsas de yogurt que el estado vende en las bodegas de la isla, están destinadas a garantizar el desayuno de cada niño cubano menor de 13 años. De cada bolsa supuestamente deben sacarse cuatro vasos para igual número de días, de modo que un faltante siempre es notable en medio de tanta estrechez.

Pero si bien se trata de una cantidad significativa para los consumidores individuales, mucho más llamativas resultan las cifras globales, en una provincia donde diariamente se producen miles de bolsas que se contabilizan como litros, cuando en realidad solo contienen 0.92 L.

Un exempleado de la propia planta pasteurizadora advierte que solo se trata de una de las tantas situaciones que allí se suceden a diario propiciadas por el descontrol. Aseguró que los propios administradores saben que las máquinas dispensadoras no envasan la cantidad establecida, «pero no hacen nada para ajustar el sistema, pues a ellos mismos les conviene», explica.

Para que se tenga una idea, por cada 10 mil litros de yogurt de soja que se envasan en la provincia, hay un excedente de 800 litros, que nadie sabe a dónde van a parar. Los balances y reportes productivos aseguran a las instancias superiores “cumplimientos de los planes” cuando en realidad las cifras están trucadas y el pueblo es el que lleva las de perder, sobre todo los niños.

«Últimamente la han cogido por hacer recorridos para descubrir el agua tibia, y anotarse puntos mostrándose como héroes, pero yo misma llamé muchas veces al Partido Provincial, para denunciar ese robo, porque eso es un robo al pueblo, y nunca hicieron nada. Ahora tampoco harán nada», asegura Greysi Escobar, madre de dos hijos y ama de casa santaclareña.

De hecho, las autoridades de políticas no han anunciado la adopción de una sola medida contra los infractores tras el rosario de señalamientos, indisciplinas y violaciones detectadas en anteriores recorridos.

El propio conductor que dio a conocer las conclusiones de la última inspección sorpresiva en la emisora provincial CMHW expresó: «Esto alienta la risa, es como un programa de Pánfilo, donde están señalando que hay muchas ilegalidades, pero ellos como autoridades que son no hacen nada. Sigan señalando los problemas, que llegará un momento en que de tanto señalar y no actuar perderán toda la credibilidad».

No es primera vez que, en Villa Clara o Cuba, la leche y el yogurt de soja son motivo de controversia por los actos de corrupción en torno a su distribución, o por la calidad de los mismos. Hace varios años atrás, cuando los lácteos se expendían a granel, algunos análisis de laboratorio llegaron a demostrar que estos productos eran adulterados sistemáticamente con agua, y entonces se culpó a los intermediarios, carreros y dependientes de aquellos actos.

De tal suerte, las irregularidades en cuanto a la calidad y la cantidad fueron los argumentos determinantes para que se decidieran envasar esos productos; pero desde entonces los desvíos se producen en las mismas fábricas.

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